El México constructivo

Se estima que en 2018 la demanda anual de vivienda ascienda a más de 608 mil unidades, mismas que suelen ser construidas con cemento, no obstante que este material cada día es más costoso, genera dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, además de que consume recursos minerales y mucha agua para formarlo.

Tomando en cuenta que la demanda anual en el país de casa-habitación es constante, es por tanto un negocio redituable que puede ser más amigable con el medio ambiente. Por ello, investigadores de la Universidad de Papaloapan, en Oaxaca, liderados por Martha Poisot, desarrollaron un material que sustituye al cemento en las construcciones.

Se llama Polymeric Ash System (PAS) y está hecho a base de desechos de la industria del reciclado de papel, ceniza del bagazo de caña de azúcar, carboeléctricas, marmoleras y de unicel, para darle valor agregado a los desechos y dejar de usar materia prima cuyos costos ambientales son muy elevados.

Su desarrollo ya está patentando y en la actualidad el equipo busca inversionistas que pongan el capital semilla para establecer su primera planta de producción con el objetivo de comenzar a competir con la industria cementera.

Como el proyecto de Poisot ha recibido recursos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) a través del Fondo para Proyectos de Desarrollo Científico para Atender Problemas Nacionales, fue sometido a la evaluación de especialistas en nuevos negocios durante el Shark Tank sobre Desarrollo tecnológico que organizó el Conacyt en el Primer Foro Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2018.

Martha Poisot explicó al panel conformado por Jesús González Hernández, director del Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial; Elisa Flores Quiroga, Premio Santander de Innovación Empresarial 2006; Emilio Sacristán Rock, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, emprendedor del año en 2006; y Pedro López Salas, socio fundador de una start up, que las ventajas de este material son que contamina menos, es más económico y más resistente que el cemento.

Los prototipos que han elaborado son bloques de 50x50 centímetros. Entre las pruebas a las que ha sido sometido está la que midió su capacidad para aislar la temperatura respecto al cemento y han encontrado que es un aislante térmico con la cualidad adicional de que también conserva energía. No requeriría, por tanto, utilizar tanta calefacción o aire acondicionado la casa construida con este material. En cuanto a precios, el metro cúbico de cemento tiene un costo de $120.00, mientras que el de PAS es de $90.00.

“Es un material ligero, muy útil para estructuras que no se pueden crear con el cemento, ya que este tiene mucha plasticidad y sirve para fines estéticos. También sirve para cuestiones estructurales si se emplea con acero”, señaló la doctora en ciencias químicas.

Martha Poisot explicó acerca del procedimiento: “Recibimos el material de desecho y en un solo paso, en una reacción química muy amable con el proceso y con el operario, convertimos la materia orgánica con el aglutinante en celulosa hidrofóbica compatible con la ceniza de caña, con la industria marmolera, de termoeléctricas, e incluso el unicel que se emplea para guardar alimentos y productos”.

El modelo de negocios que planteó la investigadora de Oaxaca fue invertir inicialmente 2.5 millones de pesos en el año 0, reinyectar 300 mil pesos en el 1, para el año 2 ya se empezaría a recuperar la inversión. En esta proyección se tendría la capacidad para construir 450 casas con una producción estimada en 300 toneladas al mes de PAS a partir del sexto mes de actividad. Los investigadores participantes constituyeron su start up, se llama Vidpo, pero no está en operaciones por falta de financiamiento.

Recomendaciones para los emprendedores

Los especialistas en negocios recomendaron a la investigadora Martha Poisot averiguar si la competencia tendría un margen de ganancia similar a su propuesta, pues cuando salga el producto al mercado las cementeras podrían reducir sus precios de venta para ser competitivas. También le sugirieron analizar todo el mercado y los posibles segmentos de oportunidad, ya que, aunque haya una oferta amplia del material, es mejor atacar el mercado con el que se tenga una mayor ventaja competitiva para que dé mayor margen de ganancia.

Se le recomendó, además, tener un plan de negocios más agresivo: en lugar de pedir 2.5 millones de pesos para producir 450 casas, solicite 2.5 millones de dólares para poder abastecer la demanda para 4 mil 500 casas o más por año, ya que una proyección más ambiciosa paradójicamente puede generar una mayor confianza en los inversionistas.

En este ejercicio de poner a prueba los proyectos innovadores generados en universidades y centros públicos de investigación ante especialistas en creación de nuevas empresas participaron José Rene Rangel Méndez, investigador del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica, con el proyecto “Remoción de hidrocarburos solubles en ecosistemas acuáticos”; y Enrique Castro Camus, del Centro de Investigaciones en Óptica, con el desarrollo “Tecnología MMAT para el diagnóstico de pie diabético”.

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