*Si no hay paz no habrá transformación
*Lejos está promesa de López Obrador
Desde el mismísimo día en que tomó posesión de la Presidencia de la República, diciembre de 2018, Andrés Manuel López Obrador soltó las frases “no somos iguales” y “cuarta transformación”.
Pero poco antes, durante una entrevista concedida al periodista Ciro Gómez Leyva, don Andrés, ya como mandatario electo, aceptó la siguiente interrogante que le hizo el periodista al aire, en vivo y a todo color: “Sin seguridad no habrá transformación”.
“Sí habrá transformación, porque vamos a lograr la paz en el país”, palabras más palabras menos con que respondió al periodista, quien insistió: “Pero si no se logra la seguridad no habrá transformación”, lo que López Obrador aceptó en forma contundente y así quedó documentado en las hemerotecas periodísticas, que no, que no habría transformación si no se erradicaba la inseguridad.
Bueno, pues a todas luces está claro que, a estas alturas, a escasos 17 meses de concluir el sexenio, no hay paz en el país y por el contrario, el crimen organizado parece tener mejores condiciones para violentar a la nación y elevar a niveles históricos los índices de inseguridad.
Hacer el recuento de casi cinco años sería ocioso, pues todos los días se registran episodios que demuestran lo anterior y por ello todo parece indicar que la cacareada transformación pasará a la historia solo como una falacia, resultado de la politiquería que tanto se alude en las mañaneras de Palacio Nacional.
Aquí dos ejemplos que fundamentan el contenido de esta columna. El periódico Reforma difundió a ocho columnas en su edición del miércoles antepasado lo siguiente:
“Presiona crimen con base social. Movilizan comunidades para enfrentar a fuerzas policiacas. Suman pobladores bajo amenazas; advierten expertos abandono social…
“El Ejército advirtió que los grupos del crimen organizado usan bases sociales para confrontar a la autoridad y proteger su impunidad. Una expresión de ello fue la movilización de este lunes en Chilpancingo de pobladores de municipios de la región centro de Guerrero, instigados por el grupo criminal de Los Ardillos”…
Eso es parte de lo que documentó ese periódico, a quien el inquilino de Palacio Nacional declaró la guerra y la ha mantenido hasta el momento, y por ello cabe la pregunta: si esa información está robustecida con documentos del Ejército como fuente informativa, ¿cómo podrá López Obrador refutar que su cacareada cuarta transformación es solo una falacia, pues a todas luces México vive aterrado por la inseguridad?
Un segundo ejemplo de la inseguridad que sufren los mexicanos en esta mal llamada 4-T, es lo que el Reforma publicó ese mismo día, miércoles en su primera plana:
“Atentan con explosivos en Tlajomulco. GUADALAJARA.- Un atentado con explosivos contra personal de la Fiscalía de Jalisco y la policía municipal ocurrió anoche en la colonia Larios, en Tlajomulco de Zúñiga. Versiones preliminares indican que la unidad policial fue emboscada cuando los agentes acudían por un reporte de personas sin vida en la zona.
“El vehículo habría estallado al pasar por una mina terrestre, confirmaron a Grupo Reforma fuentes oficiales. Dos elementos de la Fiscalía estatal y un policía local murieron y 10 personas más resultaron heridas, entre ellos dos menores. El ataque habría sido en venganza por un operativo policial previo en el municipio, indicaron las fuentes”.
Días después, el domingo, el periódico El Universal publicó: ““Crece secuestro pese a estrategia militar. Incremento de enero a junio es de 54%. La cifra de víctimas rompió este año la tendencia a la baja que se tenía registrada desde antes del inicio de este sexenio. Solo de mayo a junio, el delito en sus modalidades extorsivo, en calidad de rehén, para causar daño y exprés se elevó 73%, dicen cifras oficiales”.
Así las cosas, caben las preguntas: ¿hay seguridad en el país?, ¿no son actos de terror?, por lo tanto, ¿hay transformación?
Que quede para la reflexión…