Es obligado pensar en la eutanasia, no se escoge nacer, pero sí tenemos el derecho a elegir cómo morir, afirmó el profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM, Arnoldo Kraus, al ofrecer la conferencia magistral “Eutanasia: reflexión obligada”.

El especialista en la materia indicó que reflexionar sobre esta práctica no significa aceptarla. Es un tema que crece lentamente en el mundo, solo en siete países se acepta, mientras que el suicidio asistido únicamente en tres o cuatro más, lo que indica la relevancia del problema y del fracaso de la opinión pública, de la sociedad y de los médicos librepensadores.

Durante su participación en la Semana de la Eutanasia: Un análisis de la situación actual, que organizaron el Programa Universitario de Bioética (PUB) de la UNAM y la Cámara de Diputados, Kraus aclaró que para que sea avalada se requiere que la opinión pública y la sociedad expresen su sentir en temas tan ríspidos, importantes y críticos como este, el aborto, embarazos in vitro.

Al dar lectura a un extracto de su libro “La morada infinita, entender la vida, pensar la muerte”, señaló que la eutanasia divide a la población en dos: las personas con posibilidades económicas que valoran su autonomía cavilan en ella cuando la vida se agota. Los pobres no tienen tiempo ni dinero para pensarla. “Parece una cuestión de lujo y no un acto al que todos podamos recurrir. El mayor reto de la vida no es la muerte; la decisión de cómo morir y su proceso, es el verdadero desafío”.

Ante el gran peso de la tecnología y la enorme aparatología capaz de mantener vivos a enfermos graves por tiempo indefinido, muchas veces sin esperanza, es necesario pensar y construir el escenario personal sobre el final de la vida. “Adueñarse de la muerte es el culmen de la dignidad y de la libertad, hacerlo implica apoderase de la vida, quienes deciden sobre su propio ser son ejemplos, subrayan la importancia de la autonomía y heredan a los suyos lecciones de libertad y dignidad”, aseveró.

Morir con dignidad es un tema complicado, pero hablar de esta última también lo es. Cambia conforme la vida corre, no es la misma cuando se es joven o se tiene más edad, cuando se es pobre o se cuenta con la posibilidad económica; o quien estudió a quien no tuvo esa oportunidad.

Acompañar a un enfermo a morir dignamente es uno de los máximos actos que puede tener un galeno o una persona que decide permanecer con su ser querido cuando este ha tomado esa decisión. Estar con él en este proceso, es un reto para el médico y también para el familiar, destacó Arnoldo Kraus.

En otro de sus textos que leyó, indicó que es complicado comprender la muerte, pero su necesidad también lo es, entenderla abre puertas y acerca al doliente y a los suyos al final.

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