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En México se cultivan cerca de 316 especies de plantas; de ellas, alrededor de 286 se relacionan con la alimentación y casi 90 por ciento depende de la polinización mediada por animales para su mantenimiento, afirmó Rafael Ojeda, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.

Se calcula que de 80 a 90 por ciento de todos los frutos cultivados requiere de este proceso, y aunque en él intervienen el agua y el viento, la zoopolinización juega un papel preponderante.

Aquí participan unos 200 vertebrados, entre los que resaltan murciélagos y colibríes; así como cerca de 10 mil especies de insectos, una buena parte abejas y abejorros, aunque en tierras continentales como México destacan también moscos, moscas, escarabajos, avispas, mariposas, polillas y algunos tipos de hormigas, puntualizó.

“También dependemos de los polinizadores para la producción de alimentos, tanto de origen vegetal como animal. Por ejemplo, las vacas, de quienes obtenemos carne, leche y sus derivados, se alimentan de plantas que son polinizadas por diversas especies de animales”, subrayó Rafael Ojeda.

De las 286 plantas que se cultivan en México ligadas con la alimentación sobresalen: frijol, chile, tomate, calabaza, jitomate, ciruela, mango, manzana, guayaba, café, cacao, vainilla y almendros.

Proceso con amplia participación

En términos generales, se estima que un tercio de toda la comida que consumen los seres humanos en el mundo depende de este proceso. “Ochenta y siete por ciento de las especies cultivadas se benefician de la polinización; estos cultivos producen 35 por ciento de los alimentos en el planeta”.

Según estimaciones, entre 200 y 400 mil millones de dólares anuales es lo que proporcionan los polinizadores para el mantenimiento de los cultivos en el orbe.

En ese sentido, remarcó el universitario, es necesario tomar conciencia del papel que estas especies desempeñan en el ecosistema y en la seguridad alimentaria.

“Hay un gran desconocimiento al respecto, por lo que es preciso informar sobre los beneficios que proporcionan pues, de otro modo, seguirán efectuándose prácticas que las ponen en peligro, como la pérdida de diversidad y el desabastecimiento de flores para que se alimenten, así como el uso indiscriminado de agroquímicos”.

Rafael Ojeda reconoció que somos empáticos con los animales, sobre todo con los que tienen características carismáticas, pero tendemos a atacar a arácnidos, murciélagos, moscos y moscas por miedo o por considerar que son perjudiciales para los cultivos.

Y otros, como los colibríes, son capturados para coleccionarlos, venderlos o tenerlos en cautiverio, sin pensar que deben estar en libertad por el servicio de polinización que ofrecen, entre otros aspectos.

Es necesario desarrollar y divulgar investigaciones sobre la problemática y conservación de los ecosistemas ligados a los animales polinizadores, concluyó.

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