Aunque en la jerga coloquial la expresión “¡qué padre!” es poco menos que “¡a toda madre!”, hoy en día tanto hombres como mujeres han ingresado, de manera lenta pero progresiva, a ámbitos que antes eran impensables para su género. Esta situación ha logrado que se modifique la idea de paternidad responsable, que en el pasado era sinónimo de ser proveedor.
Ahora, dijo Rolando Díaz Loving, académico de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, ser padre responsable implica acompañar a los hijos e interactuar con ellos.
En el marco del Día del Padre, expuso que los papás “cada vez se involucran más en actividades como jugar o disciplinar a los niños, y esto abre la posibilidad de tener seres humanos con competencias tradicionales de la masculinidad y la feminidad: responsables, trabajadores, productivos, creativos, tiernos, cariñosos y cuidadosos”.
Sin embargo, reconoció el universitario, una barrera para avanzar en este proceso es la visión tradicional, que asigna tareas estereotipadas y acartonadas a hombres y mujeres. Por ello, “es necesario modificar la educación e incorporar aspectos encaminados a relaciones interpersonales armoniosas”.
Además, prosiguió Díaz Loving, en la actualidad hay una variante en la crianza de los hijos: los teléfonos inteligentes, que se han convertido en una herramienta auxiliar en ese proceso. El avance de la tecnología influye en la manera en que las personas interactúan y socializan, y tendrá un impacto en las generaciones actuales, y las siguientes.
“Antes, cuando los padres no estaban presentes por lo general contaban con un ‘cuidador’ que interactuaba ‘de manera humana’ con los hijos; ahora una de las posibilidades es darles una tableta para que se entretengan. Es importante cuestionar las repercusiones que esta situación tendrá en el desarrollo de las competencias para la interacción”, subrayó.
Educación laica
El académico de la FP consideró que en el cambio de rol de la paternidad responsable un elemento fundamental es la educación: “a más años de instrucción laica, se rompen en mayor medida los esquemas del padre ausente y la madre que resuelve todo”. No obstante, conforme baja el nivel educativo se tiende más a ciertas posturas sexistas tradicionales, como el machismo.
Alrededor del cinco por ciento de nuestra población tiene estudios universitarios y puede, a través de la educación, llegar al perfil de paternidad responsable. Muchos jóvenes con formación laica están rompiendo con los esquemas, pero tristemente la gente sigue viendo novelas por televisión o Internet, que reafirman la idea de que la relación padre-hijo debe seguir un patrón anquilosado, remarcó.
Los cambios, acotó, toman tiempo y hay que ser consistentes. “Cuando hay reglas hay certeza, la certeza da una sensación de tranquilidad; cuando falta certeza, nos produce ansiedad, por eso se considera que los padres de antes eran mejores, pues además hemos pasado de la búsqueda de la libertad al libertinaje, pero si construimos límites, que no son lo mismo que autoritarismo, avanzaremos de manera consensuada”.
Finalmente, Díaz Loving opinó que “el Día del Padre es sólo una construcción social; ningún día nos hace ni mejores ni peores. Los papás no necesitan reconocimiento, sino que día con día la sociedad se construya, porque no se resolverán todos los problemas del mundo este 17 de junio”.