Por Nicolás Larocca
La pandemia de Covid-19 aceleró procesos, y la transformación digital trajo consigo fuertes cambios en el mundo laboral. Las empresas que mejor se adaptaron han logrado sobrevivir y hasta sacar provecho de la nueva realidad, mientras que para otras el retraso tecnológico en las distintas etapas de su cadena las llevó a su final.
En este contexto, el director de la División de Economía del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Víctor Carreón Rodríguez, habló en el evento Futuro Digital sobre la realidad de los repartidores y dio pruebas de por qué no es cierto que las plataformas tecnológicas hayan favorecido la precarización laboral en México.
La aparición de las plataformas colaborativas en la economía mexicana en 2012 generó valor en distintos sectores productivos y ese valor se ha repartido entre los comercios, las plataformas, el Estado –a través de herramientas impositivas– y los repartidores. En otras palabras, el impacto favorable en los comercios se trasladó al resto de la cadena de valor, entre ellos los repartidores, que presentan una mejor realidad económica desde entonces.
“Quienes destinan más de 48 horas en la semana, más del 80 por ciento de ellos, reciben más de tres salarios mínimos”, dijo el ejecutivo al señalar que esta nueva ocupación es una realidad para personas de todo el país.
“Hay 315 mil repartidores en las 32 entidades federativas de México, lo equivalente al 0.6 por ciento del total de ocupados en el país. Más del 80 por ciento se encuentra entre los 14 y 44 años de edad y la mitad de ellos tiene menos de 24 años con una particularidad; el promedio de edad de estos trabajadores se ha mantenido constante en los últimos años, mientras que en el resto de los empleados creció en el tiempo. Además, el 50 por ciento tiene secundaria completa”, precisó.
Respecto de la regulación, Carreón Rodríguez pidió generar una figura específica para repartidores y, en particular, para quienes trabajan en plataformas.
“Las características de este tipo de empleo hace que no sea conveniente ni justo aplicar una regulación vigente para labores distintas: Se requiere ser tan o más innovador: hay que avanzar en regular las nuevas ocupaciones, pero sin inhibir el desarrollo tecnológico o cancelaremos este valor”, concluyó.