El diputado Rubén Ignacio Moreira Valdez impulsa iniciativa que plantea la prohibición de inducir, provocar o autorizar la organización de corridas o tientas en donde se lidien toros, novillos, erales, becerros y vaquillas, tanto en la modalidad de a pie como a caballo.
La propuesta busca reformar el artículo 87 Bis 2, de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, a fin de evitar cualquier espectáculo público o privado que implique daño o tortura de esa especie animal en cualquier tipo de recinto.
Subrayó que en la investigación titulada “Diagnóstico de la Tauromaquia en México”, realizada por el Instituto de Opinión Ciudadana, Estudios Económicos y Sociales del Congreso de Baja California, menciona que cada año mueren injustificada e innecesariamente, alrededor de 250 mil toros en todo el mundo, producto de la fiesta brava permitida en los países taurinos.
Este texto sostiene que dicho espectáculo es cruel y carente de ética, pues la forma en que se tortura al animal durante 15 minutos que dura la lidia es más que inhumana: la puya o pica, es una punta de acero de 14 centímetros de largo utilizada para pinchar al toro, la cual puede penetrar hasta 30 centímetros de profundidad en el cuerpo del animal, perforando el pulmón y causando una terrible hemorragia interna.
Además, las banderillas –que son arpones de 6 a 8 centímetros de largo– desgarran el cuello del toro con cada movimiento que haga mientras los banderilleros las introducen en su cuerpo para mermar las defensas y agilidad del toro, imposibilitándolo para defenderse.
Estas armas provocan hemorragias intensas, lesiones de músculos, vértebras y de costillas, causando la insuficiencia respiratoria del toro. La estocada casi nunca lo penetra en el hoyo de las agujas colocadas; sino que lesionan letalmente bronquios, pulmones, esófago, tráquea, hasta provocar la parálisis de los nervios y/o hasta que el toro se ahogue con su propia sangre.
Ante estos planteamientos del diagnóstico, las corridas de toros deben prohibirse por el salvajismo al que son sometidos los caballos de los picadores, pues se les cortan las cuerdas vocales –previo al espectáculo– para que el público no escuche los relinchos y quejidos de dolor, además de que sufren fracturas y destripamientos durante la corrida, por lo cual no sobreviven a más de 3 o 4 de ellas.
El diputado Moreira Valdez aseguró que el hecho de que la fiesta brava sea una tradición y durante siglos haya sido motivo de diversas expresiones artísticas, nada justifica que se siga celebrando bajo un contexto en el que el pensamiento de la humanidad tiende a reconocer los derechos de los animales, y la obligación de tratarlos con dignidad y erradicar prácticas que representen sufrimiento o muerte solo por deporte o esparcimiento.
México no cuenta con una ley que proteja a los animales, no obstante, existen diversas disposiciones de las que se desprende el deber de la especie humana de proferirles un trato digno, como es el caso de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, de ahí la necesidad de estipular que el gobierno federal, entidades federativas y municipios en el ámbito de sus competencias, regulen el trato digno y respetuoso hacia los animales.