De acuerdo con la ONU, cada año llegan a los océanos alrededor de 13 millones de toneladas de desechos plásticos. Son muy visibles sobre la superficie, pero también saturan los fondos y, como micropartículas, la columna de agua del reino marino.
Los efectos nocivos de estos contaminantes incrementan la degradación de los hábitats y la mortalidad de especies marinas, con repercusiones socioeconómicas en toda comunidad costera que depende del turismo y la pesca, destacó Raquel Briseño Dueñas, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML), Unidad Académica Mazatlán de la UNAM.
Al integrarse a los eslabones de la cadena alimenticia marina, los microplásticos se transfieren a especies consumidas por el hombre. Esto se ha convertido en un tema trascendente, dada la importancia de los recursos marinos como fuente de alimentación para la creciente población humana.
Con motivo del Día Mundial de los Océanos, que se conmemora este 8 de junio para hacer consciencia sobre este tema a través de la campaña #AcabarConLaContaminaciónPorPlásticos, la universitaria recalcó que hacemos uso indiscriminado de estos materiales por su bajo costo y por estar al alcance de todos, por lo que necesario hacer una amplia difusión de la problemática que generan en los océanos.
Afectan cada vez más a especies marinas: aves, mamíferos, peces, tortugas y corales, entre otras, y al descomponerse se convierten en partículas pequeñas, microplásticos, que son ingeridos por el zooplancton, vector mediante el cual se transfiere hasta llegar al humano, acotó la especialista en manejo de zonas costeras, especies prioritarias y áreas naturales protegidas.
Los océanos son inmensos cuerpos de agua que cubren más de dos terceras partes del planeta (72 por ciento, en promedio), y son esenciales para la humanidad. “Las poblaciones del mundo, vivan en la costa o tierra adentro, dependemos de ellos, porque representan un sistema de equilibrio en los ámbitos ambiental, social y económico”.
Aportan la mayor cantidad de oxígeno al planeta a través de los productores primarios (fitoplancton), además de regular el clima a través del intercambio de calor y gases, y por el viento que generan. Son fuente de recursos minerales y petróleo, y la proteína que se origina de ellos también es fundamental para nuestra subsistencia.
La universitaria subrayó que más del 50 por ciento de la población mundial se ubica cerca de las costas, y va en incremento, lo que representa una enorme presión para los océanos y mares por la transformación de la línea costera y, en consecuencia, de las zonas marinas adyacentes.
“El bienestar que aportan a la humanidad nos lleva a considerarlos fuente inagotable de recursos, pero sí tienen límites, y estamos propiciando que se rebase su capacidad resiliente, lo que pone en riesgo su condición y función”, acentuó Briseño Dueñas.
La situación de los océanos es grave, no sólo por la contaminación, enriquecimientos de nutrientes que provocan los florecimientos algales nocivos, y la acidificación de sus aguas, sino por la cantidad de residuos plásticos, que hacen sinergia y afectan todos las masas de agua oceánica del planeta.
Acciones a favor
“Debemos ser más conscientes, aprovechar la conmemoración del Día Mundial de los Océanos para conocer más de estos problemas de origen antropogénico, que provocan pérdidas difíciles de cuantificar por su magnitud y amplitud, y que van en aumento”.
Es imprescindible buscar soluciones, contribuir con la mejor información científica para los tomadores de decisiones, e implementar políticas públicas bajo una óptica de gobernanza desde el ámbito local, o mediante acciones personales como disminuir el uso de botellas desechables; no utilizar bolsas de plástico para las compras; no consumir productos de higiene personal que contengan microplásticos como dentífricos, cremas exfoliantes y geles de baño.
“La Unidad Académica Mazatlán, junto con la Dirección de Ecología y Medio Ambiente de esta entidad, participamos en la implementación de prácticas encaminadas a disminuir este factor de estrés de los océanos, a través de la promoción de una política pública municipal que contribuya a regular el uso de bolsas de plástico, y que además promueva actividades de educación ambiental”, concluyó.
Esta situación empezó a abordarse desde hace una década: el 8 de junio de 2009 en la Asamblea General de las Naciones Unidas se decretó el Día Mundial de los Océanos para crear conciencia sobre el papel crucial que desempeñan en nuestras vidas y las distintas maneras en que las personas pueden ayudar a protegerlos.
En julio de 2017 se celebró la Conferencia Mundial de los Océanos, para atender a nivel global el deterioro de esas masas de agua mediante soluciones y acciones tangibles y concretas.
Y en mayo pasado se reunió el Grupo Ejecutivo de Planeación de la Década Internacional de los Océanos-UNESCO (2021-2030), en París, Francia, donde participó el ICML en representación de la UNAM. Esta iniciativa reconoce la importancia y necesidad de la investigación científica, y del intercambio de información para alcanzar el desarrollo sostenible.