*Todo… todo es negociable
Bien pareciera que esa frase sería impensable de expresarse cuando se habla de la salud o la vida de las personas, pero después de las demandas y los procesos judiciales que se están discutiendo en los tribunales de Estados Unidos, pareciera que efectivamente, hasta la vida y la salud de los ciudadanos pueden cambiarse por una muy buena cantidad de dinero.
Algunos podrían decirme que el cambiar vidas por dinero no es nada original, ni novedoso, desde las demandas que enfrentaron los dueños de las tabacaleras en tierras del Tío Sam, quienes fueron tratados cual mafiosos. Y cuentan las reseñas que estos señores acordaron una "fraudulenta y engañosa estrategia" del negocio de cara al futuro. La supuesta conspiración ocurrió en el hotel Plaza de Nueva York en 1953.
En dicha reunión, los empresarios ya conocedores de los estudios médicos respectivos y a sabiendas de los efectos nocivos y adictivos del tabaco, acordaron no sólo no revelar los terribles efectos que sus productos causaban, sino que iniciaron gigantescas campañas para desmentir cualquier información sobre el asunto y desplegaron millonarias sumas para patrocinar espectáculos, actividades y eventos deportivos, obras culturales, incluir deliberadamente en la industria cinematográfica de Hollywood y cuanto foro o evento fuese posible la presencia del consumo de tabaco como algo común e inofensivo y con aires de sofisticación para los fumadores.
Pues bien, después de un litigio de más de casi 10 años las tabacaleras Altria Group (ex Philip Morris dueña de Marlboro y otras marcas), British American Tobacco, el grupo Liggett, R.J. Reynolds Tobacco Company, Brown & Williamson Tobacco Corporation y otras fueron condenadas en 1998 a pagar la nada despreciable suma de casi 250 mil millones de dólares a los 46 estados de la Unión que se habían sumado al litigio.
Doscientos cincuenta mil millones de dólares, que es una cifra como para chiflar a cualquiera, pero para no quebrar a la industria norteamericana del tabaco, se les dio de plazo para pagar 25 años. Es decir, en el 2023 terminarán de saldar su deuda ¿y cómo?… ¡¡¡Pues vendiendo cigarrillos!!!
Así que dígame usted ¿dónde estuvo la solución?
Pero ¿sabe usted para que ha usado el gobierno norteamericano esa multimillonaria cifra de dólares? Para todo, menos para atender a los enfermos o mejorar los hospitales correspondientes.
Y ahora que las tabacaleras no pueden volver a ser demandadas por el daño que los cigarrillos producen, permítame citar al doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien en mayo de 2019 informó que “cada año, el tabaco mata a 8 millones de personas, como mínimo, y varios millones más padecen cáncer de pulmón o enfermedades pulmonares crónicas causadas por el tabaco”. Y no creo necesario repetir aquí lo terrible que ha sido para los enfermos de Covid-19, su afición por el fumar.
Y que quede claro: “el acuerdo obligó a las tabacaleras de EE.UU. a dar 246.000 millones de dólares en 25 años a 46 estados, para evitar demandas por gastos de salud”.
En otras palabras: las tabacaleras prácticamente cual el 007, tienen licencia para matar.
Pero no vaya usted a creer que estas querellas son tan sencillas, pues si prácticamente a casi la totalidad de la Federación norteamericana le llevó 10 años llegar a un acuerdo con los tabacaleros, imagínese usted cómo le fue a otros demandantes no tan influyentes como el gobierno yanqui.
En 1991, 60 mil azafatas demandaron en Miami a las 13 tabacaleras de EE.UU. por 5.000 millones de dólares por daños por el humo de los cigarrillos durante los vuelos. En 1997 se acordó el pago de 349 millones de dólares.
En 1999, el gobierno de Venezuela demandó en Miami a las tabacaleras de EE.UU. para recuperar el costo del tratamiento médico de fumadores enfermos. Es la fecha que no hemos encontrado en que terminó el litigio, pero suponemos que lo perdieron, de otra forma los venezolanos no hubieran parado de anunciarlo como el mayor triunfo “del derecho bolivariano” frente al imperialismo.
Y no podríamos decir si es cuestión de suerte o nacionalidad, pero al igual que Venezuela, dos años después, Honduras, Belice y catorce ciudades y estados de Brasil, demandaron por miles de millones de dólares a doce tabacaleras de EE.UU. por ocultar información sobre los peligros de fumar.
Y al igual que con Venezuela el resultado de dicha demanda no aparece, al menos en Google, que es donde estuvimos buscando, bien podríamos checarlo en las embajadas.
Quise poner como antecedente la triste suerte con la que corrieron varios países latinoamericanos con sus demandas frente a grandes corporaciones, y ahora que hemos sido informados que a pesar de todo los canales diplomáticos, oficiales, de acuerdos bilaterales, programas especiales y demás recursos con que cuenta México para enfrentar los problemas binacionales, nuestro gobierno se ha despojado de todo eso y ha decidido presentarse como cualquier particular a demandar en las cortes de Massachusetts a casi una docena de fabricantes y distribuidores de armas.
Pues para empezar no me imagino en caso de que prospere la demanda: ¿cuántos años llevará el problema en los juzgados de ese país?, ¿cuánto se habrá que desembolsar durante ese tiempo?. Tal y como han preguntado abogados y conocedores del tema ¿qué específicamente es lo que demanda el gobierno mexicano? ¿dinero? Se ha hablado de que eso implicaría algo así como 10 mil millones de dólares ¿que servirían para qué? ¿compensar a los deudos?, ¿usted cree?, ¿modificar las leyes americanas para modificar qué en México? Y qué pasaría con los aduaneros, policías, militares, ministerios públicos, traficantes y demás canalla y asesinos que viven de ese tráfico?
Para qué serviría ese dinero? Cuánto cuesta una víctima de asesinato en México o en Estados Unidos?
Porque de los muertos por tabaquismo no hay datos disponibles.
Todavía faltan los acuerdos por drogas legales.