Por David Malpass

(Del Banco Mundial para Grilla en el Poder) Los países en desarrollo enfrentan un conjunto extraordinario de desafíos. La deuda es más cara, lo que subraya la importancia de tener políticas fiscales prudentes.

A medida que la crisis de la deuda se ha desencadenado en muchos de los países más pobres del mundo, la atención se ha centrado en la búsqueda de reestructuraciones de la deuda individuales a través del Marco Común del Grupo de los Veinte (G20).

Esto sigue siendo una prioridad, pero la implementación continúa de manera lenta y carece de la previsibilidad necesaria para brindar confianza a deudores y acreedores.

En la mesa redonda sobre la deuda soberana a nivel mundial (i) y en la conferencia del Banco Mundial Breaking the Impasse in Global Debt Restructuring (Superar la encrucijada en la reestructuración de la deuda mundial) realizada el 26 de abril se analizaron las reestructuraciones de la deuda eficaces y la sostenibilidad de la deuda.

En el segundo evento también se abordaron maneras de evitar la acumulación excesiva de deuda y preguntas apremiantes sobre las consecuencias para la sostenibilidad de la deuda de una caída de las reservas internacionales netas a un valor negativo cuando los países recurren a instrumentos similares a la deuda, como las líneas de crédito recíproco.

Después de la reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del Grupo de los Siete (G7) que se celebrará esta semana en Japón, publicaremos las conclusiones iniciales de una reciente iniciativa de conciliación de la deuda, que evidencian numerosos desafíos técnicos a la hora de acordar los montos de la deuda que se deben tratar en una reestructuración.

Los presupuestos de los países en desarrollo se ven gravemente afectados en un contexto de reducción del acceso a los mercados y ayuda extranjera limitada. No cabe duda de que el financiamiento para el desarrollo debe aumentar, y que los países tienen que gestionar mejor los recursos.

Esto pone de relieve la urgente necesidad de contar con políticas fiscales prudentes para evitar una acumulación excesiva e inmanejable de la deuda. Los grandes problemas fiscales surgen de decisiones relacionadas con el gasto y los impuestos procíclicas e ineficientes, combinadas a menudo con la monetización del déficit fiscal.

Como resultado, se socava la estabilidad macroeconómica, las monedas locales y la inversión, dejando una deuda insostenible.

Los países en desarrollo enfrentan un conjunto extraordinario de desafíos. La deuda es más cara, lo que subraya la importancia de tener políticas fiscales prudentes.

Mientras tanto, las presiones sobre el gasto para satisfacer necesidades apremiantes en salud, educación, infraestructura, costos climáticos y desarrollo del sector privado han aumentado muchísimo.

En el discurso que pronuncié el 30 de marzo en Níger, antes de las Reuniones de Primavera del Grupo Banco Mundial y el FMI, abogué por las medidas de alivio de la deuda y la reanudación de los flujos de recursos externos, y también insté a adoptar reformas de políticas, como el aumento de la eficiencia y la moderación del gasto, la eliminación de los subsidios excesivos y regresivos y de las exenciones impositivas, y la ampliación de la base tributaria.

Se justifica plenamente mejorar la disciplina fiscal adoptando normas fiscales que aumenten la confianza y sirvan de sustento a los responsables de formular políticas y los inversionistas, y ayuden a evitar los ciclos de auge y caída. También se necesita un mayor compromiso fiscal con respecto a las inversiones para la preparación ante desastres naturales y emergencias sanitarias; esto ayudará a los países a reducir el costo de las catástrofes y la acumulación de deuda insostenible cuando se producen desastres.

Fortalecer el sector privado en los países en desarrollo y atraer capital privado del exterior serán medidas clave para afrontar los desafíos de financiamiento. El programa del Grupo Banco Mundial de facilitación del capital (i) privado pone una atención especial en las reformas que promuevan la actividad empresarial y en el fortalecimiento de la movilización de recursos privados nacionales y extranjeros.

A medida que las economías avanzadas absorben una porción cada vez mayor del capital mundial, esto es más urgente que nunca.

El informe Business-READY, que se publicará próximamente, y un nuevo hincapié en todo el Banco en nuestros estudios de diagnóstico sobre el sector privado de los países pueden ayudar a estos últimos a identificar los obstáculos principales al crecimiento del sector privado y especificar reformas útiles.

Para ayudar a satisfacer las necesidades de preparación, el financiamiento contingente a través de instrumentos de seguro y CAT-DDO puede ayudar a proteger las finanzas públicas cuando surgen emergencias.

Un tema clave que se analizó en la conferencia del 26 de abril fue la evaluación de la sostenibilidad de la deuda y la urgente necesidad de una mayor transparencia de la deuda. Es difícil avanzar en la sostenibilidad y la reestructuración de la deuda cuando el monto de esta es poco claro.

La falta de transparencia comienza con los contratos de deuda individuales que contienen cláusulas de confidencialidad para evitar el escrutinio público o depender de cuentas de fondos en custodia y el uso de garantías.

El problema de la transparencia se ve exacerbado por informes sobre la deuda inadecuados de los distintos países. Esto hace más difícil evaluar la sostenibilidad de la deuda y reestructurar obligaciones insostenibles.

