Por más extraño que parezca, la ciencia ha comprobado que el olor a anciano existe y aparece a partir de los 30 años. La noticia dada a conocer por el químico e investigador José María Antón ha consternado a muchos.
Señaló que el olor es fácil de reconocer. Asegura que es un aroma rancio que se queda impregnado en las almohadas y ropa de los adultos mayores.
José María Antón señaló que dicho olor comienza a presentarse entre personas de entre 30 y 40 años. A esta edad, explicó, se presentan los cambios hormonales de la madurez que traen como consecuencia un aumento en la producción de lípidos en la piel.
Además, nuestra capacidad antioxidante se reduce lo que da como resultado que “aumente de manera exponencial la preoxidación”. Añadió que no tiene nada que ver con el sudor u otros fluidos corporales ni tampoco con la suciedad exterior.
La buena noticia, asegura el investigador, es que dicho olor es poco perceptible a medida que envejecemos vamos perdiendo capacidad olfativa. A partir de los 70 la pérdida es tan notable que caso somos tan inmunes al mal olor como los niños menores de 8 años.
Las primeras investigaciones sobre el olor a anciano
En Japón se hizo la primera investigación sobre el tema. Los integrantes de la compañía Shiseido documentaron los primeros resultados en el año 2001.
Para la cultura nipona, las fragancias suelen considerarse como una invasión del espacio común, por ello abundan los estudios sobre el tema. Sin embargo, debido al respeto que muestran a sus adultos mayores decidieron nombrar a estas peculiar esencia corporal de los ancianos “kareishu“.