*El hondo sentir de López Obrador
¿Le hicieron la tarea al mandarlo a freír chongos con su pregunta y reformular otra?...
¿Le construyeron un pozo para dejarlo que caiga él mismo por los hierros en su mandato?...
¿O fue magistral jugada que se fraguó para no caer en la trampa tendida para exhibirlos ante el pueblo?...
Será el sereno, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador sabe que no tiene nada que festejar con lo ocurrido el jueves pasado en la Suprema Corte de Justicia de la Nación que comanda el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
Y sabe que a la postre, como le hicieron la tarea los ministros al tirar a la basura su pregunta y construir otra, se alargan mucho los tiempos para que se cumpla su objetivo de poner, aunque sea a uno de los expresidentes, en el banquillo de la ley con remotas posibilidades de que sea llevado al calabozo antes de que termine su sexenio.
López Obrador sabe que la reformulación de la pregunta fue artera respuesta de los ministros que ya se veían explosivamente repudiados por el pueblo por donde quiera que aparecieran en público y fueran reconocidos.
Si don Andrés pretendía construir la vía jurídica que le permitiera apresurar tiempos con sus acostumbradas presiones, la intentona falló y los ministros acomodaron las cosas para que los procesos de enjuiciamiento pasen primero por la vía política, donde los tiempos están sujetos a resultados electorales y escenarios de escandalosos conflictos entre partidos.
Ciertamente la explicación de todo esto es compleja y solo los eruditos en la materia saben que llevar a un expresidente al calabozo no es cosa de “captúralo y llévalo a la cárcel”, como se cree entre el populacho y por ello festejó así toda esa gente que mandaron de Palacio Nacional a la Corte para presionar a los ministros mientras sesionaban para votar la petición del presidente de la República.
Por ello don Andrés no acudió a sus redes de forma inmediata a festejar que le hayan mandado a la basura su pregunta y le hayan hecho la tarea, pues sabe que los ministros le revirtieron su pretensión de ponerlos ante el repudio del pueblo.
Y si no lo sabe, alguien de sus operadores que se pasean por los pasillos de Palacio Nacional lo tiene que orientar y alumbrar ante sus ojos el largo andar que le espera en esta tarea que se echó a cuestas y decirle que quien sabe si le alcanzará el tiempo que le queda para concluir su sexenio para que logre aterrizar algo que verdaderamente sea histórico como lo pretende por la vía elegida.
Así las cosas, lo único que se está construyendo es un engaño más al pueblo sembrando falsas expectativas.
Y si no, al tiempo, pero mientras tanto, que quede para la reflexión.