*Sembrar de abrojos el T-MEC

Ahora que se ha dado un reacomodo de la nómina de periodistas, comentaristas, editorialistas, colaboradores y articulistas en buena parte de los medios de comunicación en nuestro país, llama la atención que a los conocedores y expertos prácticamente los hayan borrado de las pantallas o las ondas hertzianas para confinarlos al internet, a las revistas o a las aulas.

Pareciera que con la pasada elección ya no hubiese la necesidad de explicar de manera fundamentada y empírica la problemática que tendremos que enfrentar como país, las próximas elecciones de noviembre en los Estados Unidos, y más cuando las imprudencias y desatinos presidenciales secundados por la sucesora en el cargo lejos de facilitar, propiciar y afianzar las relaciones con nuestros principales socios comerciales, las están boicoteando de la peor manera.

Considerar que los Estados Unidos y Canadá no tienen forma de tomar represalias contra México por los cambios jurídicos que limitan (limitarán) los derechos de los inversionistas y desconocer los compromisos internacionales firmados con antelación (T-MEC, Tratado México- Estados Unidos-Canadá) por el país, es caminar derecho al precipicio y a la desgracia económica de México.

Tal y como lo han señalado los expertos, los cambios del sistema judicial no provocarán una huida inmediata de los capitales  ni cerrarán las empresas en dos años, pero sí se pueden modificar seria y severamente las condiciones comerciales con que hemos crecido los últimos 30 años, hasta comerciar mil millones de dólares por día o más.

 Los jovencitos que ahora conducen los principales programas informativos desconocen muchos de los obstáculos que se tuvieron que superar para acceder a ese acuerdo que a ellos al igual que a nosotros nos obliga a respetar, observar y garantizar las leyes del libre comercio. Los enemigos de ese acuerdo comercial están más despiertos que nunca, empezando por el señor Trump y terminando por el último trabajador gringo que fue cesado, despedido o perdió su trabajo porque la empresa o fábrica donde trabajaba cerró para mudarse a México.

Como mera referencia quiero citar un párrafo de lo que ocurrió con Trump hace unos años: “En 2017, en un mitin en Youngstown, Ohio, que perdió unos 50.000 empleos bien pagados en el sector siderúrgico que tuvo durante los 40 años anteriores, Trump prometió que todas las fábricas vacías "volverían". Dos años después, la última gran planta de la zona, una fábrica de General Motors que recientemente había empleado a casi 5.000 personas, cerró. Durante la presidencia de Trump, el déficit comercial creció a su nivel más alto desde 2008, y sus recortes de impuestos de 2017 incentivaron a las corporaciones a deslocalizar empleos al reducir las tasas impositivas sobre las ganancias extranjeras. Según Global Trade Watch de Public Citizen, durante su presidencia se perdieron más de 300.000 puestos de trabajo debido a la deslocalización y el comercio”*.

Entre los muchos obstáculos y complicaciones que tuvo ese acuerdo destaca que “los sindicatos y una mayoría de los demócratas del Congreso se oponían al TLCAN. Las encuestas mostraron que casi dos tercios del público estadounidense también lo estaban”.

Una vez aprobado, las consecuencias políticas de dicho Tratado no se hicieron esperar para Clinton y los demócratas: “en las elecciones de mitad de mandato de 1994, perdió 54 escaños y el control de la Cámara de Representantes por primera vez en 40 años. Si bien muchos factores contribuyeron, el TLCAN fue claramente uno de ellos. “Un estudio de 2021 publicado en The American Economic Review concluyó que los condados que dependían de las industrias más afectadas por el TLCAN experimentaron disminuciones en el empleo total de alrededor del 6 por ciento en comparación con aquellos con poca exposición”*.

Como parte de la renegociación del TLCAN, Trump  logró varias disposiciones favorables a los trabajadores de su país, como la ampliación de las protecciones para los trabajadores mexicanos que deseen formar un sindicato y participar en la negociación colectiva, con multas para las empresas que violen estos derechos. Y aunque aquí nadie hable de eso, recordaré que Stellantis trasladó la producción del Jeep Cherokee de una planta en Illinois a Toluca, México, en 2023, y CNH, un fabricante de maquinaria agrícola, está despidiendo a cientos de trabajadores en Wisconsin y trasladando sus operaciones a México.

En síntesis, en el periodo comprendido entre 1997 y 2020, más de 90.000 fábricas gringas cerraron, en parte como resultado del TLCAN y otros acuerdos similares.

Tampoco se puede olvidar, aunque no creo que muchos lo sepan sobre todo en Palacio Nacional,  que en 2019 durante su campaña presidencial, Kamala Harris, entonces senadora, dijo que se habría opuesto al TLCAN. Al año siguiente, Harris fue una de los 10 senadores que votaron en contra del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá.

Si alguien consideró que con la candidata demócrata contábamos con  una apasionada o simpatizante del T-MEC, desde ahora le digo que no es el caso. Y por supuesto que Harris les ha estado endulzando los oídos a los sindicatos y al llamado cinturón de óxido (rust belt) donde depende seriamente la elección presidencial. Y allá si les exigen a los políticos cumplir sus promesas.

Así que mientras los morenistas encabezados por el cinicazo Ricardo Monreal,  aquí en la Magdalena Mixhuca le dieron tormento chino a los procedimientos legislativos para continuar su nefasta labor de pretender terminar con el sistema judicial actual y llenarlo de artículos y fracciones a su gusto, descuidando totalmente los enormes compromisos legales que tiene el país.

Es cuestión de tiempo que en el norte cambien sus prioridades y olviden sus diferencias políticas y retomen el tema de la vecindad para hacernos sentir qué tan verdaderamente independientes, autónomos y voluntariosos podemos ser cuando el 80% de nuestra vida económica depende de ellos.

Tesla ofreció instalar una Hiperplanta automotriz y en eso quedó, en oferta. Ojala no suceda lo mismo con el ‘nearshoring’.

Espero que los nuevos informadores alcances a documentarse adecuadamente de todos los entresijos a los que nos obliga el T-MEC y logren entender que mientras aquí estamos acostumbrados a los gritos destemplados, los desafíos, los retos y los insultos, nuestros vecinos con mensajes diplomáticos nos pueden hacer la vida imposible.

Las palabras del embajador Ken Salazar respecto a que  la elección de jueces por voto popular era “un riesgo para la democracia”. Y si la llamada reforma judicial “no se hace bien, puede traer muchísimo daño en la relación” entre ambos países.

Pero para quien no entiende prefiero referir esta frase que pinta de cuerpo la política de Estados Unidos frente al mundo desde hace más de dos siglos:

“Estados Unidos de América no podrán tener amigos eternos ni enemigos perpetuos, lo único eterno y perpetuo son nuestros intereses”

Frase  en molde de bronce en el Colegio de Altos Estudios en Gettysburg, Pensilvania, Estados Unidos**.

*https://www.nytimes.com/2024/09/03/magazine/nafta-tarriffs-economy-trump-kamala-harris

** Frase atribuida a Henry John Temple (1784-1865)

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