*¿Trump se reelegirá?
Apenas hace dos meses el partido Demócrata estaba arriba del Republicano en los sondeos de las elecciones intermedias en Estados Unidos, llevaba ventaja en el Senado y en la Cámara de Representantes, en ésta pudo imponerse.
Sus liderazgos fallaron en el momento decisivo, entró al relevo el expresidente Barack Obama, sus discursos resultaron tibios frente a la violencia verbal que desarrolló el presidente Donald Trump; el respaldo electoral le garantiza que no podrá ser removido del puesto, la mayoría en el Senado será su escudo.
Vale la pena destacar el ejemplar comportamiento del electorado, ejerció sus derechos políticos masivamente y la democracia resultó fortalecida. Mientras, los medios de comunicación que jugaron un papel de oposición al gobierno evitaron quedar en ridículo esta vez, presentaron encuestas que estuvieron cercanas a la realidad. Aunque esto, no evitará que la relación de la prensa con el presidente se tense cada vez más.
Sin duda el país se encuentra dividido en dos polos. Hay que preguntarse un par de cuestionamientos: ¿Trump es el responsable de la situación? o ¿esta división ya existía y el republicano la aprovechó, enfilándose rumbo a su posible reelección?
Queda claro, hay una batalla campal para ver cuál de los dos partidos se impuso, cuando en realidad ambos quedaron lastimados. Los demócratas vendieron la idea de que se llevarían la victoria en todos los frentes, por eso, la mayoría que obtuvieron en la Cámara de Representantes tiene un sabor agridulce. ¿Qué tan lejos llegarán? Tendrán el control de las comisiones donde pueden investigar la situación tributaria del mandatario, posibles conflictos de interés empresariales y potenciales vínculos entre Rusia y la campaña republicana de 2016.
Del otro lado de la trinchera, Donald Trump adoptará una postura de guerra ante cualquier intento de los demócratas de impulsar una investigación en contra de su administración.
Si bien, el presidente perdió parte de su poder, también demostró gran capacidad de reacción ante una debacle electoral, cuyo origen se relaciona con su propia retórica nacionalista, la cual, por cierto, despertó expectativas que no se cumplieron.
Lo curioso es que esta misma forma de pensar lo salvó cuando estaba en serios aprietos. Su postura ante los problemas terminó conjugándose con las caravanas que componen miles de migrantes centroamericanos que marchan rumbo al Rio Bravo.
Muchos estadounidenses consideraron que los hondureños, guatemaltecos, salvadoreños representan una invasión y un peligro a la forma de vida que tienen ellos. Los demócratas no supieron responder ante tal invención, nunca pudieron meter las manos.
En este contexto, ¿cómo será la relación de la Casa Blanca con Andrés Manuel López Obrador? Todo indica que resultará conflictiva.
El magnate neoyorquino cumplió sus amenazas, endureció la política de solicitud de asilo, planea que los migrantes centroamericanos se queden en México. Trump insistirá con el muro fronterizo el próximo año y la Cámara de Representantes se opondrá.
Además, los resultados electorales blindan a esa nación de iniciativas discriminatorias en materia de inmigración, para aprobarlas, se requiere de enmiendas a la Constitución, cuestión que no prosperará con el Congreso en manos de la oposición. Seguramente el mandatario estadounidense endurecerá su posición en la búsqueda de sacar más ventaja a sus adversarios.
Habrá que ver de que manera se desenvuelve el enfrentamiento y cómo lo perciben los ciudadanos que sufrirán las consecuencias de los desacuerdos entre los políticos.