En México, las alteraciones del dormir incrementaron su prevalencia: de 18.8 por ciento registrado en la población en general en 2016, a 50 por ciento en 2022, expuso el psicólogo e investigador adscrito a la Clínica de Trastornos del Sueño (CTS) de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Ulises Jiménez Correa.
El también maestro en Psicobiología por la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional comentó lo importante que es dormir, porque hacerlo “no es una pérdida de tiempo”.
Nos ayuda para consolidar la memoria, el aprendizaje, estar de mejor ánimo, controlar la tensión, tener un buen nivel de alerta durante el día, condición para evitar accidentes de cualquier tipo, precisó en entrevista.
“Es tan importante que también ayuda a contar con un mejor sistema inmune, y prevenir las principales causas de muerte que hoy se identifican con diabetes, hipertensión, evento cerebrovascular y algunos tipos de cáncer”, resaltó.
Ulises Jiménez indicó que las alteraciones del dormir consisten en insomnio y también en situaciones como el trastorno del ritmo circadiano con la fase atrasada del sueño, situación que presentan más de 50 por ciento de los adolescentes.
“La pandemia vino a modificar nuestra manera de dormir definitivamente. Hizo que la gente se levantara y acostara un poco más tarde, y fue desfasando necesariamente el ciclo de sueño. Al estar en confinamiento también se presentó una disminución de la actividad física, y eso nos hizo subir de peso, lo cual provocó que existiera un incremento en la prevalencia del ronquido”, enfatizó.
Todos, refirió, estamos en riesgo de dormir mal por diferentes factores propios a cada grupo de edad. Los niños y adolescentes por el sobreuso de dispositivos electrónicos, uno de los principales factores que les atrasan la fase de sueño y les ocasiona dormir más superficial, y disminuir el sueño profundo.
En cuanto a adultos en edad productiva, ahora que volvimos a la presencialidad se retomó esa alta prevalencia de lo que llamamos síndrome de sueño insuficiente, que es estar privados de dormir de “manera voluntaria” porque me tengo que despertar temprano.
Además, en adultos mayores el tema de otras enfermedades y el consumo de medicamentos, aunado a menor necesidad de dormir, incrementa la prevalencia del insomnio.
Parasomnias
El panorama, aseguró el también doctor en Biología Experimental por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, se complica debido a que se agregan los indicios de ansiedad y depresión.
Hemos encontrado que hay otros síntomas frecuentes, quizá porque anteriormente la gente no los reportaba, referentes a un grupo de trastornos del sueño que se llaman parasomnias, que tienen que ver con la conducta que tenemos cuando dormimos, las más conocidas son: sonambulismo, terrores nocturnos, conductas violentas y/o sexual (sexomnia), entre otras.
De acuerdo con el experto, se reportan con mayor frecuencia porque la gente busca ayuda, y tienen que ver con periodos de ansiedad y estrés recurrentes, sobre todo cuando hubo antecedentes de este tipo de manifestaciones en la infancia.
“La salud mental va a tener una relación bidireccional con el tiempo y la calidad de sueño. Al tener altas prevalencias de mala calidad del sueño, al día siguiente vamos a tener altas prevalencias de los síntomas diurnos asociados que son la somnolencia y el cansancio.
Y si durante el día estamos ansiosos, estamos deprimidos, nuevamente en la noche vamos a dormir mal, este círculo disfuncional es parte de la realidad de muchos de nosotros, y se requiere buscar atención no solo en el área de salud mental, sino en el área de trastornos del sueño”, alertó.
Al respecto, Ulises Jiménez informó que se puede solicitar una cita vía digital para atención en la CTS -ubicada en el Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”- en la dirección electrónica: