Una de las principales causas de la desaparición del bosque de niebla y de las especies que lo habitan es el cultivo de café. Sin embargo, un estudio en el que se evaluó el impacto que tiene en diversos organismos esta transformación del ambiente, señala que existe una manera de cultivar café y conservar un porcentaje importante de la riqueza de especies de la vegetación del bosque de niebla y de los hongos microscópicos saprobios que se encuentran en él.
La doctora en ciencias biológicas Gabriela Heredia Abarca, del Laboratorio de Micromicetos del Instituto de Ecología (Inecol), se ha dedicado a estudiar a los hongos microscópicos saprobios, los cuales pueden encontrarse en diversos ambientes, y que en la naturaleza al alimentarse de materia orgánica inerte tienen un papel fundamental en el equilibrio de los ecosistemas.
Uno de los aspectos que la investigadora Heredia Abarca estudió junto con su colega Rosa Arias Mota, también del Inecol, es el impacto que tiene en los hongos saprobios el cultivo de café en lo que antes era bosque de niebla (uno de los ambientes predilectos para sembrar café por los requerimientos climatológicos de este cultivo), tal como sucede en Veracruz, estado en donde la transformación de este tipo de bosque en fincas cafetaleras ha sido una constante.
“Al hablar del cultivo del café en realidad nos referimos a diversos tipos de cafetales: el cafetal tipo monocultivo bajo sol, el cafetal a la sombra en el que se utilizan diferentes plantas para acompañar al cultivo, el cafetal rústico con policultivo en donde las plantas que dan sombra al café están integradas a la vegetación del bosque. Además, está el cultivo que tiene manejo agrícola (fertilizantes y manejo de hierbas a mano o con químicos) y que en algunos casos es intensivo”, explicó la especialista que tiene entre sus líneas de investigación el análisis de las respuestas de la micobiota edáfica saprobia a las perturbaciones naturales y al tipo de manejo de los agroecosistemas.
Como parte del proyecto interdisciplinario BIOCAFÉ, que arrancó a finales de 2003 y cuyo objetivo principal fue evaluar los cambios en la diversidad del bosque de niebla por el establecimiento de cafetales con diferente tipo de manejo y estructura vegetal, ambas investigadoras determinaron los cafetales que conservan mejor las comunidades de hongos microscópicos saprobios del suelo, y las prácticas agrícolas que pueden dañar a estas comunidades de organismos.
El estudio estuvo enfocado en comparar la diversidad de hongos saprobios del suelo en cinco fincas cafetaleras con diferente estructura vegetal e intensidad de manejo, y en un área con bosque de niebla. Para ello se utilizaron técnicas específicas para el aislamiento de las especies (a través del lavado de partículas del suelo), lo que permitió identificar y cuantificar las colonias de hongos saprobios presentes en las muestras del suelo.
De los resultados obtenidos, Heredia Abarca señaló que todos los sitios presentan una alta diversidad de hongos. Pero al analizar la información con detenimiento detectaron que las especies dominantes (que aparecían con mayor frecuencia) eran distintas en el bosque y en los cafetales, por lo que el cambio del bosque a un cafetal tiene efecto en la composición de las comunidades; es decir, en qué especies de hongos se encuentran en cada sitio y en la cantidad en la que está presente cada una.
“En cafetales con mayor tecnificación (con uso de fertilizantes y herbicidas) y con menor cobertura arbórea para dar sombra al cultivo del café, algunas especies son abundantes y otras tienen una presencia baja, a diferencia del bosque y de los cafetales con mayor cobertura vegetal, en donde las especies estaban en un nivel similar de abundancia”, señaló la micóloga.
En los sitios con mayor tecnificación, continuó la también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, varias de las especies dominantes identificadas en el estudio eran potencialmente patógenas. “Los cultivos intensificados con utilización de herbicidas y fertilizantes fosfatados pueden ocasionar la selección de especies patógenas que bajo determinadas condiciones ambientales se pueden manifestar, y al no tener competidores ocasionar daños al cultivo”.
Así, en los cultivos de café con manejo agrícola más intenso y menor cobertura vegetal, están presentes de manera dominante varias especies del género Fusarium, algunas de ellas causantes de enfermedades en las raíces de las plantas que resultan devastadoras, como la enfermedad de Panamá en el plátano.
Lo resultados de este estudio, publicados en uno de los 21 capítulos del libro Agroecosistemas Cafetaleros de Veracruz en el 2008, no han perdido vigencia, ya que fundamentan científicamente la importancia que tiene el cultivo del café bajo sombra (incluyendo el cafetal rústico), como una práctica amigable con el ambiente, ya que conserva un porcentaje importante de la riqueza de especies de la vegetación del bosque de niebla y de los hongos microscópicos saprobios que se encuentran en él.
“Esta información, sin duda, debe llegar a los tomadores de decisiones para que se le dé apoyo a quienes tienen cultivos de café bajo sombra, porque con esto estarían contribuyendo a mantener la diversidad de los hongos saprobios y de otros organismos como insectos y polinizadores”, mencionó la doctora Gabriela Heredia.
Lo anterior, consideró la especialista en hongos microscópicos saprobios, resulta relevante en el contexto del estado de Veracruz, en el que existe una tendencia para desaparecer el bosque de niebla —uno de los ecosistemas más diversos y que brinda importantes servicios ambientales como la captura de agua y de carbono— y los cafetales de sombra, esto con el fin de convertirlos en cañaverales, lo cual es preocupante porque la caña de azúcar es un monocultivo altamente demandante a nivel ecosistémico y que termina con la diversidad.