*Déficit planetario de recursos en 2023
El pasado 2 de agosto la publicación ecoavant.com intituló uno de sus artículos “El planeta agota hoy sus recursos naturales para todo 2023”*, y a lo largo del artículo detalla lo dramático del caso, a pesar que desde hace décadas ya se nos había advertido de tal amenaza, y en México el doctor José Sarukhán Kermez, fue el más insistente en dar la voz de alerta desde hace mucho tiempo.
Según la publicación: “El planeta ha superado este miércoles (2) la capacidad que tiene la Tierra de generar y regenerar sus recursos naturales para todo 2023, por lo que los 151 días que queda hasta final de año estará en números rojos, lo que supone que entra a "vivir de las rentas del capital natural acumulado". Aunque la fecha de sobrecapacidad es el 2 de agosto a nivel mundial, España ya rebasó ese nivel el pasado 12 de mayo”.
Estoy consciente que muchas personas no estarán de acuerdo con escenario tan catastrófico, pero el asunto no admite complacencias ya que la argumentación que amparan tales aseveraciones se pueden encontrar fácilmente en los estudios de Global Footprint Network (GFN), en donde se “estima que cada habitante a nivel mundial necesita 1,75 planetas para satisfacer sus necesidades. Según este estudio la demanda de los habitantes del planeta ya supera en un 70 por ciento la capacidad que tienen sus ecosistemas de regenerarse”*.
Ahora bien, de igual forma sabemos que frente a escenarios apocalípticos como el ya descrito existen otros argumentos como los de la OCDE, donde se nos explica que desde “mediados del siglo XX, la producción de alimentos y el uso de la tierra agrícola se hicieron cada vez más independientes: entre 1960 y la actualidad, la población mundial se duplicó, la producción mundial de alimentos se triplicó y el uso de la tierra aumentó en menos del 15%”**.
Pero el escenario anterior no contemplaba la invasión rusa a Ucrania, la división de Sudán y la utilización de los alimentos y combustibles como armas o elementos de presión política para otros países, lo que se complica debido a las diferentes o radicales condiciones para la producción de alimentos que existe entre países.
Hasta 2018 “un pequeño número de países representaba una gran parte de las exportaciones de algunos productos agrícolas, lo que refleja una fuerte ventaja comparativa en la producción. Por ejemplo, cinco países representan más de dos tercios de las exportaciones mundiales de trigo y carne de res. Para la soja la cuota supera el 90%. Incluso para los productos básicos donde la participación de los cinco principales exportadores es más modesta, un solo país a menudo domina, como en el caso del azúcar (Brasil representa el 45% de las exportaciones mundiales), las semillas oleaginosas (Canadá representa el 54% de las exportaciones mundiales), raíces y tubérculos (Tailandia representa el 56% de las exportaciones mundiales) y varios productos lácteos”**.
En lo que hace a las importaciones de alimentos obviamente las diferencias también son muy significativas, ya que son mucho más los países que demandan productos, pero cabe destacar la existencia de un gran comprador para la soja y semillas oleaginosas, raíces y tubérculos, y otros cereales secundarios, donde predomina la demanda de China**.
Otro elemento que fue noticia hace más de una década y ya casi nadie habla pero ha tenido un efecto notable sobre el mercadeo y precio de los alimentos, es la expansión de los biocombustibles (biodiesel o bioetanol), en gran parte inducida por las políticas de energéticos alternativos que estimularon tal demanda.
Aunque uno pretenda ser optimista o trate de matizar los escenarios, resulta que los datos por sí solos son abrumadores y para muestra aquí tengo estos botones: “El mundo es infinitamente mejor que hace 30 años, pero desde 2018 hasta ahora hemos experimentado un frenazo o retroceso preocupantes en algunos de estos indicadores esenciales del desarrollo. En el campo de la salud, por ejemplo, relatábamos el destrozo de la covid-19 en el esfuerzo global contra el VIH, la malaria, la tuberculosis o la neumonía infantil. Por primera vez en una década hemos visto repuntes en las tasas de mortalidad por algunas de estas enfermedades, que son pandemias cotidianas para medio planeta. En el campo de la seguridad alimentaria, las agencias humanitarias ya no saben qué adjetivos utilizar para describir la catástrofe profunda y continuada a la que hacemos frente”***.