En las deliberaciones de nuestra conferencia sobre la deuda en abril se puso énfasis en la necesidad de ajustar los análisis de sostenibilidad de la deuda de los países de ingreso bajo para incorporar mejor los instrumentos semejantes a deuda complejos, los costos climáticos y la rápida expansión de la deuda interna.

Las conversaciones también se centraron en cuestiones técnicas importantes, como el tratamiento de las líneas de crédito recíproco, los pasivos contingentes, la deuda de las empresas estatales cuando existe una fuente de ingresos conocida, y los instrumentos con garantía asimilables a la deuda.

Una preocupación fue el déficit de “caja negra” en algunos países entre sus reservas brutas, las reservas brutas utilizables y las reservas netas, y la falta de transparencia en torno a las líneas de crédito recíproco y sus usos.

El próximo examen del Marco de Sostenibilidad de la Deuda para los Países de Ingreso Bajo (LIC DSF) que llevarán a cabo el Banco Mundial y el FMI ofrece una buena oportunidad para saber cómo se pueden abordar algunas de estas cuestiones, manteniendo al mismo tiempo el análisis de la sostenibilidad de la deuda (i) (DSA) lo más sencillo y claro posible.

El Banco Mundial ha actuado para mejorar la transparencia de la deuda, pero aún queda mucho por hacer. Estamos trabajando arduamente para que las estadísticas sean más exhaustivas y estén a disposición de todas las partes interesadas.

El sistema de notificación de la deuda externa (i) sigue siendo la fuente más importante de información verificable sobre la deuda externa de los países de ingreso bajo y mediano. Se ha ampliado la cobertura y la precisión de dicho sistema, y se están realizando esfuerzos adicionales para incorporar módulos sobre la deuda interna.

A través de la Política de Financiamiento Sostenible para el Desarrollo, incentivamos a los países clientes de la AIF a implementar medidas concretas que mejoren la sostenibilidad fiscal, la transparencia de la deuda y la gestión. También abogamos firmemente por el fortalecimiento de las prácticas de divulgación de las transacciones públicas, y destacamos los enfoques de buenas prácticas para la divulgación a nivel de las transacciones (i).

Es necesario avanzar más en los informes sobre la deuda, que a menudo no son suficientes debido a que los sistemas son obsoletos y deficientes. La conciliación de los datos sobre la deuda es desafortunadamente larga y ad hoc, como lo demuestran los recientes casos del Marco Común de Chad y Zambia.

Además, los acreedores bilaterales que no pertenecen al Club de París y los actores del sector privado no tienen mucho interés en compartir datos desglosados sobre la deuda.

Y si bien recientemente se produjeron algunos avances bajo la presidencia de Japón del G7 en la conciliación de los saldos de deuda pendiente para 2021 de los países de la AIF, es importante ampliar la conciliación a los países de ingreso mediano e involucrar a un grupo más amplio de acreedores.

Además, en el siglo XXI, ya es hora de que en los informes y la conciliación de la deuda se utilicen tecnologías modernas para que estos procesos sean precisos y oportunos.

Con respecto a la facilitación de la reestructuración de la deuda, en la conferencia se analizó la necesidad de volver a equilibrar las facultades de los acreedores y deudores en este proceso, dada la falta de un marco referido a las quiebras soberanas.

Si la reestructuración de la deuda es la única solución, el proceso debería apuntalar más a los países deudores para lograr una resolución rápida. Se pueden considerar múltiples herramientas (i). Existe la posibilidad de incluir, por ejemplo, una cláusula agregada de acción colectiva en todos los nuevos instrumentos de deuda de los sectores oficial y privado y de equivalentes de deuda.

Otras medidas que podrían facilitar las reestructuraciones son limitar las recuperaciones de los acreedores, proteger los activos soberanos de los embargos o incorporar una cláusula de “acreedor más favorecido”.

El último enfoque es actualmente contemplado por Sri Lanka; tiene como objetivo asegurar que, si algún acreedor recibe del país deudor una oferta mejor que la acordada en la reestructuración, dicha oferta se extienda a todos los demás acreedores. Una medida como esta incentiva a los acreedores a aceptar condiciones de reestructuración comparables.

Los países en desarrollo enfrentan un conjunto extraordinario de desafíos. La deuda es más cara, lo que subraya la importancia de tener políticas fiscales prudentes. Es poco probable que se retorne a épocas de tasas de interés ultrabajas, por lo que no se puede dar por sentado que los países puedan endeudarse y refinanciar la deuda.

En muchos países se necesitan reformas significativas para restablecer la estabilidad macroeconómica, pero los Gobiernos, por el contrario, están reduciendo las reservas y utilizando los ahorros internos.

Esto empeora el problema de la deuda mes a mes, perjudicando las perspectivas de nuevas inversiones y de crecimiento.

Un sistema de resolución de la deuda soberana que reúna a deudores y acreedores en las primeras etapas del proceso, que concilie la deuda pendiente de manera rápida y que ofrezca mejores incentivos a los acreedores para participar en las reestructuraciones puede hacer que la arquitectura existente ayude más a los países en desarrollo que enfrentan desafíos de sostenibilidad de la deuda.

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