*Corrupción y covid-19
Recibí un meme en mi correo, que me pareció exacto, preciso y sobre todo, muy oportuno: “El único honesto que existe en este sexenio, es el avión… No se ha vendido a ningún precio”.
El caso del “Píogate”, implica un posible delito electoral.
Su revisión debe ser investigada por las autoridades competentes. Por el Instituto Nacional Electoral (INE), por la Fiscalía en Delitos Electorales (FDE) y por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda.
Lo mismo debe suceder con Lozoya.
No son iguales (en tamaño) pero el manejo del dinero, sus reportes oficiales y comprobaciones, son muy parecidas.
Eso, si de verdad este gobierno apuesta por la transformación que pregona con la 4T.
Este asunto me hizo recordar que en diciembre de 1998, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, me hizo una llamada mientras yo estaba de vacaciones.
Al regresar, lo llamé. Me citó en el Palacio del Ayuntamiento y me pidió incorporarme a su gobierno como Subdelegado de Desarrollo Social (SDS) en la entonces Delegación Álvaro Obregón (DAO).
Es una zona con muchos ricos… y demasiados pobres.
La DAO tenía el clima de abandono, desdén, corrupción, mañas y miles de transas en todos lados, que había establecido el PRI en las ahora Alcaldías a lo largo de su historia.
Pertenecíamos al Primer Gobierno de Izquierda en la ciudad.
Teníamos una visión clara de cambiar las cosas.
Enfrentábamos todos los retos con todas sus inercias. Con la presión de los grupos sindicales. De los vivales. Pero sobre todo de los grupos corruptos que se habían asentado en el gobierno.
El trabajo no era nada sencillo. Lo primero que hice fue conseguir un mapa para distinguir las colonias y los barrios.
El día que llegué a la Delegación a tomar posesión del cargo, la anterior subdelegada me entregó dos hojas firmadas y eso fue todo.
Platicamos un rato. Me enteré que tenía mil 750 empleados en la SDS. Tres camiones y muchas camionetas. 102 espacios públicos. Museos. Varios teatros. Los Centros de Desarrollo Infantil (CENDIS). Muchos consultorios médicos. Centros deportivos… Y hasta la Casa de Cultura de San Ángel.
“De estos espacios, tenemos una recaudación de autogenerados por 50 mil pesos al año”, me dijo ella.
Por otro lado (que no me reportó nadie), empecé a recorrer la zona y me encontré con algunas de las zonas más pobres que había visto: Lomas de Capula, Barrio Norte, La Araña, La Piloto y muchas… muchas más.
Formé mi equipo de trabajo y realizamos un diagnóstico en dos meses, analizando todos nuestros espacios y sus necesidades.
Con ese material preparamos un “Modelo de Desarrollo Social” para la zona, que requería cerca de 200 millones de pesos.
Busqué al ingeniero Cárdenas. Le mostré el proyecto. Lo aprobó y conseguimos los recursos para empezar nuestro trabajo.
Poco a poco, me enteré que los tres camiones que teníamos, se los llevaban los fines de semana los choferes para “hacer excursiones”… de las que le daban una parte a la ex subdelegada.
En el Salón de Usos Múltiples (donde se hacían bodas y festejos), vivía un fotógrafo que vivía de los eventos y que además manejaba el cobro del estacionamiento… y le daba una parte a la subdelegada.
Las ligas de Futbol (que manejaban los mejores campos), todos los meses le daban un paquete de dinero a la subdelegada.
La subdelegada vivía en Las Lomas y 10 trabajadores de la SDS, trabajaban en su casa. Tenía tres camionetas, con tres choferes cada una, para tener servicio las 24 horas durante todo el año.
Y cuando llegué, me preguntaron: “¿Quiere que estas 10 personas trabajen en su casa”?... “No somos iguales”, les dije.
Paso a paso desarmamos esta red de corrupción. Tuvimos muchos enfrentamientos. Muchos trabajadores se cambiaron de área y nos costó un trabajo enorme entregar en el año 2000 un buen reporte de este Modelo.
En el primer año logramos una recaudación de autogenerados de un millón 500 mil pesos y luego subió más… Pero esa es otra historia.
¿Y EN 1999?
El ingeniero Cárdenas dejó el gobierno de la ciudad para inscribirse como candidato en el año 2000.
En su lugar entró Rosario Robles.
Éramos 16 SDS en las Delegaciones (actualmente Alcaldías) y sólo con cinco de ellos tuve una estrecha relación, como Raúl Bretón, que hoy hace teatro.
En la Secretaría de Desarrollo Social estaba Clarita Jusidman. Con ella logramos establecer más de 40 programas sociales y las bases para un área de Atención a la Juventud.
Yo sentía que, pese a todos los problemas, teníamos muchos avances.
Pero un día, Rosario Robles nos citó a los 16 SDS a un desayuno en el Hotel Camino Real.
Ahí nos avisó que habían conseguido una bolsa de 2 mil millones de pesos que iban a ser repartidas en nuestras áreas.
Yo y mis 5 compañeros estábamos felices. ¡Podríamos terminar de mejorar los consultorios médicos y abrir nuevos proyectos para las comunidades más pobres!
Pero el asunto era otro.
Quería que el dinero que recibiéramos lo entregáramos en efectivo a las personas de la Tercera Edad, de la cual ella ya tenía una lista preparada.
Yo me negué… Venían las elecciones… Le dije que eso sonaba a comprar los votos y era corrupción… Me dijo que no.
Sin embargo, decidí no apoyarla en ese programa.
Le dieron el dinero a la administración de Álvaro Obregón.
CONCLUSIÓN
Terminamos el gobierno.
Renuncié… Y juré que nunca más sería funcionario público.
Una semana antes de terminar el gobierno, Rosario mandó clausurar el Circo Volador.
Pero perdieron las elecciones y ganó el PAN.
Un año y medio tardamos en convencer a la delegada del PAN, en Venustiano Carranza, sobre nuestro trabajo.
Y así trabajamos hasta la fecha.
Con distancia de los funcionarios públicos.
Sobreviviendo en medio de un país… lleno de enredos políticos.
LA CUEVA DEL DELFÍN
Hay mil historias en esta pequeña crónica… Es imposible comentarlas… Terminé como amigo de los ricos de San Ángel… Y también de las colonias más pobres de la DAO… El gobierno debería servir para eso: ¡Para Unir!... No para polarizarnos.
¡Vientos huracanados!, si no me piden comprar cachitos de la rifa del avión nos veremos por acá el próximo sábado...
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