“La invasión de Ucrania prendió fuego a los precios de la energía y los alimentos, así como a los tipos de interés derivados de la respuesta a la inflación. La provocada por Rusia es la penúltima de una cadena de crisis sistémicas que comenzó con la Gran Recesión en 2008 y continuó con la pandemia. La tragedia del coronavirus no solo fue responsable de la muerte directa de unos 22 millones de personas, sino que provocó estragos en los programas de progreso económico, educativo y sanitario de la población”.
POLICRISIS
“Esta tormenta perfecta ya tiene un nombre: policrisis: La caída de los ingresos, el aumento de los intereses y la necesidad de proporcionar redes básicas de seguridad frente a la emergencia han entrampado al Sur global en la mayor crisis de deuda desde los años ochenta. Este es tal vez el asunto que más nos debería preocupar ahora, porque determinará todos los demás. Un informe publicado este mes por el Grupo de la ONU para la Respuesta a la Crisis alerta sobre la situación de 52 países y 3.300 millones de personas, atrapados en el “fracaso sistémico” del modelo financiero global”***.
“Tampoco sugiere nada bueno el escenario geopolítico mundial, con un poder creciente de las autocracias y las democracias liberales, una intensificación de los escenarios de conflictos militares y comerciales, y un debilitamiento de los espacios multilaterales de negociación. La gravedad de esta tendencia en el medio plazo no se deriva solo del expansionismo chino, el autoritarismo indio o la implosión sudafricana, sino de la probabilidad de que Estados Unidos y la Unión Europea se deslicen hacia el nacional populismo en cualquiera de sus formas. Si algo hemos aprendido de la gestión que los países europeos están haciendo de sus fronteras exteriores es que no hace falta tener a los fascistas en el Gobierno para comportarse como uno de ellos***.
México y los otros datos
Pero como en México al parecer vivimos una realidad diferente al resto del mundo, y aquí sí somos optimistas en serio, le recordaré que en abril de este año en la ciudad de Campeche, durante la presentación de las Perspectivas Agroalimentarias 2023 del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), el titular la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Víctor Villalobos Arámbula, destacó que, por cuarto año consecutivo, "en 2022 la producción agrícola, pecuaria, pesquera y acuícola del país registró crecimiento sostenido"****.
El funcionario recordó que de las 287.4 millones de toneladas de alimentos que se produjeron en 2019, “el campo mexicano no solo no se detuvo, sino que ha garantizado, en tiempo y forma, la generación de alimentos para todas las familias, gracias al trabajo de los productores y productoras. Y para 2023 se espera producir 301.3 millones de toneladas, un crecimiento de 1.2 %”****.
Los datos anteriores créame usted que en verdad me sorprenden porque tal como alguna vez comentamos aquí, este gobierno ha retirado más de 29 programas de apoyo al campo “entre los que se encuentran programas de créditos, de fomento, para la productividad y la competitividad, sanidad animal, entre otros. El presupuesto para las políticas para el campo ha sufrido un tijeretazo del 37.1% ¡más de la tercera parte! y7 mil 570 millones de pesos destinados al campo que no se ejercieron de 2019 a 2022”+.
Pero tan debe ser cierto lo dicho por el secretario de la Sader, que la representante del de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México, Lina Pohl, informó que existen 60 millones de personas con hambre en América Latina y el Caribe y señaló que "es la región más cara del mundo para alimentarse de manera saludable".
La funcionaria internacional finalizó su discurso reconociendo: "En México vemos dos caras: extensos territorios con sequía en el norte y lluvias en el sur-sureste y, en medio, un sector agroalimentario que mantiene un crecimiento en los últimos cuatro años, que no es casualidad y se debe a la importancia que este gobierno ha dado al tema de la seguridad alimentaria".
Y como diría un clásico: ¿Usted… qué opina?
*https://www.ecoavant.com/sostenibilidad/planeta-agota-hoy-sus-recursos-
**https://www.oecd.org/agriculture/entendiendo-el-sistema-alimentario-global/como-alimentamos-al-mundo-hoy
***https://elpais.com/planeta-futuro/red-de-expertos/2023-08-14/los-optimistas-del-desarrollo-tenian-razon
****https://thefoodtech.com/industria-alimentaria-hoy/mexico-producira-mas-de-301-3-millones-
+https://lupalegislativa.mx/programas-apoyo-campo-eliminados