El martes pasado 15 de febrero de este 2022 ocurrió la primera señal de paulatina unidad del gremio periodístico mexicano, ingenuamente incitada por los cotidianos odios que se siembran desde Palacio Nacional durante todas las mañaneras.

Tal parece que el presidente Andrés Manuel López Obrador y su improvisado jefe de prensa, Jesús Ramírez Cuevas, ignoran lo que realmente están provocando con el escenario montado todos los días en esas “conferencias de prensa”, ubicando como protagonistas verbales, que no presenciales, a un puñado de periodistas que nunca han comulgado con su causa política. ¿Tiempos de sus venganzas por el poder que ostentan?

Y también tal parece que tampoco se dan cuenta que el verdadero grito de los periodistas está en las calles de todo el país, clamor que en Palacio Nacional se ha ignorado, porque el inquilino principal está más dedicado a intentar matar de hambre a ese puñado de enemigos, mientras a otros periodistas, ajenos a ese conflicto, los están matando con balas desde las instancias delictivas. ¿Así generaliza el presidente su ya histórico, aberrante y etiquetado tengan para que aprendan?

Pero el escenario se está saliendo de control y la unidad del gremio comenzó desde la Cámara de Diputados, de inmediato siguió en el Senado de la República y continuó en el propio Palacio Nacional.

En el primer recinto parlamentario los reporteros que cubren la fuente informativa se voltearon, dieron la espalda a los legisladores de Morena durante la sesión pública ordinaria del martes, al tiempo que gritaban su inconformidad por el asesinato de colegas que está ocurriendo en diversos estados del país.

Lo mismo ocurrió en el Senado de la República, donde los reporteros y camarógrafos retiraron micrófonos y cámaras cuando los legisladores morenistas llegaron al lugar de conferencias de prensa para pretender expresar todo su apoyo al presidente de la República.

Y el día siguiente, este miércoles, en Palacio Nacional, los reporteros que asisten a las mañaneras le anunciaron a López Obrador que en protesta por el constante asesinato de periodistas, se abstendrían de formular preguntas, y solo la representante del portal de Miguel Badillo evitó sumarse al gremio y se desató con un rosario de cuestionamientos favorables al mandatario.

La pregunta es si de veras el presidente no asimila el escenario que le está inyectando a su “cuarta transformación” o si de veras pretende dejar en el libro sexenal de su gobierno páginas bañadas de sangre.

Esto, porque, en los hechos, la historia de su obra reseñará episodios marcados con sus abiertos odios, acompañados de frases fingidas de supuestos respetos y protección para todas las clases sociales, pero con capítulos de franca división social.

Hora de necesaria reflexión.