Por Valeria Romero
(dpl news) ¿Serías capaz de modificar tu cuerpo con tecnología para ser más inteligente, más fuerte o vivir más tiempo? Repasamos las bases del transhumanismo y las tecnologías emergentes que ya están aplicando los principios de esta corriente.
El mundo moderno nos ha vendido la idea de ser cada vez mejores tanto física, cognitiva, moral y emocionalmente. Pensemos en las personas que toman medicamentos o ‘suplementos’ que prometen potenciar su rendimiento físico, sexual y de memoria, o que pueden cambiar sus emociones tomando antidepresivos.
También podríamos tomar en cuenta a las personas que tienen un marcapasos implantado para ayudar a controlar su frecuencia cardíaca. Estos son ejemplos del inicio de una era de seres transhumanos que ya tenemos a nuestro alrededor y que son socialmente aceptados.
Pero, ¿qué es un ser transhumano? Un transhumano podría definirse como la evolución del homo sapiens actual, una especie con mayores capacidades físicas, intelectuales y psíquicas, que no padece de las limitaciones biológicas de la condición humana como las enfermedades, el sufrimiento, el envejecimiento e incluso la muerte.
La tecnología es la clave para la evolución de los humanos
Un transhumano se asemeja a la descripción de un personaje de ciencia ficción, con superhabilidades e inmortalidad. Pero en el mundo real, el transhumanismo se trata de una corriente intelectual y cultural que sostiene la inevitable extinción de la raza humana como la conocemos, para que ésta sea sustituida por un modelo mejor, más inteligente y longevo, con mejores condiciones para vivir.
De acuerdo con los transhumanistas, esta transformación de los humanos hacia una raza ‘superior’ sólo se puede llevar a cabo a través del desarrollo tecnológico y el avance de la ciencia.
Entre las principales disciplinas de las que se vale el transhumanismo se encuentran la ingeniería genética, nanotecnología, biotecnología, neurología, tecnologías de la información, ciencia cognitiva, Inteligencia Artificial y realidad simulada; incluyendo otras futuras e hipotéticas tecnologías como la transferencia mental, así como la preservación química cerebral y criónica.
De acuerdo con datos de la firma de análisis Gartner, el aumento humano o Humano 2.0, que consiste en el uso de tecnologías para aumentar las capacidades físicas y cognitivas humanas, fue una de las 10 principales tendencias tecnológicas de 2020.
Mientras que un estudio elaborado por Kaspersky descubrió que más de la mitad de las personas encuestadas (63%) considera aumentar las capacidades de su cuerpo mediante la tecnología, ya sea de forma permanente o temporal.
Asimismo, un 88 por ciento de las personas teme que su cuerpo pueda ser hackeado por ciberdelincuentes, y un 39 por ciento cree que las tecnologías de aumento humano pueden ser peligrosas para la sociedad y deberían ser reguladas por los gobiernos.
El transhumanismo se divide en varias corrientes de pensamiento, algunas más radicales que otras. Pero existen dos vertientes que son consideradas como las principales: la Cibernética y la Biotecnológica.
La primera tiene que ver con la informática, que consiste en la utilización de la Inteligencia Artificial, robótica y otros dispositivos para lograr una simbiosis entre la máquina y el humano, creando como resultado final el cyborg. En esta categoría entran otras tendencias prácticas del transhumanismo más radicales, como los biohackers.
En cuanto a la corriente Biotecnológica, tiene que ver con los recursos generados por la ingeniería genética y la biología sintética, con el fin de modificar los genes de la especie humana para conseguir mejoras a largo plazo.
En última instancia, esta vertiente busca la creación de una especie posthumana que sería descendiente inmediata de los humanos actuales, pero con mejores cualidades, como una mayor inteligencia, fortaleza y longevidad.
Bioconservadores
De igual forma que en la revolución industrial aparecieron los “anti-industrialistas” (aquel movimiento que se oponía al reemplazo de los trabajadores humanos por máquinas), los críticos del transhumanismo se denominan “bioconservadores”.
