Investigadores mexicanos de diferentes instituciones mexicanas y extranjeras crean consorcio para desarrollar una vacuna contra Covid-19. “Es una iniciativa mexicana frente a la pandemia porque tenemos claro que no debemos depender de los desarrollos extranjeros para solucionar nuestros problemas de salud; el mensaje para toda la sociedad es que confíen en sus investigadores, existe capacidad en México”, señaló Manuel Alejandro Carballo Amador director científico del Instituto Gould-Stephano (IGS) y profesor investigador de la UABC.
De acuerdo con José Manuel Aguilar Yáñez, presidente del IGS, el Instituto nació el 17 de marzo y el 30 de julio ya habían iniciado las pruebas piloto en la Unidad de Desarrollo e Investigación en Bioprocesos del Instituto Politécnico Nacional, bajo la dirección de la investigadora Sonia Mayra Pérez Tapia, y de la científica principal de este estudio, la doctora María Martha Pedraza Escalona. “Se trata de un proyecto sin fines de lucro donde se está desarrollando la única vacuna a nivel nacional con un estudio preclínico en desarrollo con todas las especificaciones de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios”.
Una vacuna de ácidos nucleicos
La vacuna mexicana está hecha a base de plásmidos, una pequeña molécula de ADN circular que a menudo se encuentran en bacterias y otras células. Los plásmidos son separados del cromosoma bacteriano y se replican independientemente de ella. Por lo general, tienen sólo un número pequeño de genes, algunos de ellos asociados con resistencia a los antibióticos.
“Al ser tan pequeños se pueden introducir a la célula para que el cuerpo haga la mayor parte del trabajo. Es seguro porque no se puede replicar más que en la célula huésped”, destacó durante el webinar Instituto Gould-Stephano: rumbo a una plataforma de respuesta rápida ante epidemias.
El proyecto mexicano lleva por nombre Iniciativa Jonas Salk México vacuna NPJS19, la cual tiene muchas ventajas, entre ellas: replicación segura, con mejoradores de respuesta inmune, señalización celular, promotor y mejorador de expresión. “Usamos sólo un fragmento de la proteína más importante que usa el SARS-CoV-2 para replicarse, con ello buscamos generar anticuerpos que bloquen esta información”.
Por qué necesitamos una vacuna mexicana
De acuerdo con Carballo Amador, se necesita más de una vacuna para atender la pandemia ocasionada por el SARS-CoV-2, se necesitan miles de millones para inmunizar a la población mundial.
“Consideramos que en esta carrera de vacunas no vamos tarde, porque aún hay muchas preguntas por resolver, aún no sabemos cuál de todas las propuestas va a funcionar, hasta ahora se siguen desarrollando más de 88 vacunas en pruebas preclínicas, una fase antes de humanos, y nuestra vacuna de ácidos nucleicos está por salir de esa fase. Este tipo de vacunas se puede modificar fácilmente, es de fácil producción, purificación y transporte. Además, uno de los proyectos de vacunas más sonados es el de la firma china Sinovac Biotech, que tiene la misma base tecnológica que la nuestra, ellos ya concluyeron la fase 1 y tuvo buenos resultados”.
El instituto
El Instituto lo formamos con la visión de respetar y preservar la vida, haciendo posible contribuciones globales desinteresadas, compartiendo nuestros logros científicos para el beneficio de generaciones venideras y asegurando que estén disponibles para todos. La idea de este consorcio es crear una organización ágil que pueda responder rápidamente ante emergencias sanitarias como la pandemia por Covid-19., dijo Julio Enrique Valencia Suárez, vicepresidente del IGS y profesor investigador de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
El biotecnólogo señaló que es indispensable tener una vacuna porque otras opciones no son viables. “Algunas personas hablan de la inmunidad de rebaño, dejar que la población se infecte, eso en México significaría la muerte de entre 583 mil a 900 mil personas y en el mundo de 36 a 55 millones de personas”.
Manejar la enfermedad tampoco es opción porque no hay un tratamiento para controlar la enfermedad. En números globales, México concentra el 1.7% de la población mundial y registra el 7.7% de las muertes en el mundo.
“Además, conforme más conocemos la enfermedad nos estamos dando cuenta que es una enfermedad más devastadora de lo que pensábamos. Es una enfermedad clasificada como respiratoria porque son los síntomas más obvios, sin embargo, por la forma en que entra a la célula infecta a distintos tejidos, afecta órganos como riñones, el tracto digestivo, sistema vascular y hasta cerebro.
Se están estudiando daños potenciales como daño pulmonar permanente, el sistema inmune podría no regresar a la normalidad, hay reportes de desarrollo de diabetes y agravamiento de la enfermedad en quienes ya la padecían, cambios en la estructura cerebral, envejecimiento prematuro del sistema vascular.
Es decir, todo este contexto es la explicación del por qué México está desarrollando una vacuna”, concluyó.