*Se equivoca AMLO si cree que los gringos no responderán a sus ataques
¿Será posible que el presidente Andrés Manuel López Obrador no se haya dado cuenta de la estrategia con que los gringos le están respondiendo a sus constantes ataques que les endereza desde sus mañaneras?
Cuestión de reflexionar que si las autoridades del vecino del norte quisieran detener a los miles de migrantes centroamericanos que llegan a sus fronteras procedentes de México, lo harían sin muchos aspavientos, ejerciendo sus tradicionales prácticas de cacería humana con avanzados sistemas de rastreo tecnológico.
Además, no habrían establecido ese programa de que si logran pasar el turbulento río bravo que divide a México con Estados Unidos, solo les piden entregarse a la migra para ponerlos en lista de espera para estudiar su aceptación en el país del sueño americano.
¿Qué pretenden los gringos con eso?, pues tener un esquema de selección de mano de obra joven, duradera y al menor costo como les está llegando de Centroamérica vía Chiapas, sin que les cueste un centavo, y así construir el ejército de trabajadores que necesita para evitar paralizar su planta productiva, pero sin depender ya de los migrantes mexicanos.
Una prueba de ello es que casi desde que llegó López Obrador al gobierno de México, la estrategia de los norteamericanos se puso en marcha y a medida de que comprueban que para ellos sí es un peligro, iniciaron la cacería de ilegales mexicanos y las cifras actuales que difunden los periódicos que circulan en la Ciudad de México, revelan que cada año aumentan hasta 52 por ciento las deportaciones de mexicanos.
A la larga, esto se reflejará en el paulatino aumento de trabajadores centroamericanos y cubanos a lo largo y ancho de Estados Unidos y al mismo tiempo se apresura la disminución de mexicanos en ese mismo territorio, lo que también representará considerable merma de remesas a México que se irán desviando a los países de los trabajadores que están aceptando los gringos.
Lo dicho, Estados Unidos no tiene amigos, tiene estrategias para defender su economía y quien se les rebela, pronto sufren las consecuencias al obligarlos a entrar en el caminito sembrado para hacerlos pagar afrentas.
Así las cosas, más vale que el inquilino de Palacio Nacional repare en su posición y lejos de enfrentarse con bravatas, sumarse a ellos para vencerlos con estrategias de altura por el bien del país y no dar la impresión de que pretende hacer como los presidentes anteriores, quienes a partir de los dos últimos años de mandato, actuaban con la irresponsable frase de que “yo ya me voy y el que venga que resuelva las cosas”.
Está a tiempo, señor presidente.