Violeta Contreras García

Cada año, se generan alrededor de 50 millones de toneladas de residuos electrónicos en el mundo: montañas de teléfonos celulares, tabletas, computadoras, televisores, monitores, microondas, consolas de videojuegos y una larga lista de aparatos, que se desechan al comprar artefactos más modernos o porque dejan de funcionar.

La mayoría de la población desconoce qué sucede con ellos después o no se pregunta si, al tirarlos a “la basura”, lo está haciendo de la forma adecuada. A diferencia de lo que sucede con lo orgánico e inorgánico, no hay un espacio determinado en los contenedores, de las casas o en las calles, que señalen que ahí debe ser depositado el smartphone que ya dejaste de usar o que ya no enciende.

A veces, si hay más conciencia, ese dispositivo va a parar a las manos de algún familiar, amigo o conocido para tener una segunda vida. Pero en el peor de los casos puede tener un manejo inadecuado que termine liberando sustancias tóxicas para el medio ambiente.

Para 2050, la Organización de las Naciones Unidas estima que la humanidad generará 120 millones de toneladas de desechos electrónicos. Mientras la montaña va en aumento, en la actualidad únicamente se recicla alrededor del 20 por ciento de los residuos.

En este preocupante contexto, Ana de Saracho, directora de Asuntos Públicos, Regulación y Negocio Mayorista de Telefónica Movistar México, advierte que los operadores de telecomunicaciones son parte de la cadena de suministro de aparatos tecnológicos, por lo que deben involucrarse activamente en lo que sucede con estos equipos de punta a punta.

“Nosotros también somos comercializadores de estos equipos y, si bien no somos los fabricantes, sí somos una empresa que vende equipos; nosotros los ponemos en manos de las personas y entonces como tal nos consideramos corresponsables”.

“Justamente en esta economía circular, somos parte de la cadena y por ende tendríamos que estar preocupados en el end to end, desde punta a punta, sobre qué es lo que está pasando con estos equipos”, destaca en entrevista con DPL News Ana de Saracho.

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Por esa razón, Telefónica se alió desde 2021 con Remsa (Residuos Electrónicos México) para promover el reciclaje de montañas de aparatos electrónicos y reducir la huella de carbono de la tecnología. Remsa pone la expertise para procesar teléfonos celulares, computadoras, televisores y hasta microondas, con el fin de extraer los materiales que pueden tener otra vida útil.

Las baterías, los circuitos, las tarjetas, los cristales, el litio y hasta el oro que pueden contener estos aparatos electrónicos son susceptibles de reciclarse. Remsa se encarga de manejarlos bajo cuidadosos procesos y luego ponerlos a disposición de quien los necesite: instituciones educativas, empresas o fabricantes, por ejemplo.

Telefónica facilita el primer salto que suele ser el más difícil: es muy común que las personas tengan artefactos en casa que ya no usan, pero de los cuales se olvidan o no llevan a reciclar por falta de tiempo, ganas o procrastinación. Generalmente, los residuos electrónicos no se reciclan ni se reutilizan porque no existe esa cultura en México, y es más fácil tirar los aparatos al bote de la basura.

Para impulsar que se reciclen los aparatos electrónicos, la alianza entre Remsa y la empresa de telecomunicaciones posibilita la logística para que la recolección de los artefactos sea gratuita y ágil.

Ana de Saracho explica que Telefónica acerca a las personas al reciclaje de los residuos electrónicos. A través de su sitio Web, pueden solicitar que vayan hasta sus domicilios a recolectar de forma gratuita los aparatos electrónicos (mínimo cinco) que probablemente tienen guardados en un cajón. Los paquetes luego son llevados al centro de reciclaje de Remsa y ahí comienza el desensamble.

Remsa y Telefónica Movistar se proponían reciclar tres toneladas de residuos electrónicos para 2024. Hasta finales de 2022, revela Saracho, los resultados de su colaboración habían permitido recolectar más de 12 toneladas de residuos electrónicos.

Esto quiere decir que la meta inicial ya fue superada. Por eso, ahora se proponen multiplicar por ocho su objetivo inicial y llegar a las 25 toneladas de reciclaje de residuos electrónicos para el próximo año.

El segundo generador de residuos electrónicos

México es uno de los principales países generadores de basura electrónica en el mundo, pero se recicla un porcentaje muy bajo de los enormes volúmenes de aparatos. En 2021, el país produjo mil 292 toneladas de residuos de este tipo, y se posicionó como el segundo mayor generador en América Latina y el Caribe, de acuerdo con datos de Statista.

Uno de los más grandes riesgos de la basura electrónica es que contienen materiales como metales pesados y sustancias potencialmente tóxicas que pueden ocasionar serios daños a la salud humana, el medio ambiente, el suelo o los mantos acuíferos a los que van a parar.

