Apenas 20 horas de haber asistido a la reunión a la que convocó el presidente Andrés Manuel López Obrador, el canciller Marcelo Ebrard Casaubón mostró el colmillo político que arrastra y aplicó aquello de que si en política no hay casualidades, se debería armar de valor y dar por recibido el mensaje de que la línea es que sí hay línea cuando se trata de decisiones anunciadas desde el más alto nivel del poder.

El canciller asimiló que el presidente armó el escenario que necesitaba para sembrar su línea de inicio de despedida de la Presidencia de la República, pues lo conoce bien desde hace muchos años y sabe del gusto que le da manejar mensajes que a muchos confunden, pero que llevan la línea para que la entienda quien la debe entender para su aplicación inmediata.

Así le funcionó desde el inicio de su sexenio, cuando al rendir protesta sembró públicamente eso de que en su gobierno la línea sería que no habría línea, cuando a lo largo de estos casi cinco años ha prevalecido lo contrario en su relación con Morena, partido que considera de su propiedad.

Esto se los dijo sin tapujos a los perredistas que lo comenzaban a repudiar en aquellos años, con aquella frase de que “yo soy el popular y por lo tanto soy el partido y si me voy a formar otro, los voy a destruir”.

Y se los cumplió, pero quedan sus frases que se llevó a la construcción de Morena y esto lo sabe perfectamente Marcelo Ebrard y por eso salió de la reunión la noche del lunes pasado con la línea recibida, porque también sabe que en política no hay casualidades y mucho menos si salen de la boca de Andrés Manuel.

Así se entiende que este martes por la tarde haya salido a anunciar su renuncia al cargo de secretario de Relaciones Exteriores que ocupa en el gabinete, porque, hacerlo con la oportunidad debida, estaría arrancando en primer lugar en la carrera para la cual lo destapó como “corcholata” presidencial el inquilino de Palacio Nacional, junto con Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López Hernández y meses más tarde incluyó a la “corcholatita” Ricardo Monreal Ávila.

Entonces, a querer o no, así se abre el hipódromo propiedad del presidente de la República, de donde saldrá a quien pretende imponer en la silla del próximo poder político en México.

06/06/2023

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