Considerada poco frecuente porque daña a 200 pacientes por cada 100 mil habitantes, el lupus es una enfermedad que se presenta cuando el sistema inmunitario del cuerpo ataca a los tejidos y órganos; es decir, se trata de un padecimiento autoinmune.
La inflamación que causa puede perjudicar distintos sistemas y órganos, con frecuencia las articulaciones, piel, riñones, células sanguíneas, cerebro, corazón y pulmones.
“El sistema inmunitario está para protegernos sobre todo contra las infecciones. Es muy sofisticado, reconoce con mucha precisión las moléculas y puede identificar las que no son propias, principalmente de los microorganismos”, explica José Dante Amato Martínez, profesor de la carrera de médico cirujano en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, de la UNAM.
Entrevistado a propósito del Día Mundial del Lupus, que se conmemora el 10 de mayo, el médico nefrólogo añade: el sistema inmunitario sufre alteraciones y comienza a reconocer como extrañas a las propias moléculas del organismo, haciendo una defensa contra ellas.
“El lupus es quizá la enfermedad autoinmune típica, aunque hay otras; tiene la particularidad de que daña a prácticamente todos los sistemas del organismo”, precisa.
Por ello, sus síntomas son múltiples e inespecíficos, lo que dificulta su diagnóstico. Entre ellos destacan erupciones cutáneas en el rostro, fatiga, fiebre, dolor articular, rigidez e hinchazón, lesiones en la piel que empeoran al asolearse, dolor en el pecho, ojos secos, falta de aire, dolor de cabeza, desorientación y pérdida de memoria.
“El 95 por ciento de los pacientes con lupus comienzan con manifestaciones inespecíficas (es decir, se comparten con otras enfermedades), pero el sistema más lastimado es el musculoesquelético, en particular las articulaciones. Casi todos los pacientes tienen artritis e inflamación de los músculos, por eso los tratan sobre todo los reumatólogos”, puntualiza.
Amato Martínez agrega que también repercute gravemente en el sistema nervioso central, y puede ocasionar problemas mentales y neurológicos; causa anemia y deteriora la producción de leucocitos (las células principales del sistema inmunitario), lo que vuelve a los pacientes más susceptibles a adquirir infecciones.
En la piel uno de los principales síntomas es una erupción roja en la cara que se expande entre la nariz y las mejillas, como en alas de mariposa. “Uno de cada tres pacientes con lupus tiene también problema renal, pero cuando pasa es muy grave y se causa la nefritis lúpica, una inflamación de riñones muy severa”, comenta el universitario.
Subraya que aunque no es frecuente, es seria y difícil de diagnosticar porque se presenta en todos lados del cuerpo y se puede confundir con otros padecimientos.
Para tener un diagnóstico de precisión se necesitan exámenes de laboratorio, por lo que se recomienda que los médicos generales, cuando tengan sospecha, envíen al paciente con un especialista: internista, reumatólogo o nefrólogo, sugiere.
De acuerdo con Amato Martínez es una enfermedad de mujeres. Hay hombres que la padecen, pero en la mayoría de los libros se dice que por cada 10 mujeres con lupus, hay un varón.
Además, ataca a las jóvenes en edad reproductiva. Las manifestaciones empiezan de los 17 a los 35 años, cuando pueden tener hijos, menciona.
Se expresa en “brotes” o episodios de síntomas que no siguen ningún patrón; luego cae en “remisión” y los pacientes se sienten mejor. No se cura, pero se trata básicamente con analgésicos antiinflamatorios y esteroides que muchas veces las ayudan a mantener las etapas de remisión, acota.