*Prueba de subsistencia o muerte del PRI
*Morena finca su futuro con tramposos
*PAN aprovecha coyuntura de débiles
A querer o no, el histórico Partido Revolucionario Institucional, PRI, está a un paso de desaparecer del mapa político electoral y esto lo saben todos los cuadros de ese organismo que, también a fuerza de ser sinceros, se ganó a través de los años el primer lugar en corrupción.
Además, de igual forma a querer o no, el actual partido en el poder, Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, creado por un ferviente ex priísta, Andrés Manuel López Obrador, está conformado, mayoritariamente, también por ex priístas que ya no ven en su partido de origen ninguna posibilidad de progreso político y mucho menos económico.
Solo es cuestión de revisar las trayectorias de sus dirigencias de las tribus, que no cuadros, para comprobar esta reflexión, pero sobre todo para entender por qué este movimiento se está caracterizando por encabezar la lista de tramposos, pues también de esto hay muchos casos y prueba de ello es el reciente plagio de tesis de la ministra Jasmín Esquivel, militante de Morena.
Pero recuérdese que este partido nació con esa etiqueta, pues solo es cuestión de acudir a la forma en que el actual presidente de la República se postuló al gobierno del entonces Distrito Federal, a pesar de que no cumplía con el requisito electoral del tiempo de radicar en la capital del país, pero presionó a más no poder y la trampa prosperó.
Por su parte, el Partido Acción Nacional, también a querer o no, es el único organismo político que todavía está en condiciones de dar pelea al morenismo, a pesar de haber gobernado dos sexenios consecutivos con serias dificultades internas en su partido.
El primero que fue un chasco, Vicente Fox Quezada, y el segundo que se emborrachó de poder, le quedó grande el cargo y quiso convertirse en el dueño absoluto del partido azul que lo vio nacer políticamente.
Por ello es atinada esa decisión que acaba de anunciar el PRI, de entregarse al PAN en esta coyuntura, porque, de no hacerlo, estaría cavando la tumba de la que nunca podrá salir y será solo historia llena de aciertos institucionales, pero también de pervertidores de las mismas.
El primer paso de esta estrategia tricolor será tener el total apoyo del panismo para enfrentar a Morena en las elecciones del próximo mes de junio en el Estado de México y Coahuila, convencido de que si logra mantener el gobierno de la primera entidad, el movimiento de López Obrador se verá debilitado por lo que representa ese territorio, tanto en votos, como en lo económico.
Pero triunfe o no esa alianza por el poder mexiquense, el PRI estará totalmente obligado a sumarse al PAN en las elecciones por la Presidencia de la República y el gobierno de la Ciudad de México en el 2024, ya sea cargando sobre su espalda la sentencia a desaparecer o con la posibilidad de renacer con la fortaleza que logre.
Esto quiere decir que, para las elecciones de este año en el Edomex y Coahuila, los candidatos los elegirá el tricolor con sus siglas y contarán con los votos de los azules.
Y para las elecciones presidenciales y jefe de gobierno capitalino del año entrante, el candidato será elegido por los panistas y contará con el voto de los priístas.
Por lo que toca al otro partido de la alianza, el PRD, al que López Obrador le arrancó casi todas sus tribus para sumarlas a los oportunistas tricolores y conformar junto con los auténticos militantes de la izquierda que se le entregaron para conformar el morenismo lleno de tramposos, ni qué decir porque está convertido en lo que son el PT y PVEM para Morena, satélites minoritarios, filas a las que puede ingresar el PRI si no cumple con el compromiso que está firmando púbica y abiertamente con el PAN.
Como se ve, la historia política en México definirá rumbos con lo que ocurra en junio de este año, lo que obliga a dar puntual seguimiento en lo que llega el momento en que los mexiquenses y coahuilenses salgan a sufragar.