Durante este sexenio se buscará que el bachillerato sea una prioridad nacional, pues no se puede poner en riesgo a la población de 15 a 17 años que se hará cargo de este país en el futuro cercano, manifestó la subsecretaria de Educación Media Superior, de la Secretaría de Educación Pública, Tania Rodríguez Mora.

Esas personas requieren de la atención y cuidados del conjunto de instituciones que las acompañan en sus trayectorias escolares y vitales -familia, escuela, medios de comunicación, entre otros-. Una forma será la implementación del programa “La escuela es nuestra”, que apoyará con infraestructura que ayude a la integración social de sus comunidades escolares, indicó.

Al participar en el Foro “Educación con Perspectiva de Cuidados”, organizado por el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE), de la UNAM, la funcionaria abundó:

Se iniciará con esta estrategia -que hasta ahora solo se aplica en la educación básica- para que los planteles estén en buenas condiciones, “que los patios tengan techumbre y los jóvenes puedan estar allí sin que les llueva; jugar, hacer un coro, una clase de zumba, hacer lo que ellos quieran y propongan”.

Los fondos del programa se utilizarán según las decisiones que se tomen en asambleas, en las que participarán los estudiantes. Esto puede construir la noción de que la escuela es nuestra y que me cuida y nos la apropiamos; además de que los jóvenes se articulen, trabajen en equipo para resolver un problema en común.

Que se privilegie la ética, la cooperación y se erradique la competencia salvaje, aseguró Rodríguez Mora, en el Foro moderado por la directora del IISUE, Gabriela de la Cruz Flores.

En tanto, la coordinadora del Seminario Cuidados para la Vida y el Bien Común de la UNAM, Estela Roselló Soberón, explicó que la educación pública y privada podría hacer la diferencia en la transición a las sociedades de cuidados a las que han urgido organismos internacionales.

Cuidar significa, en primer lugar, no dañar a nadie ni nada; mantener y prevenir, acompañar a sanar y a reparar aquello que ha sido herido, vulnerado o roto, expuso.

“En ese sentido, en un mundo como el nuestro, tan necesitado de acciones solidarias y responsables para hacer frente a grandes desafíos y restaurar lo que se ha dañado, aprender a cuidar tendrá que ser sinónimo de aprender a habitar el mundo desde la compasión, desde la crítica constructiva y la conciencia plena de que mi vida tiene valor, sentido y significado, en tanto que busca lo bueno, no solo para mí, sino también para mi comunidad y los demás”, expresó.

Esto es lo que la nueva educación pública y privada con perspectiva cuidadora tendría que enseñar en todos los niveles escolares y a lo largo de la vida de las personas, agregó.

Roselló Soberón refirió que las escuelas son recintos que transmiten conocimientos básicos y también espacios privilegiados para que niñas y niños, adolescentes y jóvenes aprendan conocimientos útiles para cuidar y en donde se promueva los valores de reciprocidad, corresponsabilidad e interdependencia.

En su oportunidad, la secretaria de Programas Institucionales de la Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Araceli Mejía Olguín, puntualizó que este bachillerato universitario ha ajustado sus programas de estudio y brinda asignaturas que apoyen a los jóvenes a la resolución de problemas y vean al ser humano de manera integral.

En cada uno de los cinco planteles que integran este sistema, detalló, se atienden problemáticas particulares, a fin de que alumnas y alumnos se sientan cuidados, seguros.

De igual forma, el académico de la Prepa Ibero, Pedro Valero Puertas, apuntó que en su institución trabajan en el cuidado de la persona. Esta práctica implica el conocimiento profundo del otro, tener confianza y poder conversar. Está en la base de la formación que ofrecen a sus estudiantes y hay un andamiaje institucional que le da impulso.

Destacó la importancia de tener este acompañamiento, pues actualmente los jóvenes enfrentan desafíos más graves que no saber matemáticas. Por ejemplo, cómo afrontar ser excluidos de un grupo, acosadas o acosados; la manera de lidiar con el duelo y el dolor; de qué manera incorporan experiencias traumáticas o la violencia que presencian; las desigualdades, entre otros.

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