La ejecutiva de Telefónica considera que aún falta mucha concientización y comprensión acerca de la importancia de disminuir estos desechos. Si no se actúa en consecuencia para reducir los residuos electrónicos, advierte que para el 2050 vamos a necesitar un planeta nuevo en el cual vivir.

Por eso, Ana de Saracho resalta la relevancia de promover modelos de economía circular, en los que el consumo electrónico se haga de forma responsable y sostenible. Esto implica no sólo reciclar sino también reutilizar, dar múltiples usos a los aparatos, repararlos cuando sea posible y disminuir la generación de residuos.

Sin embargo, las y los consumidores finales también suelen encontrar barreras para prolongar la vida útil de sus dispositivos y aparatos tecnológicos. Muchos productos se diseñan de tal forma que duran sólo un tiempo determinado o quedan obsoletos (la obsolescencia programada), lo cual incentiva a las personas a comprar el teléfono o la computadora más nueva; o, en otros casos, no pueden ser desarmados o reparados.

Al mismo tiempo, aunque los dispositivos electrónicos sigan funcionando, existe una percepción de que se vuelven obsoletos y se necesita comprar el modelo más reciente, a medida que los fabricantes sacan nuevos productos al mercado, a veces sólo con un cambio de imagen.

La directora de Asuntos Públicos, Regulación y Negocio Mayorista de Telefónica México señala que a la hora de adquirir un dispositivo es importante revisar su impacto ambiental. La compañía de telecomunicaciones pone a disposición en su sitio Web un Eco Rating, que brinda una guía a los usuarios acerca del impacto medioambiental de sus teléfonos móviles.

Cada dispositivo recibe una calificación de 0 a 100, la cual indica qué tan sostenible y respetuoso es con el planeta, tomando en cuenta los criterios de durabilidad, reparabilidad, reciclabilidad, eficiencia climática y eficiencia en el uso de recursos o materias primas.

Los fierros de Telefónica también se reutilizan

Telefónica también busca aplicar una visión sostenible al interior de sus operaciones y en su red. Desde 2019, el operador ha emprendido un proceso de desmontaje de su red de acceso. Todos esos fierros, asegura Ana de Saracho, no van a parar a la basura ni se desperdician, sino que en su mayoría encuentran otra vida útil.

En 2019, la empresa anunció que devolvería todo el espectro radioeléctrico que tenía concesionado en México, debido a que los altos precios de este recurso le impedían seguir manteniendo esa parte de la red, y pactó un acuerdo con AT&T para tener acceso a su infraestructura de última milla y continuar brindando servicios de telefonía e Internet a la población.

A mediados de 2022, la compañía dijo que la migración de su tráfico a la red de AT&T ya había concluido, por lo que ahora se enfoca en el desmantelamiento de la infraestructura que ya no utiliza. La ejecutiva asegura que el enfoque de sostenibilidad ha prevalecido en todos estos trabajos.

“Cuando decidimos establecer este proyecto, sabíamos que tendríamos que cumplir con nuestra responsabilidad de retirar las infraestructuras y esto implica mucho porque al final es mucho trabajo y son muchas torres” a nivel nacional, “y prácticamente hay que dejar todo como si no hubiéramos estado”.

“La reutilización y el reciclaje siempre deben de ser el primer camino, porque siempre es muchísimo más sencillo darle una segunda vida directa a todos estos materiales y a todos estos equipos. Y eso es lo que se ha intentado”, señala.

Hasta ahora, la compañía ha desmontado 118 mil elementos de infraestructura pasiva y activa, de la cual 32 por ciento se ha vendido principalmente a filiales hermanas en otros países donde opera Telefónica y a empresas de torres; el 48 por ciento se ha reciclado, y el 6 por ciento lo ha reutilizado Movistar México.

Para este 2023, Telefónica desincorporará 2 mil 654 sitios más de su red, los cuales también se buscarán reutilizar, revender o reciclar. La meta de la firma de origen español es que todos los elementos desmontados no se desperdicien ni sean enviados a rellenos sanitarios.

Sin embargo, las ciudades del país tienen distintos procedimientos para tratar los residuos. Únicamente en la Ciudad de México, todos los desechos de demolición de las losas de cimentación que soportan las torres de telecomunicaciones se envían a reciclar. No sucede lo mismo en el resto del país.

Por ello, la empresa promueve entre los arrendatarios de los sitios que conserven estos elementos estructurales para evitar que terminen en rellenos sanitarios, donde pueden permanecer en el olvido. Y cuando esto no es posible, el compromiso de Telefónica es restaurar los ecosistemas para evitar cualquier posible daño causado por los residuos.

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