*Película de irrefutables hechos políticos que baña de cinismo a todos
El martes antepasado, en la sesión pública ordinaria del Senado de la República, donde se bateó a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con su iniciativa de reforma para acabar con la reelección legislativa y el nepotismo, se produjo un debate interesante por lo escandaloso de la denuncia y cinismo de la respuesta.
Fue entre la senadora Gina Gerardina Campuzano González, del PAN, y el senador Saúl Monreal Ávila, de Morena.
La primera dedicó sus cinco minutos que permaneció en la tribuna legislativa a criticar con dureza la forma en que la alianza morenista, petista y verde, traicionaron a la presidenta de la República al borrar de un plumazo la reforma que entraría en vigor a partir del año 2027 y extenderla hasta el 2030, en clara maniobra de última hora para beneficiar a las “familias” de políticos que se creen dueños de Zacatecas, Guerrero y San Luis Potosí.
Bueno, pues esto caló en lo más hondo a don Saúl, quien, fíjese usted, grilloso, mucha pieza y avispado lector, a qué subió a tribuna para intentar defender lo que a todas luces es indefendible.
“Nada más aclarar, mi trabajo me avala, tengo 27 años en la política y no soy un oportunista. Ahí está, he sido diputado local. Y para mayor conocimiento, ya se los he dicho, les voy a dar el curriculum de toda mi familia para que tengan al menos la información correcta porque usted, como todos y como es la derecha de hipócrita, nada más crean narrativas y mentiras.
“Y yo se lo digo personalmente, se lo digo en qué trabaja toda mi familia, cuánto tiempo tienen, cuánto tiempo. Y yo vengo a hablar por mí, por mi trabajo. Para su mayor conocimiento fui el de mayor votación en la historia de Zacatecas, y no por ser hermano, por mi trabajo que ha estado ahí en Zacatecas.
“Si tiene duda sobre mi quehacer político, con todo gusto se lo aclaro. Yo no soy ningún oportunista como usted. Yo no dependo del partido.
Dependo de la gente y del pueblo de Zacatecas”.
Eso fue lo soltó el legislador desde la llamada tribuna más alta del país y que quede para la reflexión, porque, como dijo un día después desde su mañanera del pueblo la presidenta Sheinbaum, en su momento el pueblo decidirá a quien sigue apoyando con su voto, pero que también Morena estará en la disyuntiva de respetar sus estatutos o seguir permitiendo la reelección que tiene prohibida el propio organismo político.
Pero ese mismo día y en la misma sesión pública ordinaria, ocurrió otro cínico episodio político, pues el líder de los senadores de Morena, Adán Augusto López Hernández subió a tribuna a decir lo siguiente: Nosotros no estamos acostumbrados a pagar favores ni a cobrar favores políticos”.
Seguía la discusión de la reforma que hasta ese momento parecía que los legisladores respetarían la propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Todo iba bien, hasta que llegó el momento del escándalo mayúsculo, pues de último momento don Adán subió a tribuna para proponer que en el 2027 no entrara en vigor nada y que todo se aplazara hasta el año 2030, lo que se aprobó como mantequilla por los alcances de beneficio político que obtendrán morenistas y verdes.
A partir de ese momento se volvió a desatar tremendo debate entre esta alianza de poder y la oposición, pero vaya sorpresa que causaron las siguientes palabras de Adán Augusto.
“Nosotros no somos los que en oscurito fuimos a negociar notarías, magistraturas, concesiones, cargos administrativos; nosotros ganamos la elección, la ganamos limpiamente y tenemos la mayoría calificada en el Senado y en la Cámara de Diputados y vamos durante el tiempo de la legislatura a legislar cumpliéndole a la mayoría del pueblo de México”.
Vaya posición que de inmediato provocó comentarios sobre lo ocurrido con el senador ex priista, ex panista y hoy profundo adorador del morenismo, Miguel Yunes Márquez, a quien Adán Augusto le debe tanto por el voto que le otorgó para fortalecer su posición ante el expresidente Andrés Manuel López Obrador, episodio parlamentario que todavía es muy comentado en México y allende la frontera.
¡Ah!, pero los morenos no están acostumbrados a cobrar favores políticos. Vaya pues.
Pero hay más. En esa misma sesión, con una sonrisa a flor de labio y con un dejo de burla al pueblo, el presidente del Senado de la República, José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, hizo el siguiente comentario, “informativo”, al pleno legislativo.
“El senador Manuel Velasco, que seguía en el uso de la palabra, dado el ambiente festivo que existe en este Pleno, ha declinado su participación”.
Vale la pena explicar por qué se considera burla al pueblo la expresión de don José Gerardo Rodolfo, ¿largo nombre de alcurnia?, por el contenido que estaba escondiendo en contra de lo que pretendía la inquilina de Palacio Nacional.
Fue una larga lista de legisladores que participaron en el debate sobre la reforma contra la reelección y el nepotismo y los opositores centraron sus intervenciones en llamar traidores a Morena, PT y PVEM, porque le negaron a doña Claudia la oportunidad de cumplir lo que ofreció al pueblo durante su campaña electoral, en el tema de la reelección.
Bueno, pues resulta que desde el momento en que se supo que la reforma no pasaría como la propuso la presidenta, también se filtró la versión de que el senador Manuel Velasco, aparente jefe todo poderoso del Partido Verde Ecologista de México, fue quien presionó con todo para que la no reelección entrara en vigor hasta el 2030, para cumplir el capricho del actual gobernador de San Luis Potosí, también militante de ese partido, y cumpla su pretensión de que su esposa, hoy senadora, se postule como candidata para sucederlo en el cargo, precisamente en el año 2027.
De ahí el ambiente festivo al que hizo referencia el presidente del Senado y de ahí que don Manuel decidiera no participar en el debate para evitar el bombardeo político que los opositores ya le tenían preparado.
Así las cosas, todo está dicho, planteado y puesto sobre la mesa para, llegado el momento, recordar que todos son iguales, que todos se pasa por el arco del triunfo las promesas que hacen en campas electorales y que la política en México se sigue caracterizando por el cinismo de sus protagonistas de todos los colores, de todas las razas, de todos los credos, de todos los niveles sociales y de todas las ideologías.
Que quede para la reflexión.