El futbol es uno de los deportes más intensos para el cuerpo humano. Al practicarlo el deportista experimenta fuertes cambios de ritmo y de sentido. Hay momentos en los que el jugador corre al 100% de la velocidad que puede alcanzar y de repente se detiene en seco y cambia de dirección. Aunado a que en cualquier momento puede aparecer un jugador del equipo contrario que lo desestabilice, ocasionándole algún tipo de lesión.

María Cristina Rodríguez Gutiérrez, directora de la Dirección de Medicina del Deporte de la Dirección del Deporte Universitario de la UNAM, indicó que, en general, en los deportistas las lesiones más frecuentes son las musculares con el 30% de incidencia. “Hay diferentes grados, las miofibrilares o de primer grado; de segundo grado, cuando la mitad del músculo está roto y aparece un hematoma; y de tercer grado, cuando se rompe totalmente el músculo y se puede palpar un defecto en éste”.

Le siguen otros daños como contusiones, esguinces, luxaciones y fracturas; sin embargo, se cree que la mayoría de las lesiones son en rodilla y tobillo, pero no es necesariamente así, dijo la especialista en entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias.

En el futbolista los daños suelen ser en los músculos de las piernas: cuádriceps e isquiotibiales, que son el conjunto de músculos situados en la parte delantera y anterior del muslo, respectivamente. “La parte más susceptible en lesiones musculares es donde termina el músculo y comienza el tendón; es decir, la unión miotendinosa, la zona más susceptible de ruptura”.

Rodríguez Gutiérrez comentó que en el área que dirige se suele atender a los jugadores de Pumas, de la Primera División del futbol mexicano, y que en ocasiones se han evaluado a integrantes de la Selección Nacional y de otros conjuntos como Cruz Azul. Pero no solo se atiende a deportistas de alto rendimiento, también a la comunidad universitaria y al público en general.

Indicó que hoy en día son muy pocas las lesiones que pueden provocar que un deportista se retire de su práctica de por vida, como podría ser por el traumatismo de algún nervio o alguna fractura multifragmentaria que no logre reducirse adecuadamente. La mayoría de las lesiones de ligamentos, meniscos o fracturas se recuperan al 100% y los pacientes regresan al mismo nivel que tenían antes.

Una fractura de clavícula, por ejemplo, se opera y en lugar de esperar seis u ocho semanas a que se consolide el hueso, se coloca durante la intervención una placa con tornillos para dar más fortaleza al área, el paciente se rehabilita a la segunda o tercera semana para volver a jugar a la cuarta semana.

La operación se llama osteosíntesis y consiste en procedimientos quirúrgicos en los que se unen elementos metálicos a los huesos. Otro caso es la fractura de tibia en donde se coloca un clavo centro-medular a la tibia para fortalecer el hueso, con lo cual se tiene una recuperación mucho más rápida.

“No se puede acelerar el proceso inflamatorio y de cicatrización, pero hay muchos otros aspectos que han ido mejorando gracias a la ciencia. En la actualidad, ya no se inmoviliza por periodos largos a jugadores tras cirugías de rodilla y de tobillo con férulas o rodilleras mecánicas; por el contrario, los pacientes acuden a terapias para que se muevan prácticamente al día siguiente de la intervención. Así, la recuperación es más rápida y fácil, pero también hace que la flexión y la extensión se recuperen rápidamente, que no se pierda mucha masa muscular y que los futbolistas regresen y hagan exactamente lo que hacían antes de lesionarse”, señaló María Cristina Rodríguez.

Principales causas de las lesiones

Se deben a un entrenamiento insuficiente, por agotamiento muscular, el cual suele presentarse a finales de temporada; por un desequilibrio muscular que se presenta cuando se pone poca atención al equilibrio entre los músculos agonistas y los antagonistas; un insuficiente calentamiento que no permite al músculo alcanzar marcas máximas, para lo cual se recomienda que el calentamiento sea progresivo, prolongado y adaptado; por el frío, que puede ocasionar espasmos capilares o modificaciones de elasticidad muscular que dificulten la contractibilidad.

Un deportista siempre debe tener fuerza completa al momento de practicar alguna disciplina, esto significa que debe fortalecer los músculos agonistas y antagonistas. “Hay muchos deportistas a los que no les gusta hacer flexibilidad, nosotros los hemos puesto a hacerla en barras de ballet y hemos observado que disminuyen considerablemente las lesiones”.

Otros aspectos que influyen son que el futbolista “juegue limpio”, que los campos estén en buenas condiciones, no tengan hoyos, los implementos sean los adecuados, el césped esté parejo, se hidraten adecuadamente y lleven la dieta indicada.

En los atletas de alto rendimiento, además de la terapia, se recomienda atención psicológica, ya que si pasaron por una lesión grave que requirió de cirugía y los alejó de los campos, es necesario que recuperen la seguridad de que volverán a tener el mismo nivel competitivo.

Los servicios de medicina del deporte de la UNAM ofrecen consultas de nutrición, odontología, psicología, medicina del deporte, ortopedia y traumatología. Servicios de fisioterapia y rehabilitación y evaluación morfofuncional.

En medicina del deporte se revisan: porcentajes de músculo y grasa del paciente; trabajo del corazón reposo/esfuerzo; y tensión arterial a través de carrera sobre banda o bicicleta. También se realiza una espirometría para explorar flujos y volúmenes respiratorios en pulmones; pruebas bioquímicas para conocer los niveles de colesterol, triglicéridos, hematocitos y hemoglobina; revisión odontológica, nutricional y psicológica antes de empezar cualquier programa de ejercicio.

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