El jueves pasado la secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde, junto con el presidente Andrés Manuel López Obrador, informó arranque del programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” y dijo que con ello se pretende atender como objetivo la inclusión de jóvenes en la capacitación a través de empresas, negocios, talleres, centros de trabajo, sector público, organizaciones de la sociedad civil.
Pero al mismo, en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de México se daba a conocer que por órdenes de la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, iniciaba el despido de un ejército de trabajadores de ese tribunal laboral.
Lo contradictorio de esto es que en esta ola de desempleo que registra México en su “cuarta transformación”, se arrastra a un grupo de jóvenes abogados que desde su titulación se integraron a esa Junta Local que imparte justicia laboral, pero que sobre todo confiaron en los postulados que abanderó el entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, a quien le dieron su voto para contribuir al desarrollo de la nación por la vía de la honestidad, sin corrupción y abatimiento de la impunidad.
Sin embargo, ahora esos jóvenes abogados serán echados a la calle a su suerte, defenestrados por un puñado de funcionarios que solo busca mantener sus intereses.
El asunto es por demás delicado, porque son profesionistas que no rebasan los 30 años, cuando hay personal que ya está en condición de jubilarse, pero que por razones obvias se niegan a dejar los espacios de progreso a las generaciones que claman trabajo digno y que responda a su preparación académica.
“Ni hablar, ahora seremos ninis y mientras haya trabajo, buscaremos la dádiva de 3,600 pesos mensuales que anunció el peje”, dijo notoriamente enojado uno de esos jóvenes abogados que aceptó hablar con nuestros sabuesos informativos.
Así las cosas y lo que falta, pues el sexenio apenas empieza.