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La mejor manera de contrarrestar la contaminación de los suelos, el aire y el agua, y con ello el cambio climático, es la educación ambiental. Las acciones que se tomen al respecto sólo tendrán éxito si empiezan en el ámbito local: la casa y la escuela.

Si se logra crear conciencia en los niños, cuando sean adultos reconocerán y aceptarán la importancia de mantener nuestro entorno, coincidieron Christina Siebe y Ana Cecilia Lopera, académicas del Instituto de Geología (IGL) de la UNAM.

En el marco del Día Mundial de la Educación Ambiental, que se conmemora mañana, 26 de enero, indicaron que la Universidad Nacional contribuye en este ámbito a través de dos iniciativas que impulsa el IGL: Terramóvil y Encuentro con la Tierra.

La UNAM, en pro del ambiente

Terramóvil es un programa itinerante de divulgación de las ciencias de la Tierra, que viaja por primarias y secundarias para acercar a los niños a temas como el cambio climático, el cuidado de recursos naturales como el agua y el suelo, los peligros naturales como sismos y volcanes, y sus repercusiones en la vida diaria. “Juntos podemos hacer realidad el cuidado, conservación y aprovechamiento de los recursos naturales”.

El objetivo es que los pequeños conozcan su entorno. Por ejemplo, a través del taller Geografía de la Cuenca de México, conocen las características y la disposición de recursos con que cuenta el sitio en donde viven.

En tanto, Encuentro con la Tierra (el 7 de abril celebrará su séptima edición) busca sensibilizar a la población en temas como el cambio climático, el cuidado del ambiente, la protección civil, los riesgos geológicos, la protección de planeta y el impacto que produce el mal uso de los recursos.

Es importante crear educación ambiental, tomar conciencia de todos los fenómenos que regulan la vida en el planeta. Cuidar y proteger el medio ambiente es clave para el futuro; en nuestras manos está hacer la diferencia, empecemos con acciones en casa, dijeron las universitarias.

Aún falta mucho por hacer

Christina Siebe, del grupo de trabajo Suelo y Ambiente, del IGL, resaltó que la gente comienza a ser receptiva en ciertos temas ambientales; sin embargo, son pocos los sectores que han mostrado sensibilidad. “Como país, aún nos falta mucho por hacer”.

La educación ambiental es indispensable para entender la importancia de modificar nuestros hábitos de consumo, conservar los recursos finitos, cuidar a las especies en peligro de extinción y lograr una mejor convivencia con el medio ambiente, para que las futuras generaciones también lo disfruten.

“Si se logra crear conciencia en los niños, cuando sean adultos reconocerán y aceptarán la importancia de mantener el entorno”.

La universitaria expuso que factores como la basura y la contaminación del aire, el suelo y el agua son temas urgentes: El crecimiento urbano, el desarrollo industrial, el avance acelerado de las tecnologías y el cambio en los patrones de consumo abonan al incremento de la generación de residuos sólidos urbanos, vinculados al deterioro ambiental.

Según la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México, en 2017 se produjeron casi 13 toneladas diarias de basura en esta urbe, y a nivel nacional, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales registró 102 mil 895 toneladas, de las cuales sólo se recicló el 9.63 por ciento.

Para disminuir la cifra es indispensable crear conciencia entre la población y aplicar normas adecuadas para separar los desechos; en concreto: tener educación ambiental.

Otros elementos importantes son el agua y el aire: “seguimos vertiendo las aguas residuales a cuerpos de agua superficiales, y aunque hay programas que pretenden mejorar la calidad del aire, buscamos cómo evadir todas las regulaciones; como particulares no le damos mantenimiento a nuestros vehículos, y la industria no se preocupa por emitir la menor cantidad posible de contaminantes y establecer procesos ambientalmente amigables.

“En todos los ámbitos hace falta trabajar”, remarcó Christina Siebe, doctora en Agronomía e investigadora titular C de tiempo completo, y quien en el grupo de trabajo “Suelo y Ambiente” estudia procesos de degradación de suelos por actividades antrópicas, procesos de pérdida de materia orgánica, ensalitramiento y dispersión de contaminantes por actividades mineras e industriales.

En su oportunidad, Ana Cecilia Lopera, integrante del Laboratorio de Edafología Ambiental del IGL, indicó que gran parte de la sociedad tiene la idea de que el manejo de residuos urbanos o el cuidado del agua y el ambiente son problemas “de otras personas o del gobierno, pero nosotros mismos debemos implementar acciones sencillas, como depositar la basura en el lugar correcto”.

La educación ambiental, concluyó, debe iniciar en la niñez. “Plantar en los pequeños la idea de que la solución no está afuera, sino en las acciones concretas de cada quien, es fundamental”.

Lopera Gasca, quien cursó la maestría en Ciencias de la Tierra en el IGL, labora en el proyecto de investigación Efecto del Cambio Climático Global sobre la Lixiviación de Metales en el Valle del Mezquital, Hidalgo.

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