Una pastilla diaria durante doce semanas es suficiente para curar la hepatitis C y sin efectos secundarios. Sin embargo, en México existen 550 mil personas en el país que padecen esta enfermedad y 95% de ellas no lo sabe. Esto es un problema de salud pública, porque 28% de estos enfermos derivarán en cirrosis hepática y 26% de los casos de cáncer hepático son ocasionados por el virus de la hepatitis C (VHC), alertó el especialista en hepatología David Kershenobich Stalnikowitz, director del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).

En la conferencia “Cirrosis hepática, un problema de salud pública, hacia la eliminación de la Hepatitis C en México”, que el investigador dio en la Cámara de Diputados, informó que un enfermo con hepatitis C no se da cuenta de ello hasta veinte o treinta años después, debido a que es un padecimiento asintomático. “El VHC puede estar en nuestro cuerpo sin que nos demos cuenta. Durante dos o tres décadas evoluciona hacia el desarrollo de una cirrosis hepática o un carcinoma hepatocelular”.

Impacto en la salud y la economía

Y esto se vuelve de gran interés para el sector salud porque la cirrosis hepática es la cuarta causa de mortalidad en el género masculino de nuestro país, la séptima causa de muerte en el género femenino, “y si uno ve los años que se viven con discapacidad resulta que es la cuarta causa de discapacidad. A las personas que afecta son principalmente en la quinta o sexta década de la vida, etapas aún productivas”.

Kershenobich informó que el cálculo de lo que costará un paciente cirrótico al sector salud en el país en el año 2020, cuando se prevé que habrá 29 mil 888 enfermos, será de más de dos mil millones de pesos al año.

“Tenemos claro el peso de la enfermedad y la necesidad de combatir el virus. Sí podemos prevenir alrededor de un 30% de esos casos (que son derivados del VHC) curarlos y evitar que lleguen a cirrosis hepática·, dijo el especialista, quien formó parte de la primera clínica de hígado en México, donde la mayoría de los hepatólogos del país se han formado.

David Kershenobich, que se enfocó desde 1970 al estudio de la fisiohepatología y de la cirrosis hepática, explicó que la hepatitis C la puede contraer cualquier persona, es provocada por un virus que se aloja en la sangre de las personas infectadas. El virus se transmite por contacto con la sangre de la persona infectada: por compartir agujas o equipo para inyectarse drogas, por lesiones con objetos punzantes durante el trabajo, prácticas sexuales de alto riesgo (múltiples parejas, sin protección).

No existen pruebas de transmisión del virus por contacto casual, como dar un abrazo o dar la mano, mediante alimentos, por compartir utensilios o vasos, ni al toser o estornudar. La hepatitis C no se transmite por lactancia. Entre los grupos de población con un alto riesgo de padecer hepatitis se encuentran pacientes con SIDA, mujeres en proceso de gestación, consumidores de drogas inyectables e inhaladas, personas con trasplante de órganos, diálisis, dentales, con perforaciones y tatuajes, personas que hayan tenido contacto con la sangre de una persona infectada.

México cuenta con tratamiento

Para el virus VHC no existe vacuna, pero México cuenta con los medicamentos que sirven para todos los distintos tipos de hepatitis C, no importa si la persona está al inicio de la enfermedad, si ya tiene cirrosis hepática o si fue trasplantada.

Esta situación llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a poner la meta de eliminar la hepatitis C a nivel mundial para el año 2030. Algunos países ya lo han logrado como Islandia y Australia, por ejemplo. Y en Europa casi todos los países han avanzado en forma dramática a la eliminación de la hepatitis C, “la pregunta es si nuestro país logrará erradicarla o no, yo, que soy un optimista, digo que la vamos a eliminar en 2025”.

En la actualidad, en México ya están registrados todos los medicamentos (incluidos los agentes antivirales pangenotípicos) que se requieren para el tratamiento de la hepatitis C, ya no es un problema que no hayan llegado medicinas, tampoco es un problema de costo porque el Consejo de Salubridad, IMSS, ISSSTE y Seguro Popular ya han aprobado el tratamiento; es decir, no es una cuestión de disponibilidad. “Al tener el medicamento y la posibilidad de eliminar la enfermedad, como país no nos podemos quedar atrás de las metas de la OMS, es el momento de eliminar hepatitis C”.

Sobre cómo se puede hacer para eliminar la hepatitis C, el director del INCMNSZ señaló que existen varias estrategias, pero todas están enfocadas al diagnóstico de los enfermos, mejorar la manera de vincular a las personas al tratamiento y con responsabilidad dar la medicina sin trámites burocráticos.

“Uno de los conceptos epidemiológicos que ha venido a cambiar en los últimos dos o tres años es el de micro eliminación. Si queremos eliminar la enfermedad en todo el país se vuelve difícil, pero si se busca ir por pequeños sectores para ir eliminando la hepatitis C, avanzaremos más rápido. Se puede eliminar en una fábrica, en la colonia, en una delegación, en un municipio, en un estado, eso han hecho los países que han logrado erradicar esta enfermedad”, explicó Kershenobich.

De las conclusiones que dio en la conferencia, el experto indicó que la hepatitis C no sólo es un problema de salud pública sino un problema de justicia social. “No se vale que nuestra población no pueda prevenir la enfermedad y que los enfermos no puedan prevenir el desarrollo de cirrosis y cáncer, teniendo disponibles los tratamientos”.

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