*La austeridad republicana

Hablar de austeridad en el gobierno de la 4t es hablar de todo menos de la Austeridad Republicana entendida como una conducta que todos los poderes y órganos autónomos deben acatar para “lograr combatir la desigualdad social, la corrupción y el despilfarro de bienes a través de una administración eficiente y transparente de los recursos públicos”.

Al menos en teoría parece atractiva y congruente, sin embargo, en la práctica dista mucho de serlo, sino todo lo contrario, empezando por el que no se cansa de mencionarla y hacerla para sí uno de sus ejes rectores en los que dice basar su gobierno, me refiero al presidente Andrés Manuel López Obrador, que para empezar vive en un Palacio y cuyo mantenimiento, aunque solo ocupe un reducido espacio de dicho palacio, representa un gasto enorme que nada tiene que ver con austeridad, sino con una serie de actos pretenciosos y caprichosos de alguien que mal entiende lo que significa vivir con parquedad y cuyos familiares más cercanos pueden presumir de todo menos de ser moderados.

Si lo anterior no bastara, también está el organismo descentralizado Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX), y en el que se descubrió un desfalco de por lo menos 15 mil millones de pesos, muchísimo dinero para un gobierno que presume de ser austero y honrado, lo cual significa que el problema lo origina el gobierno mismo, en pocas palabras, algunos titulares de dependencias y organismos que dependen del presupuesto federal y que resultan afectados con dicha política, como pasa con el Poder Judicial de la Federación a quien de la noche a la mañana se le focalizó como sinónimo de corrupción, ostentación, lujo y derroche, cuando sin ir más lejos, en otros de los poderes de la nación, como es el legislativo, varios angelitos que lo conforman, hacen gala de lujos y privilegios que desembocan en lo ridículo, independientemente del partido político al que pertenezcan.

El Gobierno, sea cual sea, no conoce el término medio, sino por el contrario, inclina siempre la balanza hacia el exceso y el defecto, porque quienes lo conforman, en su mayoría, ejercen primero la actividad y luego adquieren la capacidad, con lo que dan paso, según ellos, al bien aparente al tratar de hacer creer a la gente lo que está lejos de ser, lo cual no sólo resulta ridículo, sino ofensivo, como cuando se viaja en un avión comercial para no despilfarrar recursos en un avión del gobierno o cuando se ofrecen taquitos al pastor, diversos antojitos mexicanos así como aguas frescas de sabores durante una comida a invitados especiales por motivo de la Independencia de México, en Palacio Nacional.

Hablar de austeridad cuando un grupo en el poder, en el que varios de sus miembros ocupan importantes cargos dentro de ese gobierno austero son exageradamente millonarios, como es el caso del titular de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz, hombre extremadamente millonario que durante décadas ha vivido del gobierno como servidor público y ha amasado una fortuna impresionante.

Otro ejemplo es Ricardo Monreal, al que se le atribuyen infinidad de propiedades y un inmenso poder político y económico que cualquier austero de hueso colorado se horrorizaría ante semejante desvergüenza.

No se queda atrás el actual senador morenista Napoleón Gómez Urrutia quien en teoría debió cumplir con el pago de casi 55 millones de dólares que muchos afirman desvió del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana y sigue tan campante el licencioso personaje. 

¿Qué se podría pensar de Litoral Laboratorios Industriales? ¡Sí, la empresa de Felipa Guadalupe Obrador Olán, prima del presidente López, que recibió contratos por más de 365 millones de pesos por parte de Petróleos Mexicanos!

¿En dónde demonios está esa austeridad que tanto cacarea el Presidente de México si solo con mencionar unos cuantos ejemplos y los involucrados resultan ser sus allegados, nos dan una idea de todo lo contrario?

Algunos dirán, como decía Sócrates, que nadie obra contra lo mejor a sabiendas, sino por ignorancia, y tal vez tengan razón, porque con ello se confirma lo que muchos millones de mexicanos piensan, que el gobierno actual, como los anteriores, está plagado de ignorantes, mismos que han sido encumbrados por otros más ignorantes mediante su voto.

Que no nos extrañe ver que con todo cinismo los personajes mencionados no se arrepientan, por el contrario, se atienen a su elección y tratan de mostrarnos que tienen la razón, pero a leguas se nota que no se basan en ella.

Por más que insistan, percibo que la austeridad no se persigue por convicción sino por pasión, siendo esta última la que ocasiona que el que la pregona pierda el control de sí mismo y obre, Obrador, contra cualquier razón.

Hasta la próxima semana.

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