Raquel Gómez Pliego, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM, desarrolló una alternativa para reducir los niveles de glucosa en sangre y la presión arterial alta, dos características de la obesidad y la diabetes. Se trata de una bebida fermentada y preparada a partir de un consorcio microbiano de hierbas, raíces y plantas.

México ocupa el primer lugar mundial en consumo de refrescos y el sexto en bebidas endulzadas, de ahí se deriva, entre otros factores, la crisis de obesidad y diabetes que vivimos.

Inspirados en la bebida tradicional china kombucha (que se fermenta a partir de colonias de microorganismos benéficos para la salud), Gómez Pliego y sus alumnos Samanta González Téllez y Adrián Olivares Vázquez, de la licenciatura en Química Industrial, crearon Kombufesc, actualmente en trámite de patente.

“La innovación de nuestro producto está en la tecnología que usamos para su elaboración, y en el tipo de fermentaciones”, dijo la universitaria.

Hipoglucemiante y antihipertensiva

En el laboratorio, Gómez Pliego y su equipo caracterizaron, por cromatografía de gases-masas, el tipo de compuestos que se forman durante la fermentación; de éstos, cuantificaron los que son hipoglucemiantes y antihipertensivos, “por ello la bebida está dirigida a combatir el síndrome metabólico”, explicó.

Los hipoglucemiantes poseen la capacidad de disminuir los niveles de glucosa en sangre y algunos de ellos, como la insulina, se utilizan en el tratamiento de la diabetes. En tanto, los antihipertensivos reducen la presión arterial en sangre y con ese fin se usan como fármacos.

“El síndrome metabólico es un conjunto de patologías que incluyen la hiperglucemia (cantidad excesiva de glucosa en la sangre), la dislipidemia (trastorno de los lípidos y las lipoproteínas en la sangre), la hipertensión (o presión alta) y la obesidad. Cuando se conjuntan tres de estas patologías se genera la diabetes mellitus”, indicó la científica.

Kombufesc está hecha de una mezcla de hierbas, raíces y plantas; contiene una combinación de árnica, cúrcuma, cardamomo, anís, jamaica y frutos rojos.

Se realizan diferentes tipos de fermentaciones que utilizan consorcios microbianos (bacterias lácticas, acéticas o levaduras), microorganismos que transforman ese caldo de fermentación en una bebida refrescante con un valor agregado adicional de 100 millones de unidades formadoras de colonias de bacterias benéficas por cada mililitro.

El producto universitario, que también ayuda a controlar el peso, tiene probióticos y prebióticos, y cuenta con tres variedades de combinaciones y sabores. “Evaluamos la sobrevivencia de esas bacterias, que duran al menos siete semanas, con beneficio para el consumidor”, finalizó.

 

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