Los hábitos sedentarios propiciados por el desarrollo tecnológico, la falta de planeación familiar de la alimentación y la excesiva carga y mal manejo del estrés son algunas de las causas de que 72 de cada 100 jóvenes en México tengan sobrepeso u obesidad. En adolescentes, la cifra es de cuatro de cada 10.

Elsy García Villegas, especialista en Ciencias de la Salud por la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, aseguró que combatir y prevenir estos males no es tan complejo. Una recomendación es seguir y registrar uno a uno 10 mil pasos diarios. Este método es aún más eficiente si se realiza por periodos de caminatas de 30 minutos ininterrumpidos.

Tras lamentar que en algunas ciudades mexicanas ya se hayan presentado casos de niños en educación básica con hipertensión, la experta del Departamento de Vigilancia Epidemiológica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) indicó que “los chicos de entre 12 y 19 años de edad llevan una alimentación poco equilibrada y baja actividad física; son cautivos de la comida rápida, del azúcar y de los postres, que estimulan el apetito y provoca el aumento de las porciones”.

La especialista en evaluación del estado nutricional a nivel poblacional indicó que otro factor que contribuye es que algunos jóvenes consumen alcohol combinado con refresco, lo que representa una gran alza de calorías.

Para evitar el sobrepeso y la obesidad “no es necesario asistir al gimnasio, pero sí es regla desayunar, como parte de los cinco tiempos de comida: tres turnos, dos colaciones; además de utilizar platos pequeños para no aumentar las porciones, y beber de ocho a 10 vasos de agua simple”, recomendó.

En cuanto a las caminatas, “será óptimo si los jóvenes descargan una aplicación de podómetro o contador de pasos en su teléfono celular o cualquier otro dispositivo móvil”.

Transición

Desde hace 30 años, explicó García Villegas, existe en nuestro país una transición alimentaria que no ha concluido; en ese periodo el consumo de frutas y verduras cayó 30 por ciento, y el de frijol casi 50 por ciento.

“Esto se debe a que los antiguos mercados han sido sustituidos por plazas y tiendas de autoservicio. Los tradicionales tenían muchos alimentos sin grasa, las botanas eran jícamas, pepinos y zanahorias; ahora presumimos la deshonra de ser el mayor consumidor de refrescos y sopas instantáneas del orbe”.

La investigadora del INCMNSZ subrayó que es un mito argumentar que las verduras no proporcionan una sensación de saciedad: “denles esa oportunidad durante algunos días, para que lo corroboren”.

Sugirió no dejar de lado las frutas: “consuman las de temporada para que el gasto no sea elevado, y si no pueden comer salmón, hay atún y sardinas, el caso es disminuir las carnes rojas, o sustituirlas con la combinación de cereales y leguminosas, como la fórmula tradicional milenaria: tortilla y frijol”.

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