*Otros muchos datos
En el fabuloso mundo del realismo mágico en que nos hallamos inmersos desde hace dos años, en donde la diaria actuación de un folclórico personaje, mitad mandatario y mitad mezcla de merolico fanfarrón, pendenciero y brujo de pueblo rodeado de reflectores, cámaras, micrófonos y hasta de un reducido y no menos insólito, variopinto y estrafalario auditorio, compuesto por saltimbanquis, mimos, payasos, periodistas, duendes y personajes de toda laya y estofa, nos alucinan en esa realidad alterna conocida como las mañaneras.
Entre otras, las características que distinguen al realismo mágico son : Un realismo aparente, con fragmentos de pura irrealidad; elementos sobrenaturales en la narración casi nunca explicados; papel del narrador mostrando lo irreal como natural; una atmósfera intimista en relación a los personajes, con detalles “reveladores”, así como la integración de mitos, leyendas, culturas del paisaje natural propio en cada territorio.
Como se puede comprobar fácilmente, la narrativa del personaje no “tiene” por qué coincidir necesariamente con la realidad tangible que caracteriza al buen periodismo, ni a la investigación científica. Tampoco tiene que concebirse como un testimonio irrefutable de veracidad, por eso el argumentar “tengo otros datos”, por supuesto que es perfectamente aceptable dentro de este género literario que como ya dijimos exige del narrador “mostrar lo irreal como natural”, generar una atmósfera intimista con los personajes, con detalles “reveladores” y primordialmente la integración de mitos, leyendas y demás elementos que permiten al narrador dar su muy personal y conveniente interpretación de la historia, de las efemérides, de los datos y cualquier otro elemento que le sirva para reafirmar su narración sin importar su conexión o vinculación con la realidad de los demás.
Bajo ese criterio, es totalmente válido descalificar a organismos internacionales que cuestionen la construcción de un tren, de un aeropuerto, modificar las leyes a contentillo o acusar de venales y traicioneras a dependencias como la Auditoría Superior de la Federación, por revelar malos manejos de la presente administración, tal y como sucedió con el NAIM o en los casos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex).
Según las finanzas de Pemex, estas siguen empeorando. La petrolera registró una pérdida anual de 346 mil 135 millones de pesos (mdp) en 2019 (cifra que es equivalente a 18 mil 367 millones de dólares), casi el doble del resultado negativo obtenido en 2018, cuando la pérdida fue de 180 mil 420 millones de pesos.
Peor aún, si se agregan pérdidas actuariales por beneficios a empleados, que suman una cifra negativa de 309 mil 468 millones, se obtiene una pérdida integral en el período por 658 mil 130 millones de pesos (cifra que es equivalente a 34 mil 923 millones de dólares). Vamos, Macario Schettino, tuvo el tino de clasificarla como “La peor empresa del mundo”. Y eso no es ficción.
En lo que hace a la CFE, los números también se contagiaron del ambiente mágico e insólito que nos invade; pues mientras en 2017 las ganancias de ese organismo fueron de 77 mil 150 millones de pesos, al año siguiente las ganancias ascendieron más del 40 % hasta llegar a los 110 mil millones de pesos. Sin embargo, con la llegada de la 4T y su equipo de honestos a “carta cabal”, los números variaron de manera drástica, catastrófica diría yo: durante 2019 las pérdidas… sí, las pérdidas de CFE fueron de 40,400 millones de pesos y en 2020 dichas pérdidas casi se duplicaron para llegar a los 78, 900 millones de pesos.
Los datos son más que elocuentes, efectivamente parecen datos sacados de realidades o de escenarios totalmente diferentes, pues mientras a Pemex se le pretendía recapitalizar con recursos fiscales y su asociación con inversionistas privados, ya que sigue conservando la exclusiva de la distribución y otros aspectos de la comercialización de combustibles, sus pérdidas lejos de disminuir aumentan.
En el caso de la CFE pareciera que alguien llegó a literalmente saquearla y desmantelarla con pérdidas que no aceptan una explicación lógica o al menos digna de ser escuchada; Con aquello de que todos los males vienen del período neo liberal y los errores siempre encuentran su origen en el pasado… pues no hay forma de cómo obtener claridad en un despojo de tal magnitud.
La única institución creíble (de las muy pocas que ya nos quedan) que es la ASF. Ahora, con la descalificación que su propio titular ha aceptado, pareciera que efectivamente vivimos en ese mundo del realismo mágico, donde lo que parece… no es… Y lo que es… pues nomás no parece.
En el universo de la literatura de Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Juan Rulfo o Jorge Luis Borges, donde todo puede pasar; los muertos se aparecen y charlan cordialmente con los personajes del cuento o la novela.
Borges nos invita a consultar enciclopedias que no existen, islas que no aparecen en ningún mapa o García Márquez que narra como José Arcadio Buendía, ya muerto seguía atado a un gran castaño donde Úrsula le platicaba qué iba ocurriendo con sus hijos y nietos.
Pedro Paramo bien podría aparecer en una mañanera y narrarnos con su inigualable, ¡encantador aire de ultratumba! Por qué es que México debe aceptar las realidades incomprensibles, cambiantes, inexplicables que ahora nos acompañan más que antes. “Ése es el mundo de las ánimas en pena, que andan buscando vivos que recen por ellas, un mundo en el que, lo advertirá el narrador, las palabras que se oyen no tienen sonido, no suenan, se sienten, “pero sin sonido, como las que se oyen durante los sueños” http://ru.iis.sociales.unam.mx:8080/jspui/bitstream/IIS/5582/2/02_castanos.pdf (p. 66).
Así pues. En este estrambótico performance, donde todo es posible, lo mismo podemos decir lo qué realmente quiso decir Benito Juárez sobre Abraham Lincoln, y dictar una conferencia sobre el gobierno en Estados Unidos o la mentalidad de Carlota de Bélgica sobre los sarapes de Saltillo y la costura de las indias mixtecas.
La desgracia es que producto de los “otros muchos datos” con los que podemos contar sobre la producción de petróleo, de energía, de desarrollo del país, la honestidad de los funcionaros de hogaño, de la culpabilidad de los funcionarios de antaño pueden variar tan rápido como la narración del día lo requiera.
Con resultados que ya se antojan trágicos para el país.