En los últimos 10 años, se construyeron en América Latina y el Caribe 18 fibras submarinas, que buscaron reemplazar y dar mayor respaldo a la primera generación de cables submarinos que aterrizó en la región a finales de los 90 y principios de los 2000.

En la última década se desplegaron en total 156 mil kilómetros de fibra submarina, lo que es equivalente a 12 vueltas completas a la Tierra.

Entre los cables construidos destacan el AMX-1, el Sistema de Cables Pacífico Caribe (PCCS), el Seabras -1, el Tannat, el Brusa, el Monet, Curie, Malbec, Mistral y el más reciente Firmina, entre otros.

Todas estas nuevas implementaciones, sumadas a las fibras más antiguas, hicieron que el ancho de banda internacional de Internet en América Latina alcanzara 157 Tbps en 2023, un crecimiento de 34 por ciento anual, según datos de Telegeography.

A esta nueva ola de fibras submarinas se sumarán por lo menos siete nuevos cables, de los cuales cuatro conectan Centroamérica y Caribe con Estados Unidos: el TAM-1 de Trans American Fiber, el CSN-1 de Telconet, el GD-LN1 de Gold Data y Liberty Networks, y el Tikal-AMX3 de América Móvil y Telxius.

Quizás uno de los proyectos más relevantes es el cable submarino Humboldt, la fibra submarina que unirá América del Sur, desde Chile, con Asia-Pacífico, un proyecto que involucra a varios países, el banco CAF y Desarrollo País de Chile. A esta iniciativa recientemente se sumó Google como financista. El proyecto espera concretarse en 2026.

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