Las abejas, que forman un grupo de insectos antófilos (que aman las flores), son algunas de las principales especies polinizadoras, y su proceso es vital para la mayoría de los alimentos que consumimos los humanos. Pero sus poblaciones se están reduciendo en todo el mundo de manera alarmante: entre 50 y 80 por ciento.
Fundamental en la reproducción y sobrevivencia de las plantas, así como en el acceso de los animales a granos y frutas, la polinización es un proceso de transferencia del polen de las flores que resulta esencial para la vida.
“Estamos ante un problema de índole mundial, nos preocupa la forma como sus poblaciones están decayendo. Las abejas son un indicador importante del estado de salud que guardan éstos y otros polinizadores a nivel global”, dijo Rafael Ojeda Flores, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.
De no atenderse este problema, advirtió, se tendrán repercusiones importantes como problemas en la producción de vegetales y animales, hasta poner en riesgo la seguridad alimentaria y el estado de conservación de la biodiversidad.
“Aproximadamente 75 por ciento de la variedad de alimentos que consumimos son polinizados por diversos animales. En México es incluso un poco más: hasta 85 por ciento de los vegetales que se cultivan aquí dependen en cierta forma de la polinización, gran parte de ella realizada por los insectos”, agregó Ricardo Anguiano Báez, también académico de la FMVZ.
En conferencia de medios, en el auditorio Pablo Zierold Reyes, los especialistas detallaron algunos de los escenarios que enfrentan las abejas.
Amenazas
Actualmente están amenazadas por el cambio climático, que ha modificado los patrones de las lluvias y altera la floración de la que dependen.
Otro problema es el uso de agroquímicos: herbicidas, funguicidas, insecticidas y vitaminas en las zonas de cultivo del campo. Se trata de amplias hectáreas de monocultivos que se riegan con sustancias tóxicas que matan a estos insectos. “En México existen 180 sustancias permitidas, cuyo uso está prohibido en la Unión Europea”, subrayó Ojeda.
De igual manera, las abejas son dañadas por algunas enfermedades, en especial la causada por un parásito llamado varroa, que las chupa y afecta sus defensas, ocasionando que produzcan menos miel y vivan menos tiempo, detalló Anguiano.
La agricultura extensiva y la carencia de áreas de polinización impactan en su ecosistema y las obliga a recorrer grandes distancias para encontrar alimento.
También la inadecuada capacitación de los apicultores es un inconveniente, especialmente cuando las abejas no son bien manejadas y presentan problemas de salud.
Cómo revertir daños
Para revertir estos daños, Anguiano recomendó promover el cultivo de plantas locales en áreas verdes comunes y jardines, para permitir a los polinizadores nutrirse y resguardarse, además de modificar hábitos para priorizar el consumo de alimentos locales y orgánicos.
Por su parte, Ojeda señaló que hay muchas líneas de acción. “La herramienta más importante es convertirse en consumidores informados y responsables, y rastrear de dónde vienen nuestros alimentos”.
Asimismo, se pueden crear jardines urbanos con plantas con flores nativas, que atraen a los polinizadores; y para los productores apícolas y agropecuarios, son necesarios programas de información y capacitación.
“Los científicos debemos seguir investigando y todos debemos exigir que se cumpla la regulación de agroquímicos”, finalizó.