La importancia de la sal a lo largo de la historia de la humanidad no solo se debe a su capacidad de otorgar más sabor a los alimentos, sino, sobre todo, a su enorme capacidad de conservación, sin ella los alimentos se contaminarían más rápido y se echarían a perder. En algún momento fue tan importante que, por ejemplo, a los soldados romanos se les asignaba una remuneración específica para comprar sal (el solarium), que lingüísticamente derivó a la palabra “salario”.
De acuerdo con el investigador Gerardo Gamba Ayala, especialista en fisiología y fisiopatología renales, “la reducción de la ingesta de sal se considera una de las medidas más costo-efectiva que los países pueden tomar para mejorar la situación sanitaria de la población”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cada año se podrían evitar 2.5 millones de defunciones si el consumo de sal a nivel mundial se redujera al nivel recomendado, menos de 5 gramos. De acuerdo con esta institución, la mayoría de las personas en el mundo consumen demasiada sal, de 9 a 12 gramos por día en promedio, es decir, dos veces la ingesta máxima recomendada.
En la actualidad, el consumo de sal en la población de todo el mundo es un problema, su alto consumo provoca hipertensión arterial, un factor de mortalidad. Ante este contexto, el investigador Gamba Ayala junto con un equipo de investigadores se han dedicado, desde 1993, a trabajar en varias líneas de investigación que van desde el manejo renal de sal y la hipertensión arterial, así como en la obesidad e hipertensión y problemas clínicos como al insuficiencia renal aguda o los mecanismo de retención de sal en pacientes con edema (hinchazón causada por la acumulación de líquido en los tejidos del cuerpo).
Para desentrañar esa ruta e identificar las moléculas e interacciones que participan en el proceso, desde hace dos décadas Gamba Ayala, médico nefrólogo y académico de la unidad periférica del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM y del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), indaga a nivel molecular y en modelos experimentales cómo el organismo aprovecha la sal que necesita y desecha el 100 por ciento de la que no requiere.
“Trabajamos con transportadores de sal en el riñón que son fundamentales para determinar la excreción urinaria de sal y por lo tanto, son críticos para definir el volumen circulante y la presión arterial. Las alteraciones en estos transportadores producen hiper o hipotensión arterial y bloquearlos con diuréticos es útil para el manejo de esta enfermedad. Estamos particularmente interesados en el mecanismo de regulación y para ello utilizamos múltiples técnicas que van desde la ingeniería genética hasta la investigación clínica”, dijo.
El investigador, quien fue parte del programa Construyendo el futuro-Encuentros de ciencia 2019, que organizó la Academia Mexicana de Ciencias, institución de la que es miembro titular, dijo que la sal y el potasio están relacionadas con la hipertensión arterial. Su equipo de investigación ha aportado conocimiento para entender molecularmente qué pasa en el metabolismo renal cuando se tiene una dieta alta en sal y una dieta alta o baja en potasio.
“En el caso de la sal sabemos claramente que a mayor consumo de sal hay una mayor probabilidad de morir y esto es por razones cardiovasculares, porque sube la presión arterial. Por ahora no entendemos por qué a menor consumo de sal, también hay una mayor probabilidad de morir y esto es algo que se sigue estudiando, una hipótesis es que tiene que ver con la capacidad que tenemos para defendernos de las infecciones cuando nos hace falta sal”, señaló.
¿Qué pasa con el consumo de potasio?
Con el potasio hay una relación prácticamente lineal e inversa, a mayor consumo de potasio menor mortalidad cardiovascular y a menor consumo de potasio hay mayor mortalidad por problemas cardiovasculares, es necesario tener una ingesta adecuada de potasio y por eso los mensajes de “come frutas y verduras”, porque ahí viene el potasio.
Entonces, por qué el potasio se asocia con la mortalidad. De acuerdo con la evidencia científica y gracias al entendimiento molecular de cómo se metaboliza el sodio y el potasio, hoy sabemos que “si comemos poco potasio, entonces la presión arterial sube y sube el riesgo de muerte cardiovascular. La presión sube porque si ingerimos poco potasio el cuerpo tiene que retener sal para evitar perder potasio y entonces sube la presión arterial y con ello el riesgo de mortalidad”.
Agregó que el potasio está presente en cantidades muy pequeñas en el organismo, y cuando se consume mucho, el cuerpo tiene que eliminarlo o de lo contrario moriríamos en horas.
Esta evidencia está reportada en un artículo sobre el tema, escrito por María Chávez Canales, alumna de doctorado en Ciencias Biomédicas, y su tutor, Gamba Ayala, el cual fue publicado en la revista Hypertension, de la American Heart Association, que lo consideró el mejor artículo publicado en esa revista en 2014.
El trabajo, al que se le concedió la distinción en la categoría de Ciencia Básica (también se premian artículos clínicos y epidemiológicos), demuestra que la cinasa WNK1 es un activador del transportador renal de sal en el organismo humano. Una cinasa es una enzima, una molécula aceleran la velocidad de reacción.
Regulación e hipertensión
En el estudio premiado, Chávez y Gamba descubrieron el mecanismo por el cual, cuando está mutada la cinasa WNK1 produce una rara enfermedad llamada pseudohipoaldosteronismo tipo 2, que se caracteriza por causar hipertensión arterial hereditaria. “Con este trabajo pudimos demostrar que la cinasa activa al transportador de sal”.
Explicó que una nefrona es la unidad funcional del riñón, cada uno de los riñones cuenta con aproximadamente un millón de estas unidades. Y una nefrona es un sitio donde la sangre entra en contacto con este sistema epitelial que es un filtro, filtramos mucho al día, 180 litros. Todo lo que filtramos tiene que pasar por unos túbulos que al final producen la orina y entonces casi todo lo que filtramos se regresa a la sangre, sino nos deshidrataríamos fácilmente y de 180 litros que se filtran al día orinamos diariamente entre 1 y 1.5 litros.
El potasio se secreta en la parte final de la nefrona, cuando ingerimos poco potasio prácticamente no lo secretamos y cuando ingerimos mucho potasio lo tenemos que secretar en la parte final para deshacernos de él.
Y por qué es importante deshacernos del potasio, porque el potasio en el plasma regula la función del corazón, y necesitamos muy poquito, tenemos 4 miliequivalentes por cada litro de sangre, lo cual quiere decir que en 5 litros de gasto cardiaco, que es lo que manejamos a cada minuto, tenemos 20 miliequivalentes de potasio, una sola comida con un buen steak, jitomate y plátano contiene 40 miliequivalentes de potasio, entonces el cuerpo tiene un reto fisiológico todo el tiempo para esconder el potasio en las células y después eliminarlo por vía renal o pondríamos en riesgo la vida de forma inmediata, dijo.
Por último, señaló que conocer el proceso molecular de cómo se absorbe y eliminan el sodio y el potasio ha sido importante para entender las enfermedades y poder encontrar soluciones a la hipertensión arterial y así evitar la muerte. “La evidencia científica nos confirma lo importante que es cuidar la dieta: comer frutas y verduras, evitar comida procesada, embutidos, azúcares y hacer ejercicio. Es decir, tratar de llevar una vida equilibrada”.