*Sobra gente y falta planeta
En julio pasado la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU) en el Día Mundial de la Población nos advirtió: “que la población mundial alcanzará los 8.000 millones el 15 de noviembre de 2022, y que India superará a China como el país más poblado del mundo en 2023, según el World Population Prospects”* de este año.
Asimismo, informó que “La población mundial está creciendo a su ritmo anual más lento desde 1950, por debajo del 1 por ciento en 2020. Las últimas proyecciones de las Naciones Unidas sugieren que la población mundial podría llegar a alrededor de 8.500 millones en 2030 y 9.700 millones en 2050. Se proyecta que alcanzará un pico de alrededor de 10.400 millones de personas durante la década de 2080 y que permanecerá en ese nivel hasta 2100”*.
En el informe Perspectivas de la Población Mundial 2022 “se proyecta que la población de 61 países o áreas disminuirá en un 1% o más entre 2022 y 2050, debido a sus niveles persistentemente bajos de fecundidad y, en algunos casos, a sus altas tasas de emigración.
Por su parte Liu Zhenmin, Subsecretario General de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, señaló que “el rápido crecimiento de la población hace más difícil la erradicación de la pobreza, la lucha contra el hambre y la desnutrición, y la expansión de la cobertura de los sistemas de salud y educación. Por otra parte, el alcance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente los relacionados con la salud, la educación y la igualdad de género, contribuirá a reducir los niveles de fecundidad y a desacelerar el crecimiento de la población mundial”*.
En lo que hace al envejecimiento de los habitantes “se estima que la proporción de la población mundial de 65 años o más aumentará del 10% en 2022 al 16% en 2050. Para entonces, se espera que el número de personas mayores de 65 años en el mundo más que duplicará el número de niños menores de 5 años, y llegará a igualar la población de niños menores de 12 años”.
“Los países con poblaciones que están envejeciendo deben tomar medidas para adecuar los programas públicos al número creciente de personas mayores, incluyendo el establecimiento de sistemas universales de atención médica y de cuidado a largo plazo, y mejorando la sostenibilidad de los sistemas de seguridad social y pensiones”*.
Ante ese panorama resulta más que evidente la precaria situación que enfrentará la humanidad en las próximas décadas, y en nuestro país donde lejos de proyectar, prevenir y actuar con programas específicos para atenuar en lo posible ese escenario, se ha preferido desaparecer institutos, centros de investigación y organismos científicos o expulsar a profesionales de reconocida trayectoria como el doctor José Sarukhán Kermez, para nombrar militantes de Morena.
El doctor Sarukhán desde hace más de 30 años ha trabajado seria, profesional e incansablemente para dotar a nuestro país (y a otros) de la mayor colecta, análisis y entrega de información actualizada sobre la biodiversidad mexicana.
Y no solo eso, el ex rector de la UNAM y miembro de El Colegio Nacional, lleva años enseñando e informando sobre la necesidad de conocer científicamente la naturaleza del mundo en que habitamos.
En sus conferencias ha señalado infatigablemente: “la gente ignora cómo funciona el planeta, cómo funcionan las leyes físicas, químicas y biológicas que determinan su funcionamiento –como la termodinámica, que nos ayudaría a comprender mejor los efectos del calentamiento global, o la evolución, que nos ayudaría a comprender mejor los efectos de la pérdida de biodiversidad–. “Lo desconocemos totalmente y hacemos cosas como si no tuvieran efecto (…), es una desconexión del mundo en el que vivimos”**.
“La actividad humana actualmente se traduce en pérdida de la biodiversidad y cambio climático, causados por el incremento de la población mundial, su demanda de recursos energéticos (alimentación, transporte, vivienda…) y las tecnologías para obtenerlos”. La demanda de combustibles fósiles, la forma de alimentación y las exigencias del modelo de “desarrollo” y los conceptos materiales del “éxito” han llevado al planeta a niveles insostenibles. Maquinaria defendida por la industria y la población más rica (cerca del 2%) que no sólo ha provocado la debacle ambiental. De seguir el patrón de consumo promedio de recursos como lo hemos hecho hasta ahora se requeriría un planeta y medio, pero si todos tuviéramos un consumo como Estados Unidos, agregó, requeriríamos de tres planetas.
“Y si queremos mantener a la población global del 2050 a los niveles actuales, necesitaríamos cuatro planetas; y si todos tuvieran los niveles de vida que tienen los estadunidenses, en la misma fecha –que no es mucho, son sólo casi 25 años, una generación– se necesitarían ocho planetas Tierra para sostener a la población. Es imposible, no hay manera y hay que cambiarlo porque ya con ese planeta y medio que necesitamos tenemos problemas serios”**.
Pero el doctor Sarukhán no se ha quedado en la profecía o baladronada de la desgracia.
Como buen científico ha dado “el remedio y el trapito”; específicamente ha recomendado “cambiar esos patrones de consumo, buscar la generación de energía renovable, reducir a cero la deforestación; en casa, usar paneles solares o colectores solares para calentar agua. “Es lo que debería estar ocurriendo en este país, ¡caray!, en vez de pelearse contra las grandes instalaciones eólicas: apoyar a que la gente compre e instale estas opciones de energía renovable, que de paso ayudaría a la industria mexicana**
“Cambiar el tipo de alimentación, disminuir el consumo de aquellos de origen industrial, así como carne roja; conocer el costo ambiental de lo que compramos y comemos, así como pasar la voz, son acciones que podemos llevar a cabo en nuestra cotidianidad, enfatizó. “Todos estos cambios ocurrirán sólo con la presión social, no hay de otra”**.
“La actual crisis ambiental es el reto más importante que ha enfrentado la humanidad hasta ahora y, si no lo encaramos y hacemos algo, podría ser el último”.
“Depende de nosotros y de nadie más, particularmente de los jóvenes, ellos recibirán el trancazo serio que se ha acumulado en este siglo y medio. Deben ser los más activos en el cambio”.
México tiene a orgullo que dos mexicanos; Don Mario Molina Pasquel y Henríquez (1983) y el doctor Sarukhán Kermez en 2017, han sido los únicos mexicanos galardonados con el Tyler Prize for Environmental Achievement, que es considerado el Nobel del medio ambiente. Afortunadamente ambos dedicaron su vida al mejoramiento del país (ellos sí, sin demagogia y sin alardes), y para nuestro orgullo Don José, nos sigue enriqueciendo con su sabiduría y buen humor.
¡¡Hay que ponerse las pilas ya, y hacernos conscientes de lo que ambos nos han enseñado!!
Gracias Maestro.
*https://reliefweb.int/report/world/la-poblacion-mundial-llegara-8000-millones-el-15-de-noviembre-de-2022#:
** https://www.cronica.com.mx/academia/sarukhan-desinteres-crisis-ambiental-gente-funciona-planeta.html