*AMLO y Morena hunden su pasado
“Me he portado muy bien hoy, no hablé del muro”, dijo de manera informal el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante la cena que ofreció en la Casa Blanca a su colega mexicano Andrés Manuel López Obrador.
El comentario provocó risas forzadas para disimular enojo entre varios presentes en la mesa de honor, incluido el presidente López Obrador.
Pero no se necesita ser sesudo analista político para interpretar lo que quiso decir el mandatario gringo, con eso de que “no hablé del muro”.
La lógica más elemental permite establecer que para este encuentro hubo negociaciones para condicionar el contenido de lo que se dirían públicamente uno al otro en sus discursos.
Esto es, que Trump se comprometió a no referirse al muro, a no insultar a la migración que llega a su país y tratar con términos amigables y hasta fraternales a su visitante.
Por su parte, López Obrador se comprometió a no hablar nada de las armas que pasan a México, las cuales fueron exhibidas en las “benditas” redes sociales el viernes pasado con ese reto lanzado por los delincuentes al otro bando que le disputa territorio, arsenal que solo debe usar el Ejército y que llegó ilegalmente a México procedente de Estados Unidos.
Ambos presidentes cumplieron sus respectivas promesas, lo que a la postre repercutirá a López Obrador por no haber reclamado a Trump este fortalecimiento bélico que difundió la delincuencia organizada con potente armamento y vehículos blindados.
Tal parece que a los morenistas de hoy ya se les olvidó que provienen de aquella bronca izquierda que abanderó enérgicos reclamos a quienes han considerado acérrimos enemigos de clase, los gringos, y ahora tienen que soportar a un líder que se disciplina a los caprichos del presidente norteamericano y, más aun, aceptan la forma en que se arma la delincuencia, con el riesgo de que se envalentonen y se arriesguen a enfrenten al Ejército mexicano, aunque no tengan ninguna oportunidad de derrotarlo.
Las cosas, pues, para el grupo que gobierna México no van por la dirección que han planteado desde que llegaron al poder y tal vez por ello afloran repudios de quienes se sienten frustrados por el estado en que se encuentra la nación.
Cuestión de reflexionar lo que difundió hace dos semanas el periodista Ciro Gómez Leyva en su noticiero matutino, información que confirma que si había alguna duda del repudio que se le tiene al presidente Andrés Manuel López Obrador en su tierra natal, Tabasco, ahí está lo que afloró de la entrevista que le hizo el reportero Humberto Padggett al médico de Macuspana José Manuel Lizárraga.
Resulta que el paisano del presidente se quejó de que su hospital está colapsado, que no hay medicamentos, solo paracetamol y ya entrado en denuncias, soltó la siguiente expresión: “Andrés Manuel se está tragando su propio vómito”… Y para rematar, aseguró que el vocero del coronavirus, Hugo López-Gatell Rivera, “es títere de López Obrador”.
Y es precisamente por aquellas tierras del sur de México que se preguntan sorprendidos, y con lacerantes insultos para su paisano, que cómo está eso de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es cada vez más respetuoso de los migrantes mexicanos, como lo fue a decir López Obrador a la Casa Blanca.
Por esos mismos rumbos de México lamentan que pronto se le haya olvidado al oriundo de Macuspana lo que recordó en Twitter el también candidato a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, quien escribió textualmente lo siguiente: "Trump lanzó su campaña de 2016 llamando violadores a los mexicanos. Ha esparcido el racismo contra nuestra comunidad latina desde entonces"…
Con estos ejemplos ¿alguien todavía duda de lo que realmente siente una parte de pueblo sabio para con el abanderado de la mal llamada 4-T?... Que quede para la reflexión…