La revista industrial del campo 2000 Agro informó que Oceana, la mayor organización internacional centrada exclusivamente en la conservación de los océanos, reveló que en la Ciudad de México existe sustitución y fraude en la venta de bacalao.
La investigación detectó que 31.5 por ciento de las porciones de bacalao analizadas en restaurantes, supermercados y pescaderías en Ciudad de México, no correspondían con el nombre de venta.
“Esta es la temporada del año de más consumo de bacalao y las pescaderías son las más fraudulentas. La sustitución de bacalao fue por tiburones y rayas, pero también especies de alto valor vendidas a precios muy reducidos, lo cual abre sospechas sobre la calidad de ese pescado”, dijo Renata Terrazas, directora de campañas de transparencia de Oceana.
Terrazas, responsable de la investigación llamada “Gato X Liebre, venta y sustitución en la venta de bacalao”, explicó que, comparativamente, los niveles de sustitución en las muestras analizadas fueron menores en supermercados (4.5 por ciento) comparado con restaurantes (40 por ciento) y pescaderías (55 por ciento).
La investigación de Oceana, la primera de su tipo a esta escala hecha y publicada en México usó el método de identificación genética de ADN para examinar en laboratorio las muestras de bacalao tomadas en establecimientos de la Ciudad de México.
“El objetivo de esta investigación fue identificar el grado de sustitución en el bacalao y conocer las especies que lo sustituyen, esta práctica tiene repercusiones económicas para el consumidor y la salud de los mares”, explicó Terrazas.
Entre los hallazgos de fraude por precio se registró la venta de “bacalao” en 220 pesos el kilo cuando en realidad fue tilapia, que tiene un precio regular de 85 pesos; asimismo un supuesto bacalao de 299 pesos resultó ser raya, con un precio de venta promedio de 80 pesos.
Pedro Zapata, vicepresidente de Oceana, dijo que llamaron sustitución a los casos donde la especie identificada genéticamente no era ninguna de las 53 especies consideradas como bacalao. “Estos peces nadan en aguas templadas, se encuentran sobre todo en el hemisferio norte, pero no en mares mexicanos.”
Las especies identificadas que no fueron bacalao son: 6 por ciento productos de acuacultura (tilapia), 28 por ciento especies de escama marina (mero, esmedregal, robalo y merluza), 66 por ciento de las mobranquios (rayas y tiburones).
En el caso de los tiburones, el estudio revela la venta de especies amenazadas, vulnerables y en peligro, de acuerdo con la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esto significa que muchos de los tiburones que encontramos vendidos como bacalao están en riesgo de desaparecer si no empezamos a cuidarlos.
En el caso de los tiburones amenazados identificamos al cazón mamón, tiburón toro y tiburón coralino. Como tiburones vulnerables detectamos al tiburón de puntas negras, tiburón zorro y tiburón sedoso. Y más grave aún fue encontrar a un tiburón en peligro: el tiburón martillo.
Los directivos de Oceana indicaron que el papel de los tiburones para mantener la salud del océano es irremplazable y que muchos de ellos están amenazados y en peligro de desaparecer. “Nosotros, sin saberlo, nos los estamos comiendo”, aseveró Zapata.
De acuerdo con Renata Terrazas, la falta de trazabilidad permite que cualquier pescado pueda ser vendido como bacalao, sin importar que sea de menor valor y por ello se defrauda a los consumidores.
“La gente sigue sin poder decidir qué quiere comer, ya que una de cada tres veces nos cambian el pescado que pedimos y por el que pagamos, y nos dan animales completamente distintos, como lo es el tiburón”, expuso Terrazas.
Terrazas señaló que existe la necesidad de garantizar el flujo de información sobre la identidad y el origen real de las especies por medio de la cadena comercial y de establecer estándares en la trazabilidad del pescado hasta el consumidor final.
Los directivos de Oceana aseguraron que las deficiencias en la y comercialización de pescado permiten que exista la sustitución de especies, y abren las puertas para la comercialización de la pesca ilegal.
“Los resultados de la investigación son una fotografía de los patrones de comercialización del pescado en México, el bacalao y otras especies comerciales no están exentas del fraude y sustitución”, explicó Zapata.
En abril de este año el gobierno federal publicó en el Diario Oficial de la Federación el Programa Nacional de Normalización con especificaciones para regular la trazabilidad de los productos de origen pesquero y acuícola.
Hasta el momento el gobierno federal no ha presentado regulación alguna. La fecha estimada de terminación de una política de trazabilidad de productos pesqueros y acuícolas es en diciembre de 2019.
Oceana señaló tres acciones que el gobierno de México puede tomar de inmediato para empezar a corregir este problema:
Reglas de mejor etiquetado para los productos del mar, que le den a los consumidores la información que necesitan.
Una norma obligatoria de trazabilidad en los productos del mar, que permita rastrear el pescado del barco al plato.
Una lista oficial de los nombres con los que está permitido llamar a las especies de peces y mariscos que consumimos en México.
Consulta el reporte completo en www.oceana.org / www.gatoxliebre.org