Y los mariachis entraron al salón de sesiones del Senado de la República. Tocaron una pieza y cuando pretendían entonar “sigo siendo el rey”, una legisladora gritó a todo pulmón: “traer aquí al mariachi es una payasada”. Los mariachis callaron y salieron con la cola entre las patas, mientras el senador Ricardo Monreal Ávila sonrojaba y minutos después también se dispuso así a abandonar el recinto parlamentario.
Momentos antes, el legislador morenista había anunciado su licencia indefinida para dedicarse de tiempo completo a cumplir los dictados de su partido a quienes etiquetó “corcholatas” presidenciales, mote con que fueron destapados por el presidente Andrés Manuel López Obrador en julio del 2021.
Pero hubo otro episodio que desdibujó la gran fiesta que se auto organizó Monreal Ávila para resaltar su partida del Congreso, pues al tiempo que se despedía de sus colegas desde la tribuna de la Comisión Permanente de esta 65 Legislatura, afuera del salón de sesiones un grupo de trabajadores se plantó con cartelones para acusarlo de todo.
“Monreal se lleva nuestras plazas de nuestros compañeros que murieron durante la pandemia. Viola el artículo 11 del contrato colectivo de trabajo y exijo se me otorgue de manera inmediata la base de mi difunta madre”.
Rezaban algunas de las cartulinas improvisadas que exhibieron para despedir al senador Monreal Ávila, quien así, con esos antecedentes, se fue a buscar el voto que le permita convertirse en presidente de la República por Morena.