*Estados Unidos es una república bananera
Lo definió muy bien el periódico El Economista, Estados Unidos es una República Bananera, algo que los analistas ligados a ese país han llamado a las naciones donde la supuesta democracia es una simulación y los golpes de estado o autogolpes, se han dado.
Eso último, un autogolpe, intentó Donald Trump el 6 de enero, en donde aparentemente hay todos los juegos democráticos, pero en realidad privan los intereses de los millonarios, por eso la noticia principal del día siguiente en USA es que Elon Musk de Tesla, superó la fortuna de Jef Bezos, el dueño de Amazon.
Los memes acerca de lo que ocurrió en El Capitolio, donde se dictaminaba la elección de Joe Biden, no se hicieron esperar. Los más destacados fueron a la Estatua de la Libertad tapándose el rostro de vergüenza y una bandera de las barras y las estrellas con un plátano en la parte superior.
El conflicto que se iba a dar en la fecha citada, lo previó acertadamente: Alfredo Jalife, en su columna: Bajo la Lupa (La Jornada, 6 de enero). Incluso dio un dato de por qué la represión en USA es selectiva. En el ejército el 70 por ciento son anglos, y la otra cantidad está formada entre latinos y afroamericanos. Algo que es muy parecido a lo que ocurre en las policías.
Por eso ahora sabemos que al movimiento Black Lives Matter, opuesto a la represión de los afroamericanos y donde se busca castiguen a los uniformados que asesinan a personajes como George Floyd, metieron a prisión a 14 mil personas, en tanto en el asalto a donde estaban los congresistas y miembros del poder ejecutivo, entre ellos el vicepresidente Mike Pence, únicamente detuvieron a 52 personas, no obstante que hubo cinco muertos y 14 policías heridos.
Las escenas, guardando las proporciones, nos recordaron cuando los miembros del FSLN tomaron el Palacio Nacional en Managua, Nicaragua, el 22 de agosto de 1978, para obtener la liberación de decenas de presos políticos. O en México, cuando Alfonso Ramírez Cuéllar, entonces miembro de El Barzón, hoy diputado de Morena, entró a caballo con 200 integrantes, el 9 de diciembre de 2002, en protesta porque el famoso TLCAN de Carlos Salinas, había arruinado a miles de agricultores mexicanos.
Que la llamada democracia más importante de occidente está en una crisis profunda, lo señaló el investigador Javier Tello de Televisa, en el noticiario de Denis Maerker de ese día de reyes magos o vagos. Dijo Javier que desde 1980 hay graves problemas a resolver y que el trumpismo no se acaba con la salida de Donald, sino tiene causas muy profundas por la desigualdad que va agrandándose en nuestro vecino del norte, lo cual ha traído la polarización social.
Los dueños de los medios más importantes hoy en Gringolandia: el cuarteto llamado GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple), ya nos lo había advertido el gran analista Octavio Islas, le dieron amplio juego a Trump, y ahora han decidido amordazarlo para que no continúe con sus locuras ante su fallido intento de preservar el dominio político.
Que su locura era algo excesivo, lo muestra que Mike Pence, su vicepresidente, no lo obedeció en su intento por revertir una elección que había perdido anteriormente no obstante las 60 impugnaciones que fueron desechadas ante las cortes. Incluso ese mismo día fueron derrotados sus candidatos a la senaduría de Georgia, lo cual trae como resultado que el Senado pase de control republicano a demócrata.
Ya ahogado el niño, muchos partidarios de Donald lo rechazaron. Renunciaron de inmediato las secretarías de Educación, Betsy de Vos, y de Transportes, Elaine Chao.
Pero la base del trumpismo no ha desaparecido, ya que varias decenas de congresistas, encabezados por Ted Cruz, siguen diciendo que Estados Unidos debe seguir dominando el mundo como sea, no obstante que tiene ya la guerra comercial perdida con China, el único país que creció en 2020 y lo hará más este año.
La polarización continuará en un país que tiene un sistema electoral atrasadísimo, una división social que se ahonda y una crisis económica muy profunda.
Según Eduardo Ibarra (Utopía, 6 de enero), 45 trasnacionales que trabajan en el vecino país norteño obtuvieron ganancias fabulosas, en tanto ocho millones viven en la pobreza. Y si algo faltara, 651 millonarios tienen en sus manos un billón de dólares y su obsesión no es ayudar a derrotar al Sars-Cov2, sino aumentar sus capitales a como dé lugar.
En síntesis, el fenómeno Donald Trump- quien por cierto paga más impuestos en China que en Estados Unidos-, es la punta del iceberg de un problema muy serio: la amplia brecha que se ahonda cada vez más entre ricos y pobres. La cual de no revertirse traerá más explosiones muy pronto.
@jamelendez44