*Herencia maldita
Es un agradable desafío pasar del simple estadio de lector de poesía al nivel exquisito de crítico de poesía.
El poeta debe de ser exigente consigo mismo, debe conocer la tradición.
No se puede ser iconoclasta por "generación espontánea", para romper las reglas, hay que dominar esas mismas reglas.
El dominio técnico puede ayudar muchísimo a que fluya la imaginación, cuando haz alcanzado cierta practica escritural, sólo ahí comienza la grave responsabilidad del dominio conceptual.
Este es uno de los principales problemas de la banalización del arte poético en los últimos 40 años, la carencia de concepto, o en caso de existir este de un contenido demasiado superficial.
No hay visión poética y por eso mismo se cae en lo fútil. Ha sido una de las herencias malditas que ha dejado la posmodernidad el descrédito del pensamiento crítico, el huevo de la serpiente fascista, la anulación de la filosofía.