*Feroz ataque de Peña a Anaya

El nuevo ataque oficial a Anaya revela que Peña Nieto ya entendió que su candidato Meade no pegó y la única oportunidad para no ser enjuiciado por corrupto es aliándose al Peje, quien de eso pedía su limosna, aceptó de mil amores y creyó asegurar ser Presidente.

Un video truqueado culpa a Ricardo de lavado de dinero, difundido amplísimamente en todos los medios y las redes sociales (lo que sólo pudo logarse por orden de arriba), muestra el pavor de Peña ante el triunfo de Anaya y quiere impedirlo como sea.

Hubo más: el Comité Directivo Estatal del PAN en Ciudad Victoria, Tamaulipas, sufrió un atentado y para no dejar dudas, en la Ciudad de México, el auto de Anaya fue bloqueado y le rompieron el cristal trasero para tratar de amedrentarlo.

Todo eso confirma que el Presidente sabe que Ricardo es el único que puede ganar la elección; no le conviene e intenta pararlo a como dé lugar. Habrá que agradecerle que con ese embate feroz lo haya hecho víctima a tres semanas de la elección y lo impulse definitivamente al triunfo.

¿Quién iba a esperar este toque mágico, venido del cielo?

Ricardo respondió de inmediato: acusó contundentemente al Presidente, lo culpó del ataque, denunció que pactó con Amlo para hacerlo Presidente a cambio de impunidad, y lo responsabilizó de su seguridad personal y la de su familia.

Peña intentó protegerse por su desgobierno y desmedida corrupción.

Ese nuevo embate revela además que Peña Nieto ya entendió que su candidato Meade no puede ganar, y su única oportunidad para no ser enjuiciado es aliándose al Peje, quien de eso pedía su limosna y lo aceptó de mil amores.

Empero, Meade no entiende que no creció, que es un buen funcionario, pero la política no se le da, y Peña no soportó que Anaya reiterara en la Ibero que, como Presidente, lo enjuiciará y enviará a la cárcel por su corrupción rampante y desgobierno, y pactó mejor con López Obrador.

Ricardo sí aceptó la invitación de dialogar en la Ibero; Peña y el Peje tuvieron pavor. Se recuerda que hace 6 años Peña se escondió en un sanitario ante las incisivas preguntas de los alumnos.

Hubo otro ataque a Anaya: en un video apócrifo aparece Juan Barriero, hermano de Manuel, supuesto cómplice de Ricardo para lavar dinero, imputación como la que llevó a Ricardo a principios de año a apersonarse en la PGR y demandar que si era culpable, lo detuvieran allí mismo

No tuvo respuesta, más al día siguiente la PGR publicó un video y un boletín del hecho. Así Alberto Elías Beltrán, encargado de despacho, persiguió a Anaya sin fundamento, lo que sólo puedo hacer por orden presidencial.

Ante el nuevo embate de Peña a Anaya, Amlo es el más contento, y junto con Meade (quien no acepta que no logrará el segundo lugar en las encuestas, aunque varios de los patrocinadores de su campaña ya empezaron a levantarle la canasta por ello), hasta quiso pitorrearse.

  1. Antonio no quiere entender que acaban de hundirlo a él y al PRI; prueba de ello es que Vanessa Rubio, coordinadora de su oficina, pidió a Anaya que, por dignidad, “se baje de la contienda”, cuando quien debería hacerlo es su propio jefe.

Pese a todo, el PRI ni la burla perdona: ofreció $1,500 pesos a quienes le entregaran copia de su credencial de elector y se formó una gran cola frente al edificio del CEN; pero una vez que la gente cumplió, le entregaron sólo $500 con la promesa de darle los otros $1,000 después de la elección.

Flaco servicio hicieron a Meade: le ganaron más enemigos; aparte de que, una vez derrotado el tricolor, nadie cumplirá la promesa, pues lo más seguro es que los encargados de la maniobra se guarden la lana para completar su último “Año de Hidalgo”, y está en griego que el ex partidazo vuelva al poder, porque además ya le pasó la estafeta a su cuatacho el Peje, que –recuérdese—salió del PRI y va que vuela para dictador.

Todavía así J. Antonio coincidió con el Peje (queda claro que Peña los maneja) en exigir a Ricardo se ponga en manos de la justicia, para evitar que gane más aprecio popular, pues es el único que puede disputarle la Presidencia a Andrés.

El Presidente se pasa de ingenuo si confía en López porque le juró amor eterno. Baste recordar que traicionó al gobernador González Pedrero, que lo hizo líder estatal del PRI en Tabasco, y que le imputan las muertes de su hermano Arturo por envidia y de un gran amigo porque le ganó en el beisbol.

Y una vez alcanzada su máxima ambición, el poder, no tendría empacho en someter a plebiscito el perdón para Peña, y de seguro sus fans le gritarían a coro y con la mano alzada: ¡A la cárcel! ¡A la cárcel!

Porque mentir es recurso frecuente de Amlo: a los empresarios a quienes llamó rapaces y que no desean dejar de robar al lado del gobierno, les rogó luego reunirse con él, para desagraviarlos pedirles disculpas, prometerles el oro y el moro y garantías, si gana la Presidencia.

Pero, viejos lobos de mar, le dijeron sus verdades y sólo le creyeron en apariecia, porque saben que si accede al poder, les dará la espalda, pues los odia, no perdona y mostrará su auténtico rostro, como hicieron Hugo Chávez, Evo Morales y Daniel Ortega, que montaron sus dictaduras en Venezuela, Bolivia y Nicaragua.

Por otra parte, los magnates conocen lo ficticio de las encuestas, que indican que el triunfo del Peje es inevitable, porque saben muy bien cómo se manipulan esos sondeos y que magistralmente él lo hace, pues son hechas al gusto de quien las paga.

¿Cómo explica que en todas partes del país lo pongan de puntero, no sólo en la capital, cuando sabemos que sus partidarios escasean en el norte, centro, occidente y en la península yucateca?

¿Cómo pueden decir que es puntero en Sonora, sólo porque mayos y yaquis dijeron apoyarlo, si esas tribus representan el 3% de la población del estado?

Tan es claro que dejan mucho a desear los sondeos demoscópicos, que Roy Campos, de Consulta Mitovski, una de las encuestadoras más prestigiadas, confesó que no son confiables.

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@chavafloresll

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