*A más votos, más responsabilidad

La votación más alta para un Presidente de la República, lograda por Andrés Manuel, trae consigo un mayor compromiso de responder a las expectativas que creó.

Dicen que el bono democrático que los mexicanos le otorgamos puede diluirse pronto o perder el gran ascendiente que ganó, si no cumple sus promesas de campaña; pero se espera que tendrá buen cuidado en corresponder.

Ha lanzado proyectos, programas llamativos, que son discutidos, aceptados o reciben el beneficio de la duda; pues falta conocer cómo y con qué dinero realizarlos, porque el presupuesto estará listo hasta fines de septiembre.

De sus nombramientos de colaboradores, unos son aceptados, otros discutidos y aun rechazados, y el más controvertido es el de Manuel Bartlett.

Nadie niega su larga lista de cargos públicos, unos muy importantes; pero aun otros colaboradores de López Obrador le han lanzado culpas por hechos muy notorios, de los que no puede escapar.

El nuevo presidente vigilará que sus segundos no caigan en actos de corrupción como los que les imputan, y estará presto a sancionarlos ejemplarmente para que de veras destierre esa pesada lacra de nuestra vida política, pues eso no se logrará por ósmosis del ejemplo del jefe.

Todos los días da noticias el ya próximo Presidente Electo y está en labios de la opinión pública, porque el ejecutivo saliente le dejó el campo libre ante la contundencia de su triunfo y quizá porque ya quiera irse a descansar.

A partir del miércoles, al declararlo el TRIFE Presidente Electo, se acelerará la entrega-recepción; será casi dueño de la situación, recibirá más misiones de otros países e invitaciones para visitarlos y abrir nuevos caminos de colaboración.

Se resolverán más rápido cuestiones controvertidas como el Nuevo Aeropuerto, disminuirán su inversión total requerida (sin afectar el erario por concesionarse), los problemas hidráulicos del Lago de Texcoco y las demandas de los llamados pueblos autóctonos.

Así se atenderían las recomendaciones de las agencias internacionales de inversión, como Moody’s, contra el interés de grupos interesados entorpecedores.

En términos generales la gente está contenta con las medidas de austeridad dictadas por Obrador, como bajar sueldos y percepciones de legisladores y altos funcionarios y el financiamiento a los partidos políticos y eliminar las pensiones a los expresidentes.

Ojalá no haya desbandada de la alta burocracia hacia empleos privados mejor remunerados, ni se dé pie a que lleguen sustitutos impreparados y voraces.

Parece que la descentralización de dependencias federales va a repensarse por los trastornos y el gran financiamiento que requiere.

Se espera que el nuevo mandatario se asiente paulatinamente y asuma su papel de Jefe de Estado sobre la inercia del candidato presidencial de tres elecciones, y ya no intervenga en las disputas de su partido político.

Si éste se consolida como auténtico partido, en vez de la mescolanza de migrantes de otros, daría mayor solidez al desempeño del tabasqueño.

Todo eso ayudará a que cumpla la gran responsabilidad que contrajo con México por el enorme voto que le otorgó, pues si dicen que “a grandes males, grandes remedios” vale señalar también que “a votos mayúsculos, mayúscula responsabilidad”.

Valga precisar que el período presidencial de éste será 2 meses menor que los anteriores, por una reforma constitucional promulgada el 10 de febrero de 2014, y terminará el 30 de septiembre de 2024 para acortar el plazo entre la elección y la toma de posesión.

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@chavafloresll

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