Y sirven a la industria

En la naturaleza, los hongos microscópicos saprobios conforman un grupo altamente diverso y abundante, se alimentan de materia orgánica inerte, como restos vegetales y animales que, al morir, quedan en el suelo. Junto con otros organismos intervienen en el proceso de descomposición de la materia inerte, que permite el reciclaje de nutrientes en el suelo y en consecuencia el desarrollo de la vegetación en los ecosistemas.

La micóloga Gabriela Heredia Abarca, investigadora del Laboratorio de Micromicetos del Instituto de Ecología (Inecol), señaló que los hongos microscópicos saprobios, presentes en cualquier tipo de ambiente natural, son un recurso valioso al que se le ha prestado poca atención, por lo que es necesario multiplicar esfuerzos para realizar investigaciones interdisciplinarias que permitan conocer tanto la magnitud de la diversidad de especies que prolifera en los ecosistemas del país, como sus capacidades para su empleo biotecnológico.

Algunas de las características que convierten a estos hongos en un recurso con un alto potencial biotecnológico son: su tamaño, forma de reproducción, metabolismo, factibilidad para su manejo en medios de cultivo, y su capacidad para producir una amplia gama de sustancias con aplicación en las industrias alimenticia, farmacológica, textil y papelera.

Entre los principales usos de los productos obtenidos de los hongos microscópicos saprobios, están moléculas activas y fármacos, como la ciclosporina A, un inmunosupresor que reduce el rechazo de trasplantes de órganos y que se obtuvo de una cepa de un micromiceto asilado del suelo e identificado como Tolypocladium inflatum. Otro ejemplo son las llamadas estatinas, descubiertas a partir de cultivos de Penicllium citrinum y Aspergillus terreus, ambos compuestos se utilizan para la prevención de enfermedades cardiovasculares por su capacidad para reducir el colesterol.

Los hongos saprobios se desarrollan en diferentes ambientes como son el suelo, las raíces de las plantas, los restos vegetales postrados en el mantillo de los bosques o sumergidos en ambientes acuáticos.

De acuerdo con Heredia Abarca, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, en nuestro país y para la mayoría de los estados la información sobre la diversidad de estos organismos es escasa o bien inexistente; y en cuanto a los listados de especies de hongos microscópicos saprobios, los más completos son para algunas áreas naturales con selvas y bosques de neblina de los estados de Tabasco y Veracruz.

Ante la falta de información e investigación acerca de los hongos saprobios en general, y en especial de los que proliferan en los restos vegetales, Gabriela Heredia ha trabajado en diversos proyectos apoyados por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad con el fin de conformar inventarios, materiales de referencia y colecciones vivas de estos organismos que permitan subsecuentes investigaciones para profundizar en su ecología, filogenia y potencial biotecnológico.

“Nos enfocamos en zonas que tengan el menor grado posible de perturbación y con alta diversidad de plantas, por lo que esperamos que también haya una alta diversidad de hongos microscópicos asociados a restos vegetales”, expuso la especialista.

El trabajo de campo que realiza la investigadora consiste en la recolección de muestras de estos hongos, las incuba y mantiene en el laboratorio bajo condiciones adecuadas de temperatura y humedad. Estas muestras las revisa continuamente en el microscopio para determinar las especies y obtener aislamientos para futuras investigaciones. Sin embargo, “ante la gran diversidad de ecosistemas que existen en nuestro país y el atraso que se tiene en el conocimiento de los hongos microscópicos saprobios, se requiere multiplicar los esfuerzos de colecta”.

Heredia Abarca subrayó que para avanzar en el conocimiento de estos organismos se requiere trabajar en la preparación de especialistas en el área, impulsar la creación de colecciones biológicas que resguarden el germoplasma fúngico, pero sobre todo es fundamental conservar los ecosistemas cuya alta diversidad vegetal favorece el desarrollo de los hongos microscópicos saprobios.

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