Cuando Han Solo, de la historia de “Star Wars”, utilizaba el Halcón Milenario para realizar viajes interestelares, seguramente su sistema de navegación se basaba en la astrometría para evitar chocar con alguna estrella.

Esta disciplina estudia la posición de los astros para determinar su distancia y movimientos, y las mediciones se realizan con telescopios ópticos desde la Tierra. Con esta metodología se estima un 20 por ciento de margen de error en el cálculo. No obstante, Gisela Ortiz León, egresada del posgrado del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA), campus Morelia de la UNAM, logró reducir la incertidumbre a un intervalo de uno a tres por ciento.

Por desarrollar una metodología que permite medir con alta precisión y exactitud las distancias en longitudes de ondas de radio, la universitaria recibirá en agosto próximo, en Viena, el premio a la mejor tesis de doctorado de 2017 en el área de Astronomía Fundamental, que otorga la Unión Astronómica Internacional.

La astrometría contraataca

En el marco del proyecto Gobelins (The Gould’s Belt Distances Survey, Loinard), Ortiz León midió la distancia respecto al Sol de varias estrellas jóvenes de baja masa, ubicadas en las constelaciones de Ofiuco y Serpens, regiones muy densas de gas y polvo, lo que dificulta su observación.

Durante dos años, recibió información del VLBA (Very Large Baseline Array), un interferómetro conformado por 10 radiotelescopios separados por miles de kilómetros, ubicados en Estados Unidos. La universitaria procesó los datos obtenidos de cada uno de ellos y los unió en una sola imagen de alta resolución espacial.

Sus indagaciones permitieron saber con exactitud la distancia a la que se encuentran las estrellas con respecto al Sol (Ofiuco está a 460 años luz y Serpens a 1400), contribuyeron a entender su dinámica y evolución, además de precisar la dispersión de su velocidad (forma en que se mueven dentro de la región estelar).

“Todos los parámetros físicos como edad, masa y tamaño los podemos conocer si sabemos con precisión la distancia entre las estrellas. Con estas variables es factible desarrollar modelos para explicar ciertos fenómenos, cómo suceden, cuándo nacen, sobre todo porque en esta región habitan cientos de estrellas jóvenes con masa similar a la de nuestro Sol”, resaltó.

Nueva esperanza

Originaria de Oaxaca y apasionada de la Vía Láctea, Ortiz León también incluyó en su trabajo doctoral mediciones con en el Gran Telescopio Milimétrico (GTM), situado en el Volcán Sierra Negra, Puebla.

“Aunque se han tomado imágenes a diferentes longitudes de onda del agujero negro supermasivo Sgr A*, ubicado en el centro de nuestra galaxia, logré registrar algunas con nivel de detalle mayor al que se había hecho antes. Éste es un gran paso porque nos interesa saber, por ejemplo, cómo se ‘ve’ la radiación que emite”, subrayó.

Actualmente, la investigadora, que estudió Física en la Facultad de Ciencias de la UNAM y su posgrado en el IRyA, realiza su posdoctorado en el Instituto Max Planck para Radioastronomía, en Alemania.

 

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