El principal argumento de los bioconservadores es que el mejoramiento humano podría representar una amenaza para los seres humanos actuales, porque los post humanos podrían llegar a querer establecer un dominio y una supremacía injusta.
Esto puede ser comparado con el uso de esteroides, en el que si un atleta los usa en los deportes, tiene una ventaja sobre los que no lo hacen. Las personas que decidan invertir en modificar su cuerpo con implantes neuronales también tendrían una gran ventaja, a nivel profesional y educativo, frente a los que no tengan las mismas modificaciones.
Por otro lado, la nueva especie de posthumanos probablemente vería a los humanos como seres inferiores, incluso salvajes y esclavos, tal y como hoy hacemos con algunos grupos étnicos o con los animales.
Tecnologías que ya están implementando los creyentes del transhumanismo
En la actualidad, la mayoría de las personas nos relacionamos con teléfonos inteligentes, relojes, aplicaciones y toda una serie de gadgets que nos ayudan a recopilar datos sobre nuestra salud y bienestar. Sin embargo, ya existen personas y empresas que están dispuestas a llevar esta integración tecnológica un paso más allá.
Desde implantes hasta la modificación genética, estas son algunas tecnologías que ya están rompiendo los límites entre el ser humano y las máquinas:
Implantes NFC o RFID
Los implantes de microchips son una de las tecnologías más populares entre los actuales biohackers.
NFC significa comunicación de campo cercano y permite que los teléfonos, tabletas o computadoras, por ejemplo, compartan datos con otros dispositivos. Mientras que la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID) es muy parecida a NFC, pero la diferencia es el rango de alcance que se limita a unas cuatro pulgadas.
Implante RFID de 12mm x 2mm, dentro de una cápsula de vidrio, junto a un fósforo. Foto: BBC
Las personas que optan por ponerse estos implantes los pueden colocar en la parte posterior de la mano, directamente entre el pulgar y el dedo índice, o a lo largo de la muñeca.
Imagen de rayos X donde se muestra la posición del implante. Foto: BBC
Los entusiastas del biohacking afirman que con estos chips tienen la ‘mejor memoria del mundo’ porque pueden dejar de memorizar claves y contraseñas para desbloquear puertas, computadoras, teléfonos celulares; arrancar sus autos; e incluso pagar con su tarjeta de crédito con sólo pasar su mano por un lector.
A pesar de los supuestos beneficios, el hecho de implantarse un chip conlleva un riesgo inminente de hackeos. Pero los entusiastas de esta práctica afirman que hasta un smartphone se puede convertir en el espía perfecto, por lo tanto, llevar un minúsculo dispositivo que guarda apenas 1 kilobyte con datos no puede hacer un daño mayor.
Neuralink
Neuralink es la empresa de investigación del multimillonario Elon Musk, conocido por otras compañías de alta tecnología como Tesla y SpaceX. En DPL Tech ya hemos hablado de los últimos avances en el desarrollo de su chip neuronal.
Lo interesante de la compañía es que comparte la visión futurista de Musk, que podría incluso ser considerada transhumanista. Su pensamiento lo ha llevado a ser un firme defensor de lograr lo que él llama una “especie de simbiosis” entre humanos e Inteligencia Artificial.
La tecnología de Neuralink tiene como objetivo que una computadora u otro dispositivo digital se comunique directamente con el cerebro de forma inalámbrica. Por ejemplo, a través de la lectura de información del cerebro, una persona con parálisis puede controlar el mouse o el teclado de una computadora. O bien, la información se puede volver a escribir en el cerebro, como restaurar el sentido del tacto.
Aunque, la tecnología de interfaz cerebro-máquina (BMI) ya existía mucho antes de que Elon Musk presentara Neuralink, lo relevante de su propuesta es que la compañía ha logrado unir diferentes tecnologías para empaquetarlo en un bonito chip comercial.
El dispositivo llamado Link pretende tener muchas aplicaciones médicas, como ayudar en el tratamiento de enfermedades degenerativas tipo Alzheimer o Parkinson, e incluso en el control de adicciones.
Pero lo que realmente le interesa a Musk es crear un dispositivo que le permita a la humanidad abordar el inevitable riesgo existencial asociado con la superinteligencia digital. “No podremos ser más inteligentes que una supercomputadora. Por lo tanto, si no puedes vencerlos, únete a ellos”, dijo Musk.
A partir de esta premisa, el empresario ha hecho varias declaraciones fantasiosas respecto a las habilidades mejoradas que el chip de Neuralink podría conceder.
Durante una aparición en un podcast en 2019, Elon Musk señaló que Neuralink podría en el futuro “resolver muchas enfermedades relacionadas con el cerebro”, mencionando el autismo y la esquizofrenia como ejemplos.
Mientras que en 2020, Musk dijo que la gente podrá “guardar y reproducir recuerdos” como en “Black Mirror” y llamará telepáticamente a su automóvil. También ha dicho que podremos reproducir música directamente desde nuestro cerebro o controlar los niveles hormonales, como la liberación de oxitocina, serotonina y otras sustancias químicas del cerebro, ayudando a mejorar la estabilidad emocional.
Sin embargo, muchos expertos siguen mostrándose escépticos en torno a la tecnología de interfaz neuronal mejorada como la de Neuralink. El principal argumento es que existen grandes problemas éticos con el simple hecho de realizar una cirugía cerebral en una persona sana.
Bebés modificados genéticamente
En noviembre de 2018, el mundo se conmocionó con la llegada de los primeros bebés genéticamente modificados. El científico chino, He Jiankui, anunció el resultado de sus experimentos con el nacimiento de las gemelas Lulu y Nana, cuyo ADN fue modificado con el fin de ayudarlas a ser inmunes a una posible infección con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).
El nacimiento causó controversia entre la comunidad científica. Además de haber sido sentenciado a tres años en prisión, He Jiankui fue condenado entre sus colegas por haber cruzado las líneas de la ética en la investigación científica y la medicina.
He Jiankui presentando sus hallazgos durante la Segunda Cumbre Internacional sobre Modificación del Genoma Humano en la Universidad de Hong Kong.
La técnica más común, eficaz y barata para editar genomas es CRISPR (se pronuncia “crisper”, por las siglas en inglés ‘repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas’). De hecho, Jiankui utilizó la proteína ‘Cas9’ para cambiar los genes de las gemelas.
En pocas palabras, dicha tecnología permite cortar y pegar fragmentos específicos del ADN dentro de una célula. Los científicos pueden programar las proteínas conocidas como ‘Cas’, que son las encargadas de combatir a los virus, para unirlas a la célula junto con un trozo de ácido ribonucleico (ARN) y de esta forma cambiar las características de un organismo.
Es como editar un video: se corta en el lugar preciso en que se quiere hacer la modificación y se extrae una secuencia, o bien se inserta otra distinta en su lugar y se vuelve a pegar la cinta.
Si bien esta tecnología tiene el potencial de transformar la medicina como la conocemos, la modificación de los genes puede resultar en cambios adicionales a los deseados con posibles consecuencias negativas.
En el experimento de Jiankui se modificó el ADN de Lulu y Nana cuando todavía eran un cigoto, por lo que es posible que los cambios realizados se transmitan a sus descendientes, lo que provocará cambios irrevocables en la especie humana que no fueron planeados.
Microplaca con embriones modificados
Las distintas aplicaciones de la edición genética tienen complejas implicaciones técnicas, legales y éticas. Aunque algunos países aprueban la creación de embriones humanos para experimentos científicos, en ningún país se aprueba la implantación de embriones editados genéticamente para dar lugar al nacimiento de un bebé.
Como otras tecnologías que hemos repasado, la principal preocupación de ésta es que se emplee para fines distintos al médico, como inducir cambios drásticos para “mejorar la especie humana”. Por ejemplo, generar bebés más inteligentes o elegir características físicas como el color de los ojos o la estatura.
Por ahora, tendremos que esperar a que Lulu y Nana cumplan 18 años para ver los resultados de uno de los experimentos transhumanistas más controvertidos de la historia.