*Aumenta la percepción de que será un sexenio perdido
Nadie en sano juicio puede negar que desde los primeros meses del año pasado, 2020, y segundo del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, el escenario económico empeoró de forma radical y así lo están documentando para la historia, no solo empresarios, sino cada vez más especialistas en economía, investigadores sociales y académicos.
La información que se acumula en esos sectores es contundente, porque con pelos y señales demuestran que desde el comienzo de la actual administración no se había presentado un solo trimestre con crecimiento.
De acuerdo con información que nos hacen llegar de diversas fuentes de cabal credibilidad, en diversos frentes pensantes se elabora conjunto para intentar promoverlo entre sectores que estén interesados en conocer la dinámica de las principales variables económicas del país, desde una óptica integral con base sólida de evidencia que permita entender expectativas.
Destaca el análisis sobre la evolución económica del país previo a la declaratoria de emergencia por el covid-19 y la manifestada durante el periodo actual en que ha estado vigente en conjunto con la implementación del Semáforo Epidemiológico y la Jornada Nacional de Sana Distancia, esto para identificar cuál es el estado que guarda y, sobre todo, lo que depara este año 2021.
Este ejercicio de prospectiva permite anticipar que durante el actual sexenio que concluirá en 2024 –de no implementarse medidas de mitigación y alivio económico- el crecimiento real acumulado del PIB será nulo.
Es decir, que el compromiso de un crecimiento equivalente al 4 por ciento será otra promesa incumplida. Será un sexenio perdido.
Evolución previa al COVID-19
La pandemia tomó a México con una economía debilitada y en recesión. En el año 2019 se registró una contracción del (-) 0.1% y fue la primera vez que ocurrió esto en diez años.
La inversión se encontraba deprimida ante una disminución de la confianza empresarial. Desde noviembre de 2018, la Inversión Fija Bruta (indicador que mide la confianza y expectativas para invertir) mostró caídas anuales consecutivas. En noviembre de 2019, la confianza empresarial de los tres sectores que mide el INEGI (construcción, manufactura y comercio) exhibía ya niveles pesimistas (13 meses seguidos).
Por su parte, el sector construcción acumula 25 meses con el mismo escenario desde noviembre de 2018.
En materia de empleo fue nula la generación. En 2019 se crearon 342 mil 77 empleos formales, esto es 50 por ciento menos de los datos registrados en 2018 y 26 por ciento menos de lo visto en el primer año del sexenio anterior (2013).
Todo esto lo sabe el presidente Andrés Manuel López Obrador y es por ello que, llegada la tragedia mundial del coronavirus, aprovechó la coyuntura para inyectar en la historia que reseña su sexenio, que su proyecto renovador fue obstaculizado por todo lo que implica el fenómeno.
Y tan lo sabe, que se apresuró a enviar una señal a sus seguidores pensantes, para mandar decir, pública y abiertamente, que aprovecharan los efectos de la pandemia para culparla del gran fracaso económico, político y social que ya le anunciaban todos los fundamentos estadísticos reales, internos y externos, que comenzaban a salir a la palestra respecto de lo ocurrido en su primer año de gobierno.
De ahí la controvertida frase que soltó el propio presidente mexicano desde Palacio Nacional: “Esto nos vino como anillo al dedo”, palabras que los estudiosos de altura, y hasta los políticos de abajo, pronto entendieron que fue uno de sus más crueles argumentos para justificar su ineficiencia al frente de la nación, a costa de muerte y dolor social que produjo la pandemia.
Este escenario refuerza lo que he sostenido en este mismo espacio, en el sentido de que la historia le tiene reservado un lugar nada halagador en el recuento de su obra sexenal, comparada con sus antecesores, y una probadita de ello es lo que se está escribiendo en los archivos que conforman las hemerotecas y bibliotecas de los sectores académico y empresarial.
En este último se tienen pruebas contundentes de que en general, la situación que prevalecía en México, previa a la pandemia, se caracterizaba ya por un marcado deterioro económico y un ambiente anti empresarial desde el Gobierno Federal visible en múltiples cambios de reglas, bloqueo de permisos para la inversión privada y falta de certidumbre jurídica.
Pero tienen un capítulo dedicado a los impactos del covid-19, porque, una vez decretada la emergencia y con la suspensión de la actividad en la mayoría de los sectores productivos, sin medidas efectivas de alivio ni estímulos fiscales, la crisis que ya vivía el país se acentuó.
Sostienen que el consenso entre especialistas es que México registrará una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de alrededor del -9.0% en el año 2020, la más pronunciada en el país desde 1932.
Refuerzan el dramático escenario con datos reportados por el INEGI, organismo que documentó que el 87 por ciento de las empresas tuvieron alguna afectación a consecuencia del covid-19, pues solo cinco ciento de ellas manifestaron haber recibido algún apoyo del gobierno.
Hicieron un análisis comparativo a nivel internacional y confirmaron que México fue uno de los países que destinó menor porcentaje de su Producto Interno Bruto en apoyos fiscales, apenas el uno por ciento, mientras naciones como Perú, Brasil o Chile destinaron 12 por ciento, 10 por ciento y seis por ciento, respectivamente.
Concluyen que con los resultados de la indiferencia gubernamental hoy son medibles y sus consecuencias son devastadoras: El 79 por ciento de las empresas reportaron una caída de sus ingresos que en promedio fue del 50 por ciento.
Un millón 117 mil 584 empleos formales se perdieron entre marzo y julio, lo que equivale a 8 empleos perdidos por minuto durante este periodo y se registró la muerte de 1 millón 10 mil 857 empresas. Estas empresas representaban 2.9 millones de personas ocupadas.
¿Ahora se entiende porqué López Obrador soltó la frase que “esto le llegó como anillo al dedo?... Que quede para la reflexión, porque los tiempos difíciles para México no acabarán cuando el mundo logre vencer al despiadado